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T. Nieva
Viernes, 20 de octubre 2023, 22:22
El secretario general de Naciones Unidas, Antonio Guterres, se desplazó este viernes al paso fronterizo de Rafah, entre Egipto y Gaza, para tratar de desatascar la entrada de ayuda humanitaria hasta la Franja. Realizó un emotivo llamamiento a Tel Aviv y El Cairo para que ... permitan el tránsito de camiones hacia el enclave palestino asediado. «Es imposible estar aquí y que no se te rompa el corazón. Tras estas vallas hay dos millones de personas en Gaza sin agua ni comida, ni medicinas ni combustible. En este lado, estos camiones tienen lo que necesitan. Tenemos que hacer que se muevan lo antes posible y tantos como sean necesarios», tuiteó desde el cruce.
De pie, en la península del Sinaí, donde más de doscientos vehículos pesados esperan y se almacenan grandes cantidades de ayuda, Guterres describió la demora en la entrega de alimentos, agua, medicinas y combustible como desgarradora. «Estos camiones no son sólo camiones. Son un salvavidas, la diferencia entre la vida y la muerte para muchas personas», aseguró. «Verlos atrapados aquí me deja muy claro que lo que necesitamos es hacer que se muevan, que se muevan al otro lado de este muro, que se muevan lo más rápido posible y tantos como sea posible», añadió.
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Rafah permanece cerrado desde poco después de que Israel comenzara a bombardear Gaza en represalia por un ataque mortal del grupo militante Hamás el 7 de octubre. Las disputas sobre las condiciones para la entrega de la ayuda impedían todavía este viernes su reapertura. Las demandas israelíes de un mecanismo para inspeccionar los convoyes y el miedo de Egipto a una llegada masiva de refugiados palestinos lo impiden. Ni siquiera las presiones de estados occidentales para evacuar a los titulares de pasaportes extranjeros han surtido efecto.
Guterres, vestido con un traje oscuro bajo el sol del desierto, pidió un sistema rápido de verificación de los envíos de ayuda. «Ahora estamos colaborando activamente con todas las partes, con Egipto, Israel y Estados Unidos, para asegurarnos de que podemos aclarar esas condiciones, que podemos limitar esas restricciones», manifestó.
Tras un viaje a Israel el miércoles, Joe Biden dijo que se había llegado a un acuerdo para que veinte camiones de ayuda cruzaran Rafah. Inicialmente se dijo que lo harían este viernes, más tarde se aseguró que sería hoy, pero anoche el presidente de Estados Unidos hablaba de «las próximas 24 o 48 horas».
De cualquier manera este envío inicial sería sólo una fracción de lo que se necesita. Antes del estallido del conflicto, llegaban a la Franja diariamente una media de unos 450 camiones de ayuda. Los funcionarios de la ONU dicen que se precisan al menos 100 camiones cada jornada para cubrir las necesidades urgentes y que cualquier operación de ayuda debe ser sostenible a escala.
La mayoría de los 2,3 millones de habitantes de la Franja dependen de la ayuda humanitaria. El enclave costero está bajo un bloqueo impuesto por Israel y Egipto desde que Hamás tomó su control en 2007. «Hablar de sólo veinte vehículos es un intento sionista-estadounidense de arrojar polvo a los ojos y es engañoso para la opinión pública sobre la resolución de la catastrófica crisis humanitaria en Gaza», dijo este viernes Hamás.
Rafah es el único cruce con Gaza para mercancías y personas que no limita con Israel. Las carreteras hasta allí y las que conducen a Gaza están siendo reparadas después de haber sido atacadas por bombardeos en las últimas dos semanas.
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Mikel Ayestaran
En los conflictos anteriores se había entregado ayuda a Gaza durante las pausas humanitarias a través del cruce de Kerem Shalom, controlado por el Gobierno de Tel Aviv. Pero ahora ha dicho que no permitirá que entre nada desde su territorio hasta que Hamás libere a los dos centenares de rehenes que tomó durante su ataque, y que la ayuda puede entrar a través de Egipto siempre y cuando no termine en manos de Hamás.
En este sentido, Guterres señaló que el acceso humanitario nunca debería convertirse en una «moneda de cambio» y que sería necesario que se tratara por separado de la evacuación de extranjeros y la liberación de rehenes.
Egipto mantiene que no es responsable del cierre y culpa a Israel. El Cairo también se ha pronunciado en contra de cualquier desplazamiento masivo de habitantes de Gaza al Sinaí, lo que refleja los temores árabes de que los palestinos puedan volver a huir o verse obligados a abandonar sus hogares en masa, como sucedió durante la guerra que rodeó la creación de Israel a mediados del siglo pasado.
Otra preocupación para el Ejecutivo del general Al-Sisi es la seguridad en el noreste del Sinaí, donde se enfrentó a una insurgencia islamista hace una década, y el riesgo de cualquier contagio desde Gaza.
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