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M. Pérez
Martes, 18 de febrero 2025, 19:58
Volodímir Zelenski no estará este miércoles en Arabia Saudí. El presidente ucraniano, que hace días tenía prevista esta visita oficial, anunció este martes que aplaza ... el viaje hasta el 10 de marzo para evitar coincidir con la resaca de la cumbre de este martes en Riad entre las delegaciones de Estados Unidos y Rusia. Visiblemente enfadado desde Turquía, donde mantuvo un encuentro con su homólogo Recep Tayyip Erdogan para «fortalecer las relaciones» bilaterales, el presidente ucraniano menospreció la primera reunión de alto nivel entre Washington y Moscú desde el comienzo de la invasión hace tres años. y expresó su enfado por la ausencia de Kiev en la mesa.
«Nadie nos invitó a la reunión en Arabia Saudí. De hecho, su existencia ha sido una gran sorpresa para nosotros; nos enteramos por la prensa», comentó, aunque este dato parece extraño a la vista de que la minicumbre había sido profusamente aireada y de que el propio Zelenski había acordado entrevistarse este miércoles con el jefe de la diplomacia de EE UU, Marco Rubio, en Riad. El líder ucraniano en persona canceló esta reunión después de que los enviados de la Casa Blanca y el Kremlin salieran a hacer sus declaraciones. «La reunión que debíamos tener ya no me importa, si tengo que ser sincero. Somos honestos y estamos abiertos a las negociaciones», dijo antes de añadir que ahora será la delegación estadounidense la que deba desplazarse a Kiev.
El horizonte para Zelenski se ha transformado vertiginosamente desde que el demócrata Joe Biden, su principal valedor global, dejara la presidencia del país en enero. Trump no quiere oír hablar de envíos masivos de armas de manera continuada, ni su gabinete tampoco. El propio Marco Rubio criticó la estrategia de Biden con la antigua república soviética considerando que mandar tonelafdas de armamento sin un plan preconcebido de cómo, cuándo y dónde utilizarlas para que infligieran el máximo daño suponía un planteamiento «inútil».
Trump aspira a cortar esa dinámica, pero sobre todo desea una negociación rápida y directa para zanjar la crisis ucraniana. Ha puesto a su equipo la fecha límite de Pascua, el 20 de abril, y en esa apuesta ha asumido la teoría de que la distancia más corta entre dos puntos es la línea recta. En otras palabras, una negociación cara a cara con Moscú sin interferencias ni de Europa ni de Kiev hasta que el proceso empiece a encarrilarse. Eso le permite no centrar el esfuerzo únicamente en la resolución de la guerra sino envolverlo en un papel más amplio, como pudo comprobarse este martes en Arabia Saudí, de restablecimiento de relaciones, nuevas expectativas energéticas y posibles acuerdos comerciales.
24 de febrero
de 2022 fue el día en que las tropas rusas iniciaron la invasión de Ucrania.
Zelenski siente ahora una soledad internacional que no ha conocido desde el comienzo de la invasión el 24 de febrero de 2022. Pero es perro viejo. A la Conferencia de Múnich de la semana pasada acudió con la idea de espolear a la UE, que también ha espaciado la contundencia y el número de mensajes de apoyo desde la marcha de Josep Borrell como jefe de la diplomacia comunitaria. Dijo que la Unión debe fotalecerse militarmente y soslayar la dependencia de EE UU. Pero ni resulta sencillo ni será a corto plazo.
El líder ucraniano es consciente de que los arsenales de Europa están en mínimos a causa de la guerra y de que los gobiernos carecen del dinero y la capacidad industrial para mantener el abastecimiento al ejército de Kiev. Por no hablar de la discrepancias internas entre los Veintisiete sobre el conflicto o la petición de aumentar el gasto europeo en Defensa. Todos ellos son elementos que restan credibilidad sobre el poder de la UE para ofrecer unas garantías de seguridad sólidas a la exrepública invadida.
Erdogan deslizó este martes en la rueda de prensa en Ankara que Turquía resultaría un buen escenario para una conversaciones entre Kiev, Moscú y Washington. De momento, toca esperar. La delegación rusa parte este miércoles de Riad hacia Moscú. El secretario de Estado de EE UU, Marco Rubio, y sus asesores pensaban alargar la estancia a la espera de Zelenski y su frustrado encuentro.,
«Somos los primeros que queremos la guerra termine. Queremos paz, pero queremos una paz justa. No queremos una paz que sea conseguida detrás de las bambalinas, sin nosotros», manifesó el presidente ucraniano.
El mandatario, ya se ha dicho, es perro viejo. Conoce la narrativa interbélica. Este martes apeló a la traumática retirada de las tropas estadounidenses de Afganistán, que muchos republicanos compararon con Vietnam y que pesó como una losa en el mandato de Joe Biden, para recordarle a Tump que la «tragedia» podría repetirse si la Casa Blanca le retira su apoyo o impide la integración de Ucrania en la OTAN,
«Recordamos lo que ocurrió en Afganistán cuando los estadounidenses se marcharon a toda prisa» y los talibanes regresaron al poder en un par de días. «No creo que a nadie le interese Afganistán 2.0. Sería un error. Puede que no sea exactamente comparable con Afganistán, pero la falta de respeto por la vida humana condujo a la tragedia de entonces», espetó Zelenski, quien abogó por implicar a la UE en las negociaciones y crear una misión militar de paz como ha propuesto el primer ministro británico, Keir Starmer.
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Ana del Castillo
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