Rusia e Irán firman un acuerdo de cooperación militar similar al que Moscú tiene con Corea del Norte

Las restricciones impuestas a Teherán se deben a su programa nuclear y al desarrollo de misiles mientras que Rusia afronta una situación aún peor por la anexión de Crimea y la guerra en Donbás, en 2014, y la ofensiva desencadenada contra Ucrania en febrero de 2022. El contenido completo del documento suscrito en Moscú por Putin y Pezeshkian no ha sido dado a conocer, pero, haciendo un seguimiento de la interacción de ambos países en los últimos años, no es un secreto que uno de los principales aspectos de sus relaciones es el suministro mutuo de armamentos.

Durante la rueda de prensa que siguió a la firma del acuerdo, Putin aseguró que Irán y su país han logrado «un gran avance». Según sus palabras, se trata de «elevar nuestras relaciones a un nivel cualitativamente nuevo (…) y crear las condiciones necesarias para el desarrollo estable y sostenible de toda nuestra región euroasiática». Pezeshkian, por su parte, dijo que el contenido del documento «cubre todo, desde el comercio, la economía, la cooperación militar y la lucha contra el terrorismo hasta la energía, la ciencia, el transporte, la educación, la cultura y el turismo». Según la Embajada de Irán en Moscú, el convenio consta de 47 apartados.

Un tratado parecido firmó Rusia con Corea del Norte el año pasado, que les compromete a apoyarse política, económica y militarmente, además de brindarse protección mutua en caso de que una de las dos partes sufra una «agresión» desde el exterior. En virtud de ese acuerdo, soldados norcoreanos luchan ya, junto con las tropas rusas, en contra del Ejército ucraniano en la región rusa de Kursk. Sin embargo, el Ministerio de Exteriores iraní ha puntualizado en un comunicado que Teherán y Moscú no se han comprometido a protegerse mutuamente ante un conflicto. La cooperación militar tiene que ver solamente con el suministro de armas, asistencia militar y maniobras conjuntas.

El analista militar Yuri Fiódorov cree que Irán no enviará sus soldados al frente ucraniano porque tiene suficientes problemas militares y económicos propios. Otro experto, Ruslán Suleimánov, subraya que el «socio estratégico de Rusia se ha visto debilitado por la caída del régimen de Bashar al Assad en Siria, por la derrota del grupo Hizbolá en el Líbano y la crisis energética». Según su opinión, «lo que importa no es el acuerdo en sí, sino el momento en el que se firma (…) el líder ruso y el iraní deben buscar la manera de resistir a la llegada de Donald Trump» a la Casa Blanca y tratar de impresionar mostrando un supuesto frente común ante Occidente. Hasta ahora, las relaciones entre Moscú y Teherán se venían rigiendo por un acuerdo «básico» de cooperación suscrito en 2001, que se ha ido renovando automáticamente cada cinco años.