Plantan un tanque destruido en la batalla de Kiev ante la Embajada rusa en Berlín

«No hacemos sino plantar a los terroristas su propia chatarra a la puerta de casa», afirma el escritor y editor Wieland Giebel, uno de los protagonistas de la iniciativa para protestar contra el imperialismo ruso. «Han asesinado, saqueado y desplazado a millones de personas y siguen haciéndolo a diario», declara al presentar el monstruo blindado de 44 toneladas. La idea de plantar a la puerta de la Embajada de Rusia en Berlín un carro de combate convertido en chatarra surgió hace meses, pero para llevarla a cabo Giebel y su amigo y activista Enno Lenze han tenido que recurrir incluso a la justicia.

Las autoridades municipales del distrito berlinés de Mitte negaron al principio el permiso para su exposición con «argumentos piadosos», al señalar que en el tanque habían muerto personas. Pero el pasado octubre el Tribunal Administrativo de la capital alemana acabó dando luz verde al proyecto. Complicado fue también conseguir el tanque, aunque el Museo Histórico Militar de Kiev atendió finalmente la petición formal y cargó sobre un camión pesado un T-72B que había pertenecido a una unidad siberiana que trató infructuosamente de conquistar la capital de Ucrania.

Pese a tratarse de un arma monstruosa, ofrece ahora un aspecto lamentable. Tiene doblado completamente su eje central y sus pesadas cadenas cuelgan de sus ruedas metálicas. El tanque llegó de madrugada a Berlín procedente de Polonia, tras ser «desmilitarizado», es decir, una vez que sus armas fueron inutilizadas mediante perforaciones. Luego de ser descargado ante la entrada principal de la Embajada rusa en Berlín, será con seguridad protagonista de numerosos vídeos y fotografías. «Las imágenes darán la vuelta al mundo», subrayó Giebel.