¿Es una «idiotez» un memorial del Holocausto?
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Hasta algunos supervivientes rechazan el plan para ubicar en un jardín de Londres el mejor centro de educación sobre la barbarie antisemita. «Es casi un insulto», lamentanSecciones
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Hasta algunos supervivientes rechazan el plan para ubicar en un jardín de Londres el mejor centro de educación sobre la barbarie antisemita. «Es casi un insulto», lamentanSólo una judía nonagenaria que ha sobrevivido a los campos de concentración puede lanzar a los promotores de un monumento memorial del Holocausto que su idea es «una absoluta idiotez». Así lo ha dicho en el Parlamento británico Anita Lasker-Wallfisch, de 98 años, que ... sobrevivió a su cautiverio en Aushwitz y Bergen-Belsen porque tocaba el violonchelo en la orquesta de presos. En sus memorias -'Inherit The Truth' (Heredad la verdad)- describe a sus hijos cómo fue destruida una familia culta, liberal e integrada en la sociedad alemana cuando el fracaso de la política dejó el poder en manos de los nazis. Víctima de una violencia aberrante, se expresó en la Cámara con un sentido del humor que abriga su amargura. «La idea de crear un centro de aprendizaje es casi un insulto», señaló. «¿Qué vamos a aprender después de 80 años? ¿Que no tenemos que matarnos los unos a los otros? Es una buena idea. ¿Qué vamos a aprender?».
La Comisión que propuso en 2015 la construcción del Memorial del Holocausto ya tenía en su plan inicial incluir un centro de educación, que además debía ser «el mejor del mundo». La iniciativa partió del entonces primer ministro David Cameron, y fue apoyada por la fallecida Isabel II y por su hijo, ahora Carlos III. Miembros de los tres principales partidos figuraban entre los encargados de elaborar el proyecto. En su primer informe se mencionaban numerosos departamentos universitarios y museos dedicados a la barbarie antisemita en el Reino Unido.
Para escribir su terrible experiencia y la de otros miembros de su familia, Lasker-Wallfisch se documentó, por ejemplo, en la biblioteca Wiener, considerada como un excepcional recurso para investigadores de la 'Shoah'. Pero había frustración respecto al memorial encargado en 1983 por el Consejo de Diputados de los Judíos Británicos en Hyde Park: unas rocas grises abrazadas sobre un lecho de gravilla, en un pequeño bosque de abedules plateados. Los críticos se quejan de que no tiene identidad.
La Comisión de Cameron quería algo más rimbombante. Por eso pasó a ser una fundación, una agencia del Gobierno en realidad. Pero la evolución del plan ha tenido constantes tropiezos, principalmente por su ubicación. La intención era ejecutarlo en los Jardines de la Torre Victoria, el más pequeño parque real de Londres, al oeste del edificio parlamentario del Palacio de Westminster, en la ribera norte del Támesis. Pero los tribunales prohibieron su construcción, después de que a finales del siglo XIX un empresario que ganó una gran fortuna vendiendo periódicos, W. H. Smith, pagara parte del coste para que fuese un parque público. El Gobierno ha respondido con una ley que anula dicha protección. Mientras, el presupuesto de un centro cuyo diseño arquitectónico provisional tampoco agrada se ha elevado a cerca de 145 millones de euros.
Las quejas proliferan,porque las obras podrían causar inundaciones en el edificio del Parlamento y obligarían a talar centenarios árboles planos, típicos de la capital. Además, se obstruiría la visión de la fuente de Buxton, que conmemora la prohibición de la esclavitud. ¿Y qué ocurrirá con el parque infantil, único en un vecindario sin espacios verdes? Anita Lasker ha acuñado una perspectiva popular: «El memorial es demasiado pequeño para su propósito, demasiado grande para el parque».
Supervivientes de los campos ha argumentado ante el comité parlamentario que debate el proyecto que no es el momento ni el lugar adecuado y proponen que se construya en los jardines del Imperial War Museum, donde ya hay una zona dedicada al Holocausto. Rabinos londinenses se quejan, por su parte, de que los obstáculos son provocados por el antisemitismo.
«No tengo ningún problema con el memorial del Holocausto, pero desde el punto de vista de la arquitectura no sé si este es el mejor lugar», advertía María José Hurtado, profesora chilena de Ciencias, de viaje por Europa, mientras paseaba con su hermana por la linde del parque. En su opinión, la construcción del centro de aprendizaje sería una iniciativa positiva, «por lo rápido que podemos volver a caer en lo mismo, como está ocurriendo ahora en Palestina», aunque, puntualiza, «una cosa no se puede comparar con la otra».
A escasos metros, un programador informático polaco, de 39 años, también defendía la idea. «Mi abuelo dice que hay que aprender Historia para que no se repita», afirmaba, mientras recordaba que en su colegio se educaba a los alumnos sobre el Holocausto, De Cracovia, donde vive, parte a diario una legión de turistas para visitar el museo habilitado en el campo de Auschwitz, liberado por tropas rusas un 27 de enero, hace 80 años.
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