Secciones
Servicios
Destacamos
iñigo gurruchaga
Corresponsal. Londres
Martes, 14 de diciembre 2021, 21:19
La sociedad británica sigue su carrera para vacunarse con la tercera dosis antes de que el también rápido avance de la variante Ómicron provoque un desbordamiento del Servicio Nacional de Salud. El lunes, cuando se lanzó la nueva campaña, 513.722 personas fueron vacunadas. El ... 42% de los mayores de 12 años han sido ya inoculado. Y se han eliminado los 15 minutos de espera en observación tras recibir la dosis, para que puedan inyectarse más.
El ministro de Sanidad, Sajid Javid, dijo que, aunque la cifra oficial de infecciones el lunes fue de 59.610, la realidad es que llegan a 200.000. Ha habido un aumento del 10% en el número de hospitalizados y un descenso del 6.5% en la de muerte de personas que habían dado positivo en un test en los últimos 28 días. La gran ola de infecciones estaría al llegar mientras las estructuras para la vacunación se despliegan.
Las noticias desde Sudáfrica van confirmando que los tiempos de hospitalización son menores que con anteriores variantes, pero una población británica cívica o temerosa se apresura para recibir la tercera dosis y hacerse test. Problemas logísticos de distribución repercuten en el suministro, pero la aptitud del sistema podrá juzgarse con el paso de los días, tras un inicio súbito.
El Gobierno ya no afirma, como hizo el primer ministro, Boris Johnson, que el objetivo es vacunar a todos los adultos antes de final del año. Incluso él ha adoptado el sutil cambio de esa promesa por los directivos del Servicio Nacional de Salud. Se han comprometido a que todos los británicos adultos reciban antes del fin del año una oferta para vacunarse, que no es lo mismo.
Nazis
Mientras la sociedad se contagia y se pertrecha, en el Parlamento había división. El notorio 'brexiter', Marcus Fysh, con un currículum de bronquista, equiparó la exigencia de certificados de vacunación para entrar en clubes nocturnos o grandes foros con la exigencia de papeles en la Alemania nazi. Desacreditó así a la facción libertaria antes del voto de las nuevas restricciones.
La cuestión es, según disidentes conservadores más cabales, si los certificados de vacunación tienen algún efecto en la expansión de la pandemia. Le decían al Gobierno que las pruebas de test negativo antes de entrar en esos locales sí ayudan, sin embargo, a contener la expansión. ¿Cuál es la intención real de la medida?, preguntó el exministro Greg Clark. ¿Fomentar la vacunación?
El joven portavoz laborista sobre asuntos de Sanidad, Wes Streeting, desempeñó el papel de estadista. Su partido quería mostrar que es responsable votando en favor de las medidas. Defendió a su rival, el ministro Javid, del zafio insulto de Fysh. Luego, defendió los certificados de vacunación por dar confianza a sus propietarios para ir al fútbol o a un night-club; o sea, una especie de placebo para el ánimo.
El líder del partido, sir Keir Starmer, afirmó que su apoyo a las medidas del Gobierno eran «un deber patriótico». La exministra 'tory', Andrea Leadsom, había dicho antes que eran excesivamente autoritarias para una política que se basa, según ella, en un «por si acaso». El ministro Javid insistió en que las han propuesto para reducir el riesgo de que tal ola de infecciones- 59.000 o 200.000, quién sabe- provoque un colapso de los servicios hospitalarios.
Esto iba a ser la sexta muerte del felino Boris Johnson, pero la rebelión no hizo sangre ni rasguño. ¿Obligatoriedad de las máscaras? 441 contra 41. ¿Certificados de vacunación para ir a un club? 369 contra 126. Los laboristas apuntaban a los medios, tras once años y medio en la oposición, que, según su cálculo, un centenar de conservadores se había rebelado sobre esta última cuestión.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.