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La estancia durante apenas 18 horas del presidente de China, Xi Jinping, ha convertido la isla de Gran Canaria en un búnker. Al dirigente asiático le ha acompañado un enorme despliegue de seguridad, formado por agentes tanto de España como de China. La comitiva ha ... ocupado por completo un hotel de lujo y cada metro de su tránsito en suelo isleño ha estado bajo vigilancia, incluso con drones, desde el miércoles hasta su partida este jueves camino de Lima, capital de Perú, donde asistirá al Foro de Cooperación Económica Asia Pacífico (APEC). Allí celebrará un encuento con el aún presidente de EE UU, Joe Biden, marcado por la reciente victoria electoral de Donald Trump. Xi Jinping ha hecho escala en Canarias, una tierra que conoce y «aprecia», y en la que no le ha faltado de nada. Ni siquiera «cajas y cajas» de la 'Coca Cola' china y sus propias sábanas y toallas.
El mandatario asiático visitó el miércoles la Casa de Colón, enclavada en el corazón del barrio fundacional de Vegueta de Las Palmas de Gran Canaria. Se interesó especialmente por la sección dedicada a los viajes del descubridor de América, «una de esas personas que fue más allá de lo conocido», según destacó. Hasta estableció un paralelismo con el almirante Zheng He (1371-1433), el mayor explorador marítimo chino de la historia.
Tras su recorrido por Vegueta, el presidente chino y su comitiva se desplazaron al Hotel Santa Catalina Royal Hideaway Hotel. A pesar de su reciente renovación y el lujo que rodea al establecimiento –reabrió sus puertas en 2020 tras una inversión de 25 millones de euros– Xi Jinping impuso una serie de exigencias. La más llamativa, según 'Canarias 7', fue el cambio de cristales de los ventanales de su habitación, la Royal Suite, para instalar un blindaje. Esta habitación tiene un precio por noche que ronda a los 1.000 euros.
Todo estaba bajo control. Parte del dispositivo de seguridad llegó a la isla el viernes a bordo del B747-400 de Air China Cargo. La aeronave trasladó varios vehículos blindados, grupos de agentes y aparatos para el control y vigilancia aérea. El hotel, además, fue decorado con 300 imágenes de pandas y se instalaron lavadoras de uso exclusivo para la comitiva por motivos de seguridad. Algunos miembros del séquito han estado incluidos dentro del personal en el servicio del hotel. También instalaron cámaras por todo el establecimiento. En la suite del presidente colocaron su propio servicio de sábanas, toallas y vajilla. Además, llegaron «cajas y cajas» de la 'Coca Cola' china para el personal y el propio Xi Jinping. La comitiva ocupó 140 de las 200 habitaciones. El resto permanecieron vacías, como la planta ocupada por el presidente.
En el camino desde el hotel hasta la base de Gando, donde esperaba a Xi Jimping y su comitiva –formada por 150 personas– el avión con destino a Lima, cada cruce estuvo controlado por la policía. En las aceras saludaban al presidente grupos de compatriotas que, eso sí, estaban acreditados e identificados. Un miembro del equipo de seguridad chino les 'aconsejó' no hablar con prensa extranjera, según 'Canarias 7'.
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