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M. Pérez
Jueves, 6 de febrero 2025, 10:44
El ministro de Defensa israelí, Israel Katz, ha advertido a España que está «legalmente obligada» a acoger a los gazatíes que quieran abandonar la Franja. El jefe político del ejército hebreo ha acogido con entusiasmo el plan de Donald Trump para transformar Gaza, arrasado después ... de un año largo de guerra, y reasentar a sus habitantes en otros países. De hecho, ha dado órdenes a sus tropas de «facilitar» la salida de los palestinos que «voluntariamente» quieran salir del territorio.
Katz, sin embargo, ha realizado una lectura más allá de la del propio presidente de Estados Unidos, quien abogaba porque los países vecinos acojan a los desplazados. Para el ministro, deberían ser en cambio los gobiernos opuestos a la ocupación de Gaza los principales receptores de ciudadanos palestinos. En concreto, ha citado a España, Países Bajos, Irlanda y Noruega, a cuyos gobierno acusa de verter «acusaciones falsas contra Israel por sus acciones en Gaza».
Todos estos países, ha continuado el ministro, «están legalmente obligados a permitir que cualquier residente de Gaza entre en sus territorios». En caso contrario, ha asegurado que «su hipocresía quedará expuesta». En el mismo grupo ha englobado a Canadá, que tiene «un programa de inmigración organizado» y en alguna ocasión «ha expresado su voluntad« de acoger a gazatíes.
El ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, ha respondido ya al titular de Defensa hebreo asegurando que «ningún tercero» le «tiene que decir qué hacer» y ha recordado la soberanía de España en la toma de decisiones. El ministro, en declaraciones a RNE, ha dicho que nuestro país no tiene «dobles estándares» y recordado que «Gaza debe ser parte del futuro Estado palestino». En ese sentido, Albares ha señalado que se han producido acogidas «puntualmente» de palestinos que han necesitado algún tipo de ayuda, aunque ha remarcado que esta circunstancia resulta independiente de que «el lugar de los gazatíes es Gaza».
Los militares israelíes desplegados en la Franja han comenzado a recibir este jueves instrucciones para planificar la posible salida de palestinos que manifiesten su deseo de emigrar a otros países a través de los pasos terrestres. Asimismo, el ejército está dispuesto a montar operativos «especiales» mediante rutas aéreas o marítimas. «A los residentes de Gaza se les debe permitir la libertad de salir y emigrar, como se hace en cualquier parte del mundo», ha dicho Katz, convencido de que los planes de rehabilitación propuestos por Trump llevarán «muchos años».
El presidente de EE UU ha insistido este jueves en su plan para convertir Gaza en la «Riviera de Oriente Próximo» después de expulsar a su población. En una serie de mensajes publicados en su red social, Trump hace oídos sordos al rechazo de los países de la región y de la comunidad internacional a su iniciativa. Incluso, deja de lado las precisiones que la Casa Blanca ha realizado en las últimas horas, rebajando la trascendencia de su plan, o la propia controversia entre los republicanos. Dentro del partido se discute el grado de implicación que debería tener Estados Unidos para lograr la rehabilitación de la Franja que quiere el presidente.
Y en la propia Casa Blanca hay cábalas para todo tipo de opiniones. Resulta significativo que los altos cargos y asesores del máximo mandatario ignorasen por completo la propuesta cuando él la hizo pública el martes, al calor de una semana plagada de conversaciones con el primer ministro israelí y otros dignatarios de la región en orden a aclarar el fin de la guerra y el futuro de Gaza. Fuentes internas reconocen que ni el Pentágono ni las agencias de seguridad estaban al corriente de su idea, y que ni siquiera se habían establecido los equipos de trabajo necesarios para analizar su viabilidad; un proceso inherente a cualquier proyecto que presenta el Gobierno.
«A la mayoría de los habitantes de Carolina del Sur no les entusiasmaría enviar a los estadounidenses a tomar el control de Gaza. Creo que eso podría ser problemático», ha señalado el conservador Lindsey Graham, senador por ese Estado. Sin embargo, el inquilino también ha encontrado apoyos en otros colectivos. Musulmanes por Trump, un grupo de presión que en las pasadas elecciones apostó por el republicano, considera que podría lograr su propósito en Gaza después de haber mostrado su fortaleza en otras negociaciones internacionales desde su llegada al Despacho Oval. El colectivo afirma que existen muchas áreas de trabajo en las que los «MAGA (el movimiento afín al trumpismo) y los musulmanes se alinean» y culpa a los demócratas de tratar de usar el proyecto sobre Gaza para «encender a nuestra comunidad».
Trump reitera en sus mensajes que, una vez terminada la guerra, el Gobierno de Israel transferirá la «propiedad» de Gaza a Estados Unidos. Y a partir de entonces Washington comenzará la construcción de «uno de los mayores y más espectaculares desarrollos de su clase» en todo el territorio devastado, se supone que para cumplir su sueño de habilitar una enorme zona residencial cercana al mar «¡No se necesitarán soldados de EE UU! ¡¡La estabilidad reinará en la región!!», proclama el presidente que, sin embargo, no menciona el principal obstáculo de todas sus aspiraciones: la negativa de Hamás a abandonar la Franja y el rechazo de los palestinos a dejar su territorio. Todo lo cual apunta a una muy escasa estabilidad.
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