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Mercedes Gallego
CORRESPONSAL EN NUEVA YORK
Viernes, 20 de mayo 2022, 20:20
Nunca en la historia una guerra había estado tan cubierta por los medios de comunicación como la de Ucrania. Será difícil encubrir los crímenes de ... unos o de otros, como demuestra la investigación del 'New York Times' que documenta paso a paso la ejecución de al menos ocho personas en Bucha a manos de soldados rusos el pasado día cuatro de marzo.
Las imágenes del pelotón de prisioneros con los ojos vendados y las manos en la nuca que grabaron las cámaras de seguridad de un comercio cercano son las últimas en que esos hombres ucranianos aparecen con vida. Los paracaidistas rusos les apuntaban con el rifle al cruzar la calle, obligándoles a caminar en fila india hasta un edificio de oficinas cercano donde serían ejecutados. «¡Moveos a la derecha, cabrones!», les grita uno de ellos.
Los testigos que ha entrevistado el rotativo neoyorquino para hilvanar las imágenes obtenidas han rellenado los huecos, que no eran muchos. «Los rehenes están en el suelo, allí, detrás de la valla», se escucha decir a la persona detrás de un teléfono, que también grabó la ejecución. «Hay uno, dos, tres, seguro, cuatro, cinco, seis…» Nueve en total. La sudadera azul brillante que lleva uno destaca desde la distancia.
New evidence — including three videos obtained by The New York Times — shows how Russian paratroopers rounded up and executed at least eight Ukrainian men in Bucha on March 4, a likely war crime. https://t.co/EnA2q943Ds pic.twitter.com/BRMDeGo0u6
The New York Times (@nytimes) May 19, 2022
El vídeo no recoge el momento de la ejecución, pero ocho testigos entrevistados por 'The New York Times' oyeron los disparos. Los hombres nunca regresaron. Al día siguiente un dron filmó ocho cuerpos maniatados en el suelo, confirmando la versión de los testigos. Dos soldados rusos seguían cerca de los cadáveres, de los que hay fotos que permitirán identificarles. El hombre de la sudadera celeste estaba entre ellos, en posición fetal con la capucha sobre la nuca. Algunos no tenían camiseta, a otros les salía por la cabeza. Les faltaban los zapatos, la mayoría tenía el pelo cortado a maquinilla.
El 144 de la calle Yabluska era un edifico de oficinas que los invasores rusos convirtieron en improvisado cuartel. Las imágenes grabadas por los drones recogen en el aparcamiento de atrás dos tanques rusos y un camión militar también ruso. El rotativo neoyorquino dice haber pasado «semanas» entrevistando a supervivientes, testigos, forenses, policías y militares que estuvieron en la población a las afueras de Kiev durante la incursión de las tropas rusas. Su equipo de periodistas no ha dejado piedra sin remover, escrutando las redes sociales y las denuncias de desaparecidos hasta lograr identificar a todos los fusilados.
«Eran esposos y padres, comerciantes y obreros que vivían la vida común de cualquier civil antes de la guerra. Las restricciones que impuso el gobierno para que los hombres no abandonaran al país, unida a su determinación de proteger a sus comunidades, hizo que la mayoría se uniera a las fuerzas defensivas en los días en los que fueron asesinados. Casi todos vivían a poca distancia de donde se encontraron sus cuerpos».
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