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Iker Cortés
Jueves, 26 de marzo 2015, 20:25
El pasado martes, a las 10.41 horas, un Airbus A320 de la compañía Germanwings procedente de Barcelona y con destino Düsseldorf se estrellaba contra el macizo de los Trois Evêches, en los Alpes franceses. El impacto acababa con la vida de las 150 personas que viajaban a bordo del aparato. Sin supervivientes, la única forma de reconstruir los hechos era acudiendo a las cajas negras del aparato -hasta el momento solo se ha localizado la que contiene el audio de las conversaciones entre los pilotos y el ruido ambiente de la cabina-. Y eso es lo que han hecho la fiscalía francesa, los investigadores y la compañía. En base a las declaraciones que han realizado este jueves se puede elaborar un relato de los hechos fidedigno.
El avión iniciaba su vuelo a las 10.00 horas. Según señalaba el 'The New York Times', apuntando a una fuente militar que participa en la investigación, el ambiente en la cabina era "relajado y distendido", a juzgar por la conversación que mantenían en alemán el comandante, Patrick S., y el copiloto Andreas Lubitz. 27 minutos más tarde el aparato alcanzaba la altitud de crucero a 38.000 pies, 11,5 kilómetros de altura.
A las 10.30 horas, el control aéreo en tierra contactó por última vez con el Airbus A320. Un minuto más tarde, el avión comenzaba a descender y lo hacía justo cuando el comandante se encontraba fuera de la cabina. Según explicaba el fiscal de Marsella, Brice Robin, "posiblemente abandonó la cabina para satisfacer una necesidad natural". En ese momento, el copiloto acciona "voluntariamente" el botón que pone en marcha el descenso del avión. Patrick S. regresa entonces a la cabina e intenta comunicarse con el copiloto para que le deje volver a la cabina: "Se escuchan las llamadas del comandante, por el interfono, identificándose pero sin recibir respuesta del copiloto". Andreas Lubitz ya no media palabra pero sí se oye su respiración, una respiración "aparentemente normal", explica el fiscal.
Consciente del brusco descenso de la aeronave y tras constatar el silencio del avión, la Dirección General de la Aviación Civil francesa lanza un mensaje de alerta a las 10.35 horas. Mientras tanto, los golpes del comandante en la puerta que da acceso a la cabina se registran en la caja negra cada vez con más intensidad, como si el piloto intentara echar la puerta abajo. Cuando pasan 47 segundos de las 10.40 horas, el avión envía su última señal. Es en estos instantes cuando la caja negra capta las alarmas que señalan un impacto inmediato y se escuchan los gritos de los pasajeros a bordo. A las 10.41 horas, el avión se estrellaba.
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La Fiscalía anuncia que fue voluntario
La investigación en torno al accidente del Airbus A320 de Germanwings dió un vuelco a media mañana y encogió los corazones de los ciudadanos de media europa, de los pilotos y tripulaciones y de las familias de las víctimas. La hipótesis del accidente se tornaba en un acto voluntarios e inexplicable. El del copiloto, Andreas Lubitz, de 28 años. En encargado de dar la noticia fue el fiscal de Marsella, Brice Robin: "Creemos que el copiloto quiso, voluntariamente, destruir el avión. Hay un silencio absoluto durante los últimos diez minutos hasta el impacto pero se le oye respirar. También se oyen los gritos del exterior de la cabina", recalcaba Robin en su intervención. En este mismo sentido, el ministro de Interior alemán, Thomas de Maizière, informada de que, según las fuerzas de seguridad nacionales, en el copiloto del avión siniestrado el martes en los Alpes franceses no se aprecian "indicios de trasfondo terrorista".
Al parecer, el comandante, Patrick S. habría dejado al copiloto los mandos del avión para ir, "seguramente, al baño". Cuando el comandante vuelve a la cabina, "hay una acción voluntaria del copiloto de no dejarle entrar y de presionar el botón con el que el avión empieza a perder altitud". La Fiscalía espera ahora información de las autoridades alemanas acerca de Andreas Lubitz. "Desconocemos la razón del copiloto, pero parece claro que quería destruir el avión". El copiloto contaba con 630 horas de vuelo a sus espaldas.
La misma consternación refleja en sus palabras el presidente de Lufthansa, Carsten Spohr, que en rueda de prensa asegura que ambos pilotos "habían pasado los tests psicológicos". Y ha ido más allá, al asegurar que la actitud del copiloto era "impecable". "Lo único que podemos hacer es especular con las razones pero es el suceso más horrible que hemos tenido en los 60 años de historia de la aerolínea. Ni en nuestras peores pesadillas imaginamos una cosa así". En este sentido, ha asegurado que el caso del copiloto "es un caso particular y aislado".
El máximo responsable de Lufthansa ha explicado también que Andreas Lubitz comenzó su formación en 2008 y que empezó como auxiliar. "Suspendió durante unos meses su formación y luego se reincorporó tras pasar de nuevo las pruebas de actitud", ha dicho.
Spohr ha dejado claro que "ningún sistema en el mundo podría evitar" el acto de copiloto. "Sean cuales fueran las medidas de seguridad que puedan tenerse en una compañía, o el rigor de los procedimientos, nada podría impedir semejante acto aislado", ha dicho.
Hasta el momento se sabía que uno de los dos pilotos se había quedado fuera, tal y como establecían las grabaciones contenidas en la caja negra encontrada, según ha señalado a la agencia AFP una fuente cercana a la investigación, confirmando así una noticia publicada por el diario estadounidense 'The New York Times'.
"Al inicio del vuelo, se oye a la tripulación hablar normalmente y después se oye el ruido de una de las sillas que se mueve, una puerta se abre y se cierra, ruidos que indican que alguien llama a la puerta y ya no hay más conversación a partir de ese momento hasta que se estrella", dijo esta fuente, que tuvo acceso a la caja negra.
Los dos pilotos hablaban en alemán. Al final, suenan las alarmas que indican la proximidad del suelo, dijo esta misma fuente que no pudo confirmar si era el capitán o el copiloto el que había salido de la cabina. Otra fuente cercana al caso afirma que el copiloto había entrado "recientemente en la compañía", a "finales de 2013", y que contaba "con cientos de horas de vuelo". Según esta fuente, no se ha podido precisar su nacionalidad.
Estas informaciones se han podido obtener de las grabaciones contenidas en la caja de negra hallada. Los investigadores encontraron el 'cockpit voice recorder' (CVR) el martes poco después de la catástrofe y este miércoles han podido escuchar el contenido.
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