Borrar
Los niños pasan los días detrás de la alambrada, esperando.
Ante la indiferencia, las mafias

Ante la indiferencia, las mafias

Los refugiados sólo pueden registrarse y pedir asilo por medio de una llamada de Skype a un contacto que solo atiende una hora al día

Leticia Mena

Domingo, 8 de mayo 2016, 08:44

Sobre Polykastro hay unos nubarrones negros que amenazan con descargar una buena tormenta en cualquier momento. Cerca de este pueblo próximo a la frontera con Macedonia hay miles de refugiados que protegen sus tiendas de campaña con plásticos y ponen a cubierto lo poco que tienen. La pérdida de esperanza se ha apoderado de muchos de ellos, sobre todo de los más mayores. Los niños siguen jugando, correteando y llenando de risas sueltas el silencio que sólo rompen los coches que pasan a gran velocidad por la carretera. El campamento de Eko se ha formado alrededor de una gasolinera en la que pueden cargar los móviles e ir al baño. Fuera tienen unas cabinas, pero el olor es insoportable. Allí mismo, una mujer descansa en el suelo junto a su bebé de seis días. Casi no puede moverse porque todavía tiene los puntos del parto muy recientes. Dio a luz en un hospital cercano, y allí le dieron una cartilla con el peso del niño (2,7 kilos) y un papel en árabe con unas recomendaciones para madres primerizas. Nada más...

La historia completa en Cartas desde Grecia.

Otras historias publicadas

Fútbol sin fronteras

Pireo, calendario sin fechas

Atrapados en una cárcel burocrática

Los papeles para España

Los afganos, los olvidados

Cruz roja, cruz de oro

Madres con impotencia

Bienvenido Osman

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

eldiariomontanes Ante la indiferencia, las mafias