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M. Pérez
Sábado, 30 de noviembre 2024, 14:11
La oenegé World Central Kitchen (WCK) suspendió este sábado su labor humanitaria en Gaza después del asesinato de tres de sus cooperantes en un ataque israelí en Khan Jounis, al sur de La Franja. La organización dirigida por el chef español José Andrés toma esta ... medida por segunda vez para revisar las condiciones de seguridad de sus equipos en medio de la guerra. La anterior ocurrió en abril, cuando otra acción armada del ejército hebreo acabó con la vida de siete voluntarios. Los dos trágicos episodios guardan elementos en común, como el hecho de que los crímenes ocurrieran durante sendos transportes de ayuda humanitaria y la justificación de Israel de que buscaba a «terroristas» de Hamás.
En este último ataque murieron en total cinco palestinos que viajaban a bordo de un todoterreno por la carretera de Salah al Din, una vía que sirve de tránsito a los convoyes de suministros. Los elementos que rodean los hechos son confusos. La versión de los testigos afirma que un grupo de bandidos, habituales en estas rutas para tratar de robar la mercancía humanitaria, intentó asaltar uno de los camiones y un dron israelí disparó un misil contra su parte trasera para evitarlo. Cuando los voluntarios se aproximaron al tráiler aparentemente para prestar ayuda, los militares lanzaron un misil en dirección a su todoterreno, que quedó reventado, y mató al instante a sus cinco ocupantes. Estas fuentes precisaron que el vehículo mostraba un logotipo de la ONG.
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La versión del mando militar hebreo difiere sustancialmente de este relato. Para empezar, no hace mención a la presencia de bandidos y especifica que la operación respondió a la persecución de un «terrorista» de Hamás que participó en la masacre del 7 de octubre de 2023 y que había permanecido «bajo vigilancia de Inteligencia durante un largo periodo». Se trata de Hazmi Kadih, quien tomó parte en el salvaje ataque al kibutz Nir Oz.
De acuerdo con el comunicado, los militares consiguieron «información fiable sobre su ubicación en tiempo real», que supuestamente le situaba dentro del coche contra el que decidieron dirigir el dron armado. En contraste con el testimonio de los testigos, el ejército aseguró que el vehículo era »civil, sin distintivos y su movimiento en la ruta no estaba coordinado para el transporte de ayuda».
Israel maneja la hipótesis de que Kadih pudo haberse inflitrado como voluntario en la oenegé en los primeros meses posteriores a la guerra. Un mensaje del Ministerio de Defensa emitido anoche instó a la comunidad internacional y a las organizaciones humanitarias a comunicar a las autoridades las identidades de los empleados locales que contraten para detectar si proceden de Hamás.
Queda, sin embargo, huérfano de explicaciones el motivo por el que el ejército decidió destruir el todoterreno ocupado por su sospechoso a sabiendas aparentemente de que a bordo viajaban otros cuatro cooperantes palestinos. Y cómo desconocía -o hizo caso omiso- de la condición de las víctimas de empleados de una ONG. Los grupos islamistas de Gaza denunciaron el ataque como un «crimen repetido» contra las asociaciones de socorro y de distribución de comidas que operan en La Franja y lo vincularon «con los objetivos de una guerra de exterminio» y la voluntad de «privar» a la «población asediada» de la posibilidad de «obtener alimentos, agua y medicinas».
«Tenemos el corazón destrozado al saber que un vehículo que transportaba colegas de la World Central Kitchen fue alcanzado por un bombardeo aéreo israelí en Gaza», declaró en un comunicado la organización de José Andrés, que anoche admitió disponer solo de «informaciones incompletas» aunque espera una «investigación detallada» de los hechos.
No es la primera ocasión en que World Central Kitchen resulta atacada, y además en parecidas circunstancias. Siete trabajadores fallecieron en abril después de que las fuerzas hebreas disparasen tres misiles contra un convoy humanitario cuando abandonaba un almacén de suministros en Deir al Balah. La ONG había comunicado su programa y ruta al ejército, que aun así destruyó dos vehículos de la caravana sin concesión alguna.
Más tarde, las Fuerzas de Defensa admitieron su «error» bajo el argumento de que sospechaban de que en uno de los todoterrenos iba una pareja de milicianos de Hamás. Dos oficiales fueron cesados posteriormente mientras WCK permaneció un mes retirada mientras debatía las condiciones de seguridad de sus trabajadores en Gaza. En agosto, un encargado de almacén de la misma ONG falleció en un bombardeo israelí.
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