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NEREA VIEYTEZ | D. VIDAL
Viernes, 18 de marzo 2022, 09:16
Nadie sabe cuánto ni dónde. Todas las cifras que se manejan desde hace años sobre la fortuna de Vladimir Putin hay que cogerlas con pinzas, aunque tras la búsqueda de los números exactos hay todo un ejército: periodistas, opositores rusos, académicos y escritores con libros ' ... secuestrados', políticos, abogados, analistas financieros, algún que otro militar del Pentágono y espías. Muchos espías. Pero nadie sabe cuántas propiedades tiene Putin en realidad. No hay ni una sola prueba fiable de su riqueza oculta, que podría superar los 100.000 millones de dólares.
Los gobiernos occidentales anunciaron la pasada semana su intención de congelar los activos del presidente como castigo por invadir Ucrania. Pero, ¿qué es lo que realmente pueden congelar? Según datos oficiales de sus declaraciones financieras, Putin gana cerca 140.000 dólares al año y tiene un pequeño apartamento.
El propio presidente ruso se ha pronunciado en pocas ocasiones sobre este asunto y hace ya varios años, en el 2008, aseguró con cierta guasa que no solo era el hombre más rico de su país, «sino de todo el mundo, porque el pueblo ruso me ha confiado el liderazgo de esta gran nación. Esa es mi mayor riqueza».
Cuando los periodistas le preguntaron por los 1.000 millones de dólares que habría costado la secretísima construcción de un palacio en el Mar Negro, su espectacular colección de relojes (valorada en medio millón y que incluyen un modelo 1815 de A. Lange & Söhne hecho con plata y platino, agujas de oro y una correa de piel de cocodrilo cosida a mano) o las mareantes cifras de su presunto patrimonio, Putin ya dejó ver entonces algo de ese carácter que ahora aterroriza al mundo. «Son chismes que no merece la pena discutir. Simplemente basura. Se sacaron algo de la nariz y lo pusieron en un papelito».
El palacio en el Mar Negro
El conocido como 'Palacio de Putin' es una enorme propiedad ubicada en la ciudad turística de Gelendzhik, en la costa sur del Mar Negro. Cuenta con casino, un complejo subterráneo de hockey sobre hielo, una sala de cine y un viñedo. «Tiene su propio puerto, una iglesia, una zona de exclusión aérea e incluso un puesto de control fronterizo», según un documental publicado el año pasado por el encarcelado líder de la oposición Aleksei Navalny. Tras su emisión, el multimillonario Arkady Rotenberg, amigo de la infancia del presidente ruso, dio un paso al frente para acabar con las especulaciones y dijo ser el dueño de la finca. Argumentó que la estaba convirtiendo en un complejo con hotel y apartamentos.
Hace tiempo que un suplemento económico del diario ruso 'Kommersant' enumeró los palacios y mansiones dispersas por toda Rusia para uso y disfrute del mandatario. Allí también figuraba una villa de 4,1 millones de dólares en Mónaco, comprada a través de una empresa por una mujer que, según se dice, es la amante de Putin. Y además está una costosa mansión en el sur de Francia vinculada a su exmujer: una construcción de estilo 'art deco' valorada en varios millones de euros en Anglet.
El todopoderoso presidente ruso se ha comparado en más de una ocasión con un «esclavo de galeras, que trabaja desde el amanecer hasta caer la noche», pero que no tiene problemas para desplazarse. Dispone de numerosos coches de lujo, 15 helicópteros, 43 aviones y 4 yates entre los que destaca El Graceful, una embarcación de lujo de 100 millones de dólares vinculada a él desde hace tiempo en informes periodísticos. Este barco fue detectado saliendo de Alemania con destino a Rusia pocas semanas antes de la invasión de Ucrania. Otra de sus embarcaciones, el 'Cirius', cuenta con seis camarotes VIP, bodega, sauna y un inmenso comedor. El interior está ideado por el famoso diseñador Jean Guy Vergès.
La mayor parte de las informaciones sobre la fortuna de Putin han sido publicadas por el inversor británico Bill Browder, un financiero que se ha convertido en el enemigo número uno del presidente. Así lo plasmó en su libro 'Notificación roja', en el que relata cómo «policías, funcionarios fiscales y delincuentes organizados rusos robaron 230 millones de dólares de los impuestos» que su empresa Hermitage Capital había abonado al Gobierno ruso. En el texto explica cómo pasó de confiar en la supuesta intención del presidente de apartar a los oligarcas del poder, a convencerse de que solo quería ocupar el lugar que ellos tenían. A Browder se le prohibió la entrada a Rusia en 2005 y en 2017 declaró ante el Congreso que creía que la riqueza de Putin podría ascender a la extraordinaria suma de 200.000 millones de dólares.
Otras fuentes sostienen que gran parte de su riqueza podría estar oculta a través de una red de paraísos fiscales en manos de personas de su confianza. Las filtraciones de índole financiera también han ofrecido pistas sobre la proximidad de Putin a la riqueza, aunque él no aparezca en los datos. Los Papeles de Panamá, un conjunto de archivos sobre cuentas en paraísos fiscales hechos públicos en 2016, mostraban datos de la riqueza secreta de muchos amigos y familiares del presidente.
Desde el Kremlin insisten en que Putin es un hombre de gustos sencillos, publican imágenes suyas en los bosques siberianos, montando a caballo y niegan que posea ningún palacio. «Vladimir no tiene necesidad de lujos», dijo el presentador de la televisión estatal Dmitri Kiselyov en su programa a principios del año pasado, tras el vídeo de investigación de Navalny sobre la finca del Mar Negro.
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