Israel y Hamás completan otro canje entre acusaciones de violación del acuerdo

El intercambio discurrió sin problemas, pero unos y otros se acusaron de no respetar el acuerdo. La oficina del primer ministro hebreo, Benjamín Netanyahu, denunció en un comunicado que Hamás no respetó el texto porque debía liberar antes a las mujeres civiles que a las militares. Desde Israel insistieron en el nombre de Arbel Yehud, de 29 años y secuestrada en el kibutz de Nir Oz, que estaría en manos de Yihad Islámica.

Los israelíes ordenaron a sus tropas seguir en el corredor de Netzarim hasta que se produzca la entrega de Yehud, lo que supone que los gazatíes desplazados al sur de la Franja no podrán regresar a sus casas, o lo que quede de ellas, en el norte, tal y como recoge el acuerdo. Miles de personas esperaban poder cruzar y esperaban en la carretera la retirada de los militares, pero estos no se fueron e incluso abrieron fuego y hubo al menos un muerto.

Hamás lamentó que Israel retrase «la implementación del alto el fuego» y advirtió que Tel Aviv será responsable de las «consecuencias» de estas demoras. La primera fase del acuerdo tiene una duración fija de 6 semanas y en este tiempo los islamistas se han comprometido a liberar a 33 rehenes; de momento ya han dejado salir de Gaza a 7. En los próximos días deben sentarse de nuevo a negociar israelíes y palestinos para acordar los términos de la segunda fase y no parece que vaya a ser una tarea sencilla.

Como hace una semana, Hamás preparó todo un espectáculo con motivo del intercambio de cautivos por prisioneros. El acontecimiento contó con señal en directo de las grandes cadenas árabes, para tratar así de dar una imagen de fuerza frente a su propia gente y a su enemigo. Hubo una especie de desfile militar en vehículos todoterreno por las destrozadas calles de la Ciudad de Gaza. Y decenas de milicianos de Hamás y de Yihad Islámica, todos encapuchados, blindaron la plaza donde se produjo la entrega de las cuatro jóvenes israelíes, vestidas con sus uniformes, a los enviados de la Cruz Roja Internacional (ICRC, por sus siglas en inglés). Hamás montó un escenario.

Los medios israelíes destacaron que las militares «aparecieron ante las cámaras caminando, con aspecto saludable, sonrientes y saludaron al público en el momento de la entrega». Los equipos del ICRC entregaron a las jóvenes al ejército hebreo, que las acercó a un hospital para superar un reconocimiento médico y juntarse con sus familias tras quince meses de cautiverio. Hamás difundió al final de la jornada un video de propaganda de dos minutos con las militares dando las gracias en árabe ante la cámara a las Brigadas Al Qassam, brazo armado del movimiento islamista, y recibiendo regalos y un certificado.

En la plaza de los rehenes de Tel Aviv se siguió con gran emoción el momento, y familiares y amigos de los rehenes reclamaron al Gobierno de Netanyahu que cumpla con las tres fases del acuerdo de alto el fuego para no dejar a ninguno de sus seres queridos en Gaza. Esta semana, según lo acordado en Doha (Catar), Hamás e Israel deben empezar a negociar la segunda fase. El Foro de las familias llamó a los israelíes a echarse un sábado más a las calles para protestar en Tel Aviv y Jerusalén bajo el lema: «¡Seguiremos hasta que regrese el último de los rehenes!».

Las medidas adoptadas por las fuerzas de seguridad israelíes no pudieron evitar la fiesta en Ramala para recibir a los prisioneros, que llegaron entre gritos, aplausos, banderas palestinas y de Hamás. Ramala recibió a 114, mientras que 16 fueron trasladado a Jan Younis, al sur de Gaza, y otros 70 se dirigieron a Egipto para ser deportados posteriormente a diferentes países de la región.

Uno de los presos incluido en la lista prefirió quedarse en la cárcel que ser enviado a Gaza y fue sustituido por otro en el último instante. Entre los nombres más destacados de la lista figura el decano de los prisioneros palestinos Mohammed Al-Tous (Abu Shadi), liberado después de 39 años entre rejas. Otro de los prisioneros es Mohammad Ardeh, uno de los seis presos palestinos que en 2021 protagonizaron una fuga por un túnel que cavaron en la prisión de Gilboa.

El acuerdo también ha sacado de la cárcel a Wael Qassem, miembro del brazo armado de Hamás responsable de ataques que causaron decenas de víctimas, incluidos atentados con bombas en el Café Moment de Jerusalén, el Sheffield Club de Rishon Lezion y la cafetería Frank Sinatra de la Universidad Hebrea, a principios de la década de 2000.