El primer ministro portugués abre la puerta a un adelanto electoral

La inestabilidad atraviesa la política portuguesa desde que el anterior primer ministro, el socialista António Costa, dimitió en noviembre de 2023 por supuesta corrupción. Un caso que la Justicia redujo con el tiempo a «meras especulaciones» tras no observar ningún delito. Para entonces -abril de 2024- Montenegro se estrenaba en el poder tras ganar los comicios por un estrecho margen, precisamente, sobre el partido de su antecesor. Incluyó decenas de ideas del resto de formaciones en su programa de gobierno para allanar una legislatura que intuía complicada pero, sin imaginarlo, la crisis que podría dinamitar su Ejecutivo once meses después ha estallado por una cuestión que nada tiene que ver con las decisiones de su gabinete.

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El líder conservador, de 52 años, está en el punto de mira tras la reciente publicación de varias informaciones en medios lusos sobre sus supuestos negocios. En el parón que se tomó en su carrera política -donde empezó muy joven tras afiliarse al Partido Social Demócrata (PSD)- decidió fundar un bufete y una empresa, Spinumviva, cerca de Oporto dedicada sobre todo a tareas de consultoría para diversos sectores. Era 2021 y cuando regresó a la vida pública al año siguiente traspasó las acciones y la gerencia de la compañía a su esposa, un trámite nulo al estar casados en régimen de bienes gananciales. La firma no cesó su actividad cuando Montenegro se convirtió en primer ministro así que el mandatario, según denuncia la oposición, se habría beneficiado de sus ingresos en este tiempo.

Paulo Raimundo, del Partido Comunista, fue este miércoles contundente al defender la segunda moción de censura contra Montenegro: hay «una mezcla de intereses y negocios privados (...) a la hora de ejercer funciones públicas». «Entendemos las dificultades que supone aclarar lo que se no se puede aclarar», remató durante la sesión parlamentaria. Chega se refirió al primer ministro como el «rostro» de la crisis política que soporta Portugal y advirtió que el país se dirigía a unas «elecciones anticipadas». «¿No imaginaba usted que esto levantaría sospechas?», le soltó Rita Matías desde la formación de extrema derecha, que quedó tercera en los comicios del pasado año. La diputada ultra aludió a otro de los asuntos que salpican al líder de centroderecha: dos operaciones inmobiliarias de su familia en Lisboa valoradas en 715.000 euros y pagadas al contado con dinero de cuentas que, según 'Correio da Manhã', no estarían declaradas.

El debate de este miércoles, que duró cuatro horas, se cerró con el rechazo de otra moción de censura contra Montenegro que, investigado por el Colegio de Abogados, la Fiscalía General del Estado y el propio Parlamento, abrió la puerta a un adelanto electoral. «El país necesita clarificación política y este es el momento», reconoció el mandatario, que consideró la cuestión de confianza como única salida a la delicada situación actual. La iniciativa tiene muchas posibilidades de fracasar ya que los socialistas y la ultraderecha -que suman más de la mitad de los escaños- anunciaron que votarían en contra. Si no cambian de idea, el Ejecutivo tiene los días contados.