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Beatriz Juez
París
Jueves, 14 de marzo 2024, 21:26
El instituto de Estudios Políticos de París Sciences Po, se encuentra en el epicentro de una polémica, después de que estudiantes propalestinos presuntamente impidieran esta semana a una alumna judía entrar en un anfiteatro de esta prestigiosa universidad por ser «sionista». Los organizadores del acto ... propalestino niegan que sean antisemitas.
«No la dejéis entrar, es una sionista», supuestamente dijeron los estudiantes propalestinos sobre la estudiante, según denunció en las redes sociales la Unión de Estudiantes Judíos de Francia (UEFJ). El presidente del Consejo Representativos de Instituciones Judías de Francia (Crif), Yonathan Afri, consideró que «un límite se ha cruzado en Sciences Po». El Crif ha pedido que se abra una comisión de investigación parlamentaria sobre el antisemitismo en la enseñanza superior.
«Las acciones de apoyo a la causa palestina no pueden justificar la estigmatización de los estudiantes judíos. El antisemitismo de atmósfera deber ser combatido con firmeza o nuestra democracia se asfixiará. Los establecimientos de enseñanza superior deben convertirse en santuarios republicanos contra el antisemitismo, la asignación identitaria y todos los odios», añadió el Crif en un comunicado.
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El incidente tuvo lugar el pasado martes durante la ocupación del principal anfiteatro del centro académico por un centenar de estudiantes propalestinos en el marco de una jornada de movilización universitaria europea en apoyo a Palestina. Los alumnos propalestinos denunciaron la situación que viven los civiles en la Franja de Gaza tras los constantes bombardeos de Israel en respuesta a los ataques terroristas de Hamás del 7 de octubre de 2023.
El Comité Palestina de Sciences Po, organizador de la protesta, negó que sean antisemitas. Estos estudiantes propalestinos aseguran que, una vez más, son objeto de «acusaciones infundadas de antisemitismo por parte de la extrema derecha», que les acusa «falsamente de ser un grupo antisemita». «No se ha impedido la entrada de ningún estudiante al anfiteatro debido a su pertenencia religiosa», aseguraron los organizadores de la conferencia propalestina.
Según ellos, no dejaron entrar a la estudiante judía porque varias veces ésta había grabado a los estudiantes propalestinos y había colgado sus vídeos en las redes sociales sin su consentimiento diciendo que apoyaban a Hamás convirtiéndoles en potenciales víctimas de ciberataques. Tras lo ocurrido, se ha abierto un debate en Francia sobre si hay un problema de antisemitismo en las universidades galas. El presidente Emmanuel Macron denunció el miércoles las declaraciones «incalificables y perfectamente intolerables» que se oyeron en este acto propalestino.
El primer ministro Gabriel Attal denunció «la gravedad» de lo ocurrido y anunció que, en estrecha colaboración con el ministerio de Educación, remitirá el asunto al fiscal de la República «por hechos de carácter antisemita». «Sciences Po siempre ha sido y continuará siendo, así lo deseo, un lugar de debate y de confrontación de puntos de vista. Pero estos debates y estas movilizaciones no pueden ir contra nuestros principios republicanos», opinó el jefe del Ejecutivo.
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Tras la polémica suscitada, la dirección anunció que remitirá el asunto a la sección disciplinaria del centro con el fin de que sean sancionadas «estas actuaciones intolerables» al considerar que se habían traspasado «varias líneas rojas». La prefectura de Policía de París ha prohibido este jueves una manifestación en apoyo de los estudiantes que habían organizado el martes acto propalestino en el anfiteatro de Sciences Po dado la existencia de «fuertes tensiones» en el centro.
El colectivo Urgencia Palestina, que reagrupa a varias asociaciones propalestinas, había convocado una concentración delante de esta universidad al considerar que «denunciar el genocidio no es un crimen». En los últimos años, Sciences Po se ha visto envuelta en varios escándalos. Mathias Vicherat, director del centro, presentó este miércoles su dimisión después de que su mujer y él fueran imputados por la justicia francesa por «violencias recíprocas en el seno de la pareja». Fréderic Mion, su antecesor en el puesto, se vio obligado a renunciar en 2021 tras revelarse que conocía desde hacía años las acusaciones de incesto contra el politólogo francés Olivier Duhamel y no lo había denunciado.
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