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M. Pérez
Miércoles, 2 de octubre 2024, 10:45
La Línea Azul. La divisoria entre Israel y Libano se ha convertido en el objetivo preferente del ejército hebreo. Sus mandos han revelado esta semana que los servicios de Inteligencia lograron desbaratar hace meses un plan terrorista consistente en que unos 3.000 militantes de ... Hezbolá y Yihad Islámica asaltaran las poblaciones situadas en Galilea, de la misma manera que Hamás había hecho en los kibutz aledaños a Gaza. La carnicería debía producirse a continuación del fatídico 7 de octubre que se cobró más de 1.200 víctimas mortales en Israel.
Los militares hebreos intervinieron a tiempo de parar la aparente invasión antes de que los asaltantes, la mayoría pertenecientes a la fuerza de élite proiraní Radwan, estuvieran listos. Durante este año el ejército ha desmantelado arsenales y eliminado un millar de túneles y refugios clandestinos excavados al otro lado de la Línea Azul. Todo en operaciones encubiertas. Y la Inteligencia ha conseguido de paso que una parte sustancial de las madrigueras de Hezbolá al sur de Líbano se le abra de par en par como un libro. Allí los chiítas conservan, o al menos lo han hecho hasta ahora, una importante capacidad ofensiva y mucha potencia de fuego. Una fuente militar explicó que estos escondites y búnqueres son difíciles de atacar en misiones secretas, por lo que Tel Aviv optó por dar paso a los bombardeos directos y las incursiones terrestres con acorazados e infanteria.
La prueba es palpable. La ofensiva israelí no está siendo sencilla. Ocho militares israelíes han muerto este miércoles en los combates contra Hezbolá. Tres capitanes y cinco sargentos, de edades comprendidas entre los 21 y 23 años que participaban en una nueva fase de lucha cuerpo a cuerpo o a muy corta distancia en las aldeas fronterizas.
Los fallecidos son los capitanes Harel Etinger e Itai Ariel Giat, así como los sargentos Noam Barzilay , Or Mantzur, Nazar Itkin, Almken Terefe e Ido Broyer. La última víctima mortal es el capitán Eitan Itzhak Oster, de 22 años. Seis de ellos perdieron la vida en un tiroteo dentro de una casa mientras los dos restantes fueron abatidos en un enfrentamiento diferente. Oster era comandante de la unidad de élite Egoz, que entró con los paracaidistas de la 96 División en Líbano este pasado lunes.
Se trata de los primeros militares israelíes que caen en la ofensiva en suelo libanés, cuya intensidad se ha vuelto dramática. Israel disparó el miércoles 450 misiles y Hezbolá replicó con al menos 200 cohetes. El ejército reconoce que ha destruido al menos 150 instalaciones de la milicia chií, entre cuarteles y bases lanzacohetes, y hecho retroceder a numerosos militantes que se refugiaban en túneles y galerías. A este avance contribuye la información recopilada en el centenar de incursiones encubiertas realizadas por los comandos especializados en el último año. Es esas misiones han radiografiado escondites de la milicia, decomisado armas y destruido hasta un millar de emplazamientos.
El bastión principal extremista se encuentra en el sur del país, lo que ha motivado un éxodo multitudinario de civiles que no quieren verse atrapados en medio de la guerra. Aunque desde el fin de semana ha tenido lugar una decena de bombardeos sobre la capital de Líbano, Daniel Hagari, portavoz de las Fuerzas de Defensa, ha asegurado que las tropas «no van a ir a Beirut«. »Nos estamos centrando en la zona próxima a nuestra frontera, donde haremos lo que sea necesario para desmantelar y demoler la infraestructura de Hezbolá». Hagari confirmó que se tratá de una operación «limitada» y que será «lo más breve posible», pero posiblemente dure semanas.
La cuestión comienza con una llamada telefónica. Al alcalde, al jefe de Policía local, al médico, a las casas particulares... Al otro lado de la línea un hombre que se identifica como oficial israelí explica brevemente que la población está en mitad de los planes de movilización militar y que sus habitantes deben recoger sus pertenencias y huir a toda velocidad. Así han empezado muchos de los cincuenta desalojos informados en las últimas 48 horas por las Fuerzas de Defensa en ciudades del sur de Líbano, Analistas militares consideran que Tel Aviv pretende establecer un cordón que concentre a los ciudadanos en el norte, en un tipo de maniobra utilizada anteriormente en Gaza.
Israel no quiere civiles en medio del meollo de su ofensiva en el país vecino, que este miércoles ha entrado en una fase de enorme virulencia. La artillería y la aviación han bombardeado decenas de enclaves y, de nuevo, la capital, Beirut, donde militantes de Hezbolá han organizado una visita a los periodistas para que contemplen las ruinas de los edificios reventados. La piedad para evitar muertes de inocentes quizás exista, pero con esas órdenes de evacuación imperiosas también se trata de que los milicianos queden al descubierto y no puedan tomar a los civiles como escudos humanos.
Hezbolá ha explicado que los combates se entablan ya cuerpo a cuerpo sobre el terreno. El ejército confirma que hay «choques a corta distancia» y que sus soldados han destruido 150 emplazamientos de la milicia. El Ministerio de Salud de este país ha denunciado que unas mil personas han fallecido en las dos últimas semanas a medida que se han recrudecido los bombardeos y las tropas terrestres han traspasado la frontera, mientras los heridos podrían superar los 3.000, provocando un colapso en los hospitales de Líbano.
La División 98, de amplio prestigio entre las tropas hebreas, es una de las puntas de lanza de toda la estrategia. El lunes tuvo la encomienda de liderar la primera incursión al otro lado de la frontera sur de Libano. Le avala su experiencia en operaciones terrestres, En el campo gazatí de Khan Jounis fue la unidad responsable entre enero y marzo de desmantelar por completo la peor unidad de combate de Hamás.
Sus paracaidistas son los que se enfrentan cuerpo a cuerpo con los combatientes chiítas, según la milicia. Bautizada como 'El Fuego', esta brigada se halla en el punto más duro de los enfrentamientos tras desplegarse en un área de gran amplitud en los alrededores de Khiam, Kfar Kila, Adaisseh, Daoudiya, Irzay y Kharayeb, al oeste. Hay «fuetes combates» contra Hezbolá, cuyos milicianos afirman que están conteniendo la incursión al menos en la ciudad fronteriza de Maroun Al-Ras.
Israel ha movilizado además a la 36 División que mantenía estacionada junto a la frontera. Este miércoles ha urgido a los habitantes de dos docenas de localidades a evacuar sus casas. Cientos de blindados, tanques y excavadoras se disponen a la 39 División que se desplegó el lunes por la noche para iniciar las «incursiones limitadas, localizadas y específicas» con las que Tel Aviv quiere destruir la infraestructura de Hezbolá.
La 36 División, conocida popularmente como Ga'ash (Rabia en su traducción al español) ha permanecido estas últimas horas ejecitándose a la espera de entrar en acción. Considerada la brigada acorazada y de infantería posiblemente más poderosa de todo el ejército judió, su despliegue viene a confirmar la determinación del Gobierno de Netanyahu de reducir a la nada todas las bases y plataformas de lanzamiento de cohetes de la milicia chií que puedan amenazar la seguridad del Estado hebreo.
Es un batallón logevo, fundado en 1956, y veterano, que ha participado en la Guerra de los Seis Días y en la de Yom Kippur. Bajo su mando se encuentra la brigada Goloni que cuenta con la infantería más especializada de las Fuerzas de Defensa. Ya se enfrentó a Hezbolá en la guerra de 2006. La unidad tiene el emblema del olivo y se cuentan épicas leyendas de ella. Uno de sus comandos formó parte en 1976 de la operación de rescate de cientos de rehenes israelíes secuestrados en un avión en Uganda. En la intervención murió uno de sus jefes, Yonatan Netanyahu, hermano del actual ministro.
Las nuevas tropas se mueven hacia el sur de Líbano bajo la cobertura de la artillería y la fuerza aérea, que ha sido pródiga en bombardear las posiciones de la milicia. Aun así, la respuesta de Hezbolá ha sido instantánea. Desde el amanecer, la milicia ha disparado un centenar de cohetes hacia el norte de Israel. Varios se han cebado en la ciudad de Metula, evacuada parcialmente, donde una decena de edificios han quedado destruidos, Las sirenas de alarma antiaérea siguen sonando en las comunidades de la frontera.
Las Fuerzas de Defensa parecen decididas a aislar los territorios del sur libanés a tenor de su último mensaje a los civiles: «Atención, no os mováis hacia el sur. Cualquier movimiento hacia el sur podría poner en peligro vuestra vida». Decenas de miles de personas se alejan del foco de la guerra y la ONU ha pedido acelerar la ayuda internacional para instalar campamentos y suministrar material humanitario a los nuevos desplazados.
El nuevo movimiento militar se produce apenas doce horas después de que Irán lanzara 180 misiles de largo alcance contra el Estado hebreo. El ataque fue neutralizado por el escudo antiaéreo israelí, causó daños mínimos y dos heridos leves, pero indudablemente eleva un paso más el riesgo hacia una escalada total en la región. Los ciudadanos se encuentran en estado de shock todavía después de haber pasado tres horas angustiosas encerrados en túneles, refugios y otros búnqueres en la tarde del martes.
La operación en Líbano prosigue a la sombra de este nuevo frente abierto con el régimen islamista. Mientras se está a la espera de la respuesta severa que el primer ministro Benjamín Netanyahu ha prometido dar, el jefe de la oposición, Yair Lapid, ha exigido una réplica «dura» porque «hay algo que debe quedar claro para nuestros enemigos: Israel saldrá victorioso», afirma en un comunicado. El ministro iraní de Relaciones Exteriores, Abás Araqchi, ha explicado por su parte que las autoridades del réigmen han advertido a Estados Unidos «de que debe mantenerse al margen de este asunto y no intervenir». El Consejo de Seguridad de la ONU aborda hoy el agravamiento de las tensiones en la región.
La tragedia también está muy presente en Gaza, donde al menos sesenta civiles habrían sido asesinados durante los ataques israelíes de este miércoles en varios puntos de La Franja. Especialmente dramáticos han sido, según fuentes gazatíes, los bombardeos contra una escuela y el campo de refugiados de Khan Jounis. En la primera se han registrado 25 víctimas mortales. Fuentes locales asegura que el local estaba ocupado por refugiados palestinos mientras las tropas hebreas afirman que albergaba instalaciones de Hamás.
El diario palestino 'Filastin', vinculado a esta organización, ha informado que otros cuarenta cadáveres han sido rescatados en los barrios de Maan, Al Manara y Al Salam después de la incursión militar. Hay varios edificios destruidos y los equipos de salvamento remueven los escombros en busca de otras posibles víctimas por lo que las autoridades gazatíes no descartan que el número de fallecidos aumente. Entre los afectados figura un periodista palestino, que ha resultado herido mientras varios de sus familiares han muerto tras ser alcanzada su vivienda por un misil. El Ministerio de Sanidad ha informado de que 41.689 personas han sido asesinadas y otras 96.625 resultado heridas en La Franja a consecuencia de la operación militar de Israel posterior a la masacre del 7 de octubre.
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