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Rezo en la acera de Finsbury después del atropello.
Del yihadismo a la islamofobia en Londres

Del yihadismo a la islamofobia en Londres

Un británico arrolló con una furgoneta alquilada a los fieles de la mezquita de Finsbury

Íñigo gurruchaga

Martes, 20 de junio 2017, 09:12

Un hombre de 47 años, Darren Osborne, padre de cuatro hijos, que se había separado recientemente de su pareja, fue acusado por la Policía de Londres de asesinato y de cometer un acto de terrorismo, tras ser detenido la madrugada de ayer como el supuesto autor del tercer crimen cometido en Londres desde abril mediante el atropello de peatones con un vehículo alquilado.

Nacido en Singapur, criado en la villa inglesa costera de Weston-super-Mare, el asesino habría viajado el domingo desde Cardiff, en Gales, donde vivía. Quizás eligió la mezquita de Finsbury Park, en el norte de Londres, porque en el pasado tuvo notoriedad como un foco de yihadismo guiado por un imán egipcio, Abu Hamza. Pero en 2003 la Policía cerró la mezquita. Se abrió dos años después con un nuevo consejo rector, que es elogiado por su apertura a otras creencias.

La mezquita y el Centro Musulmán de Beneficencia están muy próximos y contra los fieles que acuden a ambos embistió el vehículo conducido presuntamente por Osborne cuando salían, poco después de la medianoche, del rezo nocturno en el mes de ramadán. Subió a la acera para atropellar a quienes se encontraban cerca del centro de beneficencia.

Mató a un hombre, aunque las circunstancias conocidas no despejan la incógnita sobre la causa última de su fallecimiento. Era una persona mayor, que quizás por un mal cardíaco se había desplomado en la acera de Seven Sisters Road. Otras personas le ayudaron a recuperarse y, cuando se incorporó, se produjo el ataque que desembocó en su muerte y en el reguero de 9 hombres heridos, algunos de gravedad.

Testigos de lo que había ocurrido sacaron a Osborne de la furgoneta y lo golpearon, también cuando se encontraba en el suelo. El imán del centro de beneficencia, Mohamed Mahmoud, intercedió exigiendo que lo dejaran, con la ayuda de lo que luego describió como "otros miembros maduros de la comunidad". En un vídeo del incidente se oye una voz que ordena: "Que nadie le toque".

La Policía de Londres elogió la actitud de Mahmoud y de sus colaboradores, que tuvieron la fortuna de que en ese momento pasaba por la calle una furgoneta de Scotland Yard, que se llevó al detenido. En el vídeo, Osborne parece componer un beso hacia los que asistían con rabia a su arresto. Antes habría dicho: "Quiero matar musulmanes", "Yo he hecho mi parte", "Matadme, matadme".

"Me gusta Londres pero estoy asustada", decía Zainab, una madre somalí contemplando en la mañana de ayer la zona del ataque. Su marido había caminado por el lugar del atropello un minuto antes, pero ella se quedó en casa con sus hijos, porque ayer tenían colegio. "No salgo de casa si no necesito salir, pero me asusta que les pueda pasar algo a mis hijas".

Según Tell-Mama, organización formada por policías, criminólogos, líderes sociales y religiosos de varias fes, que registra los ataques contra musulmanes en Reino Unido y apoya a sus víctimas, cien mezquitas han sido atacadas desde 2013. El número anual ha sido decreciente desde la fecha inicial. Pero los delitos de odio se multiplicaron por dos en Mánchester en los días posteriores a la matanza en un concierto juvenil. Por cinco en la capital británica, tras el atentado en el puente de Londres.

"Lo veo todos los días", decía Zainab, "en el metro, en el tren. Te dicen ¿Por qué vas vestida así? o 'Vete a tu casa'". Su casa es Mogadiscio, la capital de Somalia destruida por la guerra. Tiene tres hijas y dos hijos. "Mis hijas sufren más insultos; en el colegio, también". No ha denunciado nunca estos incidentes. Las estadísticas no clasifican el sexo de las víctimas. La gran mayoría de los delitos de odio son cometidos por jóvenes blancos de menos de 25 años.

Unidos y libres

Ahmed, que se dedica a negocios del petróleo y ha crecido en el vecindario desde hace 25 años, no ha sufrido insultos en la calle, pero estaba enojado con Theresa May. "Dijo que ya basta, pero no es suficiente. El Gobierno tiene que dar seguridad y no es el momento de reducir el número de policías. Y los medios y el Gobierno han tardado horas en calificar como terror este acto asqueroso".

Expertos en seguridad señalaban a la BBC su escepticismo sobre la posibilidad de proteger las mezquitas, por su número, unas 1.750, y sobre la eficacia de uno o dos policías para detener estos ataques imprevistos, copiados sucesivamente por suicidas o individuos dispuestos a morir. El presunto autor actuó solo y no era conocido por los servicios de seguridad.

May, muy criticada por su lenta respuesta al incendio de la torre Grenfell, emitió una declaración sobre la unión ciudadana: "En el corazón de ese lazo está la creencia en las libertades fundamentales que todos amamos: la libertad de expresión, la libertad de vivir como escogemos y la libertad también de practicar la religión en paz".

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