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Donald Trump ha subido al mundo en un toro mecánico. Es fácil imaginar al presidente disfrutando del espectáculo con un sombrero de cowboy y dos ... pistolas. El miércoles sorprendió con su llamada telefónica a Vladímir Putin para hablar con él del final de la guerra en Ucrania sin contactar antes con el mandatario del país invadido, Volodímir Zelenski. El efecto de esa conversación ha sacudido la Conferencia de Seguridad que se celebra hasta este domingo en Múnich. Allí, el líder ucraniano se citó este viernes con el vicepresidente de EE UU, JD Vance, y advirtió de que sólo se reunirá con el jefe del Kremlin para negociar la paz si antes pacta con Trump y Europa «un plan para detener» al mandatario ruso. Busca abrigo en la unidad occidental para afrontar el fin del conflicto en una posición lo más fuerte posible.
El presidente ucraniano reconoció que las negociaciones con Rusia para poner fin a la guerra serán «muy difíciles». Aseguró que su gobierno está abierto a todo tipo de iniciativas, desde el estacionamiento de un contingente de fuerzas de paz en su país a garantías de seguridad. «Estamos dispuestos a cualquier planteamiento con tal de frenar a Putin», insistió Zelenski. En su opinión, la entrada de Kiev en la OTAN sería «la variante más barata» para cerrar el conflicto. Pero en ese punto apenas tiene apoyo.
La reunión con Vance escenificó las difencias entre ambas partes. El vicepresidente de EE UUabogó por una «paz duradera» y Zelenski, por una «paz garantizada». Previamente, Vance había defendido que EE UU, Rusia y Ucrania pueden llegar a un «acuerdo razonable». Esa afirmación contrasta con la postura inicial anunciada por Trump y corroborada luego por su secretario de Defensa. Pete Hegseth dejó claro que la seguridad europea ya no es una prioridad para Washington. Además, en su contacto telefónico con Putin, el magnate dio por hecho que Kiev jamás ingresará en la OTAN y que no recuperará el territorio perdido. Esas dos concesiones refuerzan al Kremlin y dejan contra las cuerdas a Zelenski. El presidente ruso tratará de vender la paz como una victoria y el ucraniano peleará por evitar que se convierta en una derrota.
La primera jornada de la cumbre comenzó con un lío:Trumphabía anunciado una reunión a tres bandas en Múnich entre su país, Rusia y Ucrania. No se produjo. De hecho, a la ciudad alemana sólo se desplazaron desde Moscú miembros de la oposición a Putin. Luego, Zelenski dejó claro que sólo se verá con un ruso, «con Putin», y siempre después de acordar una postura común con EEUU y la Unión Europea, a la que el presidente norteamericano ha dejado sin asiento en este inicio del proceso de paz. Para Trump, la única misión de la UE pasa por invertir miles de millones en la reconstrucción de Ucrania. No quiere aportar más armas y fondos a Kiev. Según 'The Washington Post', un representante norteamericano trasladó ayer una propuesta a Zelenski para quedarse con los derechos del 50% de las tierras raras y otros minerales. Fue rechazada.
De momento, la UE sólo es un espectador, atento, eso sí, a la charla que mantuvieron Zelenski y Vance. El presidente ucraniano dijo que había sido cordial. Un primer paso. «Tenemos que hablar más, trabajar más», declaró tras la cita. Confía en que Trump ayude a su pueblo a salir de las trincheras. «Cuento con él, porque es el presidente de un país que nos ha dado mucho durante estos tres años. Si escoge nuestro lado y no se queda en la mitad, presionará a Putin para que termine el conflicto», declaró.
Pero también expresó sus dudas al recordar que EE UU nunca ha querido a Ucrania dentro de la OTAN. Ni Trump ni su antecesor, el demócrata Joe Biden. «Hablaban y decían que sí, pero no nos querían allí. Me reuní con muchos senadores y congresistas que estaban a favor, pero a nivel del líder del país jamás escuché decir que estaríamos dentro de la organización», señaló. «Ucrania puede fortalecer a la OTAN porque cuenta con un ejército fuerte y eso va en el interés de la Alianza», argumentó Zelenski.
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El presidente ucraniano espera que Estados Unidos y Europa permanezcan unidos en su apoyo a Kiev. «Supondría un mensaje para Putin. No me refiero solo al apoyo militar, sino al político, es muy importante permanecer juntos», recalcó.
Mira más hacia Occidente que a Moscú. En su agenda no figura ninguna cita con representantes del Kremlin. «Para mí, el orden de la reunión sería: primero Estados Unidos, después Europa y finalmente Rusia», zanjó. En Múnich, al menos, el mandatario de Kiev recibió el apoyo de la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, y del jefe del Consejo Europeo, António Costa, que le transmitieron su compromiso de mantener el respaldo «continuado» a Ucrania hasta que se logre una paz «justa, global y duradera». Von der Leyen lanzó un aviso:«Una Ucrania derrotada debilitaría a Europa, pero también a EE UU».
Los mensajes de Múnich no tuvieron demasiado eco. Lejos, en Arabia Saudí, el Gobierno de Riad anunció su total disposición a acoger la reunión anunciada por Trump con Putin para hablar entre ellos de la guerra en Ucrania. Más allá de lo que piensen Zelenski y la UE, los presidentes de EE UU y Rusia siguen empeñados en protagonizar por completo la negociación que ponga fin a este conflicto.
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Ana del Castillo
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