Borrar
FOTOILUSTRACIÓN: Noelia Martínez
Pável Dúrov, el libertario de la red

Pável Dúrov, el libertario de la red

El fundador de Telegram se somete a las demandas de control sobre las prácticas ilegales que utiliza la famosa plataforma 'online'

Sábado, 28 de diciembre 2024, 18:18

El ciberespacio ya no es un mundo alternativo, una realidad paralela a la que acudimos esporádica, recurrente o compulsivamente. La virtualidad es capaz de trastocar nuestra cotidianidad, auparnos o destruirnos. Pável Dúrov, de 39 años, constituye un ejemplo de ese poder. Era un joven y brillante universitario cuando creó un sitio web para compartir lecturas. Entonces no sospechó que ese proyecto, aparentemente modesto, lo convertiría en un magnate y que tal facultad para crear atractivas propuestas lo conduciría hasta un tribunal en París. En cualquier caso, la vida del Mark Zuckerberg ruso resulta tan excesiva como la de cualquiera de este club de niños prodigio con talento programador.

El comienzo de esta historia de política y espionaje resulta inocuo. Dúrov estudiaba filología inglesa en la Universidad de San Petersburgo y decidió poner en marcha un entorno en el que disponer de libros relacionados con los estudios. La iniciativa gozó de tanta expectación que pronto se transformó en un foro académico. La aceptación estimuló la imaginación empresarial. Aquella propuesta sencilla fue el germen de VKontakte (VK), red social puesta en marcha en 2006 y destinada al ámbito universitario. El éxito persigue a este emprendedor y sus clientes llegaron de toda condición y procedencia. Un año después, ya contaba con tres millones de adheridos y alcanzaba los 270 millones en 2014.

Pero la notoriedad conlleva peajes, sobre todo en su país, donde la autoridad no sufre cortapisas y la oposición es perseguida. En 2013, los servicios de seguridad solicitaron que VK bloqueara a los grupos contrarios al gobernante partido Rusia Unida y, además, que proporcionara sus registros. La autoconfianza, la relevancia obtenida o su espíritu libertario, le incitaron a retar al Kremlin. No sólo se negó a cumplir las demandas alegando la ilegalidad de la solicitud, sino que en su web personal colgó la imagen de un perro mostrando la lengua.

El pulso era desigual. La coacción fue el primer recurso del régimen y la policía antidisturbios llegó a asediar su residencia. Los métodos expeditivos dieron paso a otros más sibilinos y discretos. Sectores financieros próximos a Putin fueron comprando participaciones de la firma hasta conseguir la mayoría y obtener la facultad de decidir sobre su futuro. En 2014 Dúrov fue cesado como CEO de la empresa.

Siendo universitario creó un sitio web para compartir lecturas que le convirtió en un magnate

Los giros inesperados son la clave de un buen 'thriller'. Paradójicamente, el 'niño terrible' se benefició de la ofensiva. Vendió sus acciones por 300 millones de dólares y abandonó Rusia. Se fue con una carta escondida de inesperados réditos. Su nuevo proyecto se llamaba Telegram, un servicio de mensajería que reforzaba la privacidad de los intercambios, y que lo ha convertido en uno de los hombres más ricos del mundo.

Una fortuna que va a más

La vida de Dúrov a lo largo de la última década ha sido un constante viaje entre su residencia en la exclusiva urbanización privada de Al Jumeirah, en Dubái, y Norteamérica, Europa y Asia, gracias a sus pasaportes de Francia y los Emiratos Árabes Unidos. Los negocios han seguido incrementando su fortuna y Telegram ha llegado a superar los 950 millones de participantes, lo que la sitúa entre las cinco aplicaciones más descargadas.

No suelen abundar los finales plenamente felices en el género negro, que siempre aspira a emular a la realidad, aunque esta sea tan desaforada como la del empresario ruso. A finales de agosto tras aterrizar con su jet privado en el aeropuerto parisino de Le Bourget, el ruso errante fue detenido y acusado de una docena de cargos tan graves como la complicidad en lavado de dinero negro, posesión y distribución de imágenes pornográficas de menores, o participación en organizaciones criminales vinculadas al tráfico de estupefacientes.

Ha sido acusado de una docena de cargos como la complicidad en lavado de dinero negro

El cúmulo y la gravedad de los delitos podría hacernos sospechar que estamos ante un 'capo dei capi' de la mafia eslava. Pero esta historia tiene mucho más que ver con la ciencia ficción que con el crimen organizado o, tal vez, con ambos. Todas estas presuntas fechorías se relacionan con los sistemas de encriptado de Telegram y la elevada protección que gozan sus usuarios. Sorprendentemente, Moscú ha lamentado la detención de su otrora enemigo alegando un interés político en la detención. No resulta tan extraño. Tanto el ejército ruso como el ucraniano se han beneficiado de las condiciones de seguridad para resguardar sus comunicaciones militares.

Las últimas noticias apuntan a que Dúrov se ha rendido a las presiones y proporcionará a las autoridades información sobre los clientes en el caso de que compartan contenidos ilegales en la concurrida plataforma 'online'. Este cambio supone un revés para su compromiso con la libertad y la controvertida desregularización de los océanos virtuales, pero también puede impedir un complejo proceso que coartaría su vida durante años. A veces, ya se sabe, París bien vale una renuncia ideológica.

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

eldiariomontanes Pável Dúrov, el libertario de la red