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Simpatizantes del Frente Polisario responden a una arenga en uno de los campos de refugiados saharauis en Rabuni EFE
El Frente Polisario anuncia la reanudación del conflicto armado con Marruecos

El Frente Polisario anuncia la reanudación del conflicto armado con Marruecos

Responde con una declaración de guerra al envío de tropas por Rabat para despejar las barricadas que bloqueaban el paso fronterizo con Mauritania

gerardo elorriaga

Madrid

Viernes, 13 de noviembre 2020, 22:12

  La Secretaría General del Frente Polisario anunció este viernes el fin de la tregua que estableció con Marruecos en 1991, la proclamación del estado de emergencia y el comienzo de una «gran guerra de liberación». La declaración tiene lugar después de que tropas enviadas por Rabat despejaran durante la noche del jueves los obstáculos situados en el paso de Guerguerat, localidad fronteriza con la vecina Mauritania.

Los soldados desmontaron las barricadas que varios civiles habían colocado hace tres semanas y que impedían la entrada de unos doscientos camiones. La entidad secesionista ha interpretado esta acción, llevada a cabo en una zona desmilitarizada, como una agresión que viola el alto el fuego.

La declaración de guerra suscita más interrogantes que certezas. El incidente en esta zona, situada 930 kilómetros al sur de la capital, El Aaiún, tuvo un precedente similar hace tres años que también generó tensiones, pero sin alcanzar la misma repercusión. En esta ocasión, los guerrilleros evacuaron a los manifestantes antes de que llegaran las tropas y, al parecer, solo se produjeron intercambios de disparos al aire.

La posibilidad de un nuevo conflicto armado se antoja compleja. Supondría una crisis sin precedentes entre Marruecos, que cuenta con el generoso apoyo de Washington, y Argelia, sumida en una profunda crisis política. Las disensiones internas en el Frente Polisario y la creciente inestabilidad en la región, víctima de la insurrección yihadista, complican aún más el escenario. A su vez, España, la antigua metrópoli, se ha convertido en el convidado de piedra y su rol se ha reducido a la condición de agente humanitario

La protesta saharaui responde directamente a la renovación del mandato de la Minurso el 30 de octubre por el Consejo de Seguridad de la ONU. El acuerdo supone, en realidad, la constatación del fracaso de sus buenos oficios y el completo estancamiento del problema.

La Misión de Naciones Unidas para el Referéndum del Sahara Occidental, instaurada en abril de 1991, debía organizar un plebiscito para determinar la independencia o la incorporación al reino alauita. Su fracaso y la incapacidad para restablecer el diálogo entre las partes la han despojado de su verdadero fin y convertido en mero agente sancionador de una situación 'de facto' sin visos de cambio.  

Segregación frente a autonomía

El actual conflicto saharaui hunde sus raíces en la firma del Acuerdo Tripartito de Madrid, que hoy cumple 45 años. El compromiso para establecer una administración entre España, Marruecos y Mauritania, llevado a cabo días después de la Marcha Verde, nunca llegó a cumplirse y tan solo fue un preámbulo para la definitiva ocupación marroquí. La represión de los invasores provocó que miles de saharauis abandonaran las ciudades y buscaran refugio en la vecina Argelia.

El Frente Polisario mantuvo la resistencia local hasta que en 1991 se alcanzó un acuerdo de alto el fuego auspiciado por la ONU y la Organización de la Unidad Africana. Las discrepancias sobre el censo electoral impidieron la celebración de la consulta. El Polisario quería remitirse al padrón de 1974, mientras que Marruecos pretende la inclusión de todos aquellos colonos llegados desde el norte tras culminar la invasión. Hoy, Rabat se opone a la segregación y ofrece solo la posibilidad de una amplia autonomía.

La falta de iniciativas concluyentes ha sido la tónica a lo largo de las tres últimas décadas. Marruecos ha levantado un muro de 2.700 kilómetros que protege el 80% de la superficie de la antigua provincia española. La barrera, fuertemente armada, permite la explotación de sus minas de fosfato y los bancos pesqueros del litoral, los principales recursos económicos del Sahara Occidental. La población bajo su control ha ascendido a 600.000 habitantes, mientras que, al otro lado de la barrera, en el arenal argelino de Hamada, subsisten unos 173.000 refugiados acogidos en campamentos.

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