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pedro fomperosa
Génova
Jueves, 16 de agosto 2018, 09:03
Lucas Peraita Dorado vive a 20 kilómetros de Génova y utiliza «a menudo» la A-10 para desplazarse a la ciudad. Para entrar a Génova el joven cántabro debe pasar obligatoriamente por el puente Morandi. Este es el viaducto que se ha derrumbado ... y en el que han perdido la vida al menos 39 personas. Afortunadamente, el joven arquitecto de 31 años se encontraba de vacaciones en Sicilia, al sur de Italia, en el momento en el que más de 200 metros de viaducto se vinieron abajo causando el desastre.
«Es un auténtico desastre», lamentaba Peraita a El Diario Montañés horas después de que las estremecedoras imágenes dieran la vuelta al mundo. Pero el arquitecto también se siente aliviado ya que «no hay afectados entre todos mis conocidos y amigos». Aún no se conocen las cifras definitivas del accidente puesto que todavía no han terminado las labores de los servicios de emergencia, que trabajan contrarreloj para poder hallar más supervivientes en el interior de los coches siniestrados.
Para el cántabro, además de la evidente preocupación por las vidas que se han perdido en el colapso, existe un «enorme problema logístico» originado por el accidente. La autopista A-10 era la única vía de comunicación de Génova, la sexta ciudad más grande de Italia, con el oeste del país transalpino. Esta situación supone un gran contratiempo para la gente que vive conectada en su día a día con las localidades del oeste.
Lucas Peraita trabaja desde hace un año y medio en el estudio de Renzo Piano, arquitecto del Centro Botín. La oficina se encuentra en la autovía, pero para el arquitecto cántabro no será un problema ir al trabajo ya que vive al oeste del estudio de arquitectura, en una pequeña localidad llamada Arezano, mientras que la ciudad de Génova se encuentra hacia el otro lado, al este del estudio.
En cambio, Peraita señala que muchos de sus compañeros de trabajo y de sus amigos viven en Génova y tienen que desplazarse hasta el estudio a través de la A-10 o, al contrario, viven en su localidad, Arezano, y tienen que desplazarse a Génova para trabajar. Estos amigos cercanos van a tener «grandes problemas para ir y volver a casa cada día», ya que «la única vía alternativa a la autopista colapsada es una carretera de dos direcciones y de un solo carril que no puede absorber tal flujo de vehículos», asegura Peraita.
Ahora los genoveses se encuentran a la espera de conocer las soluciones que se van a dar a este problema de comunicación, ya que en la actualidad la vía auxiliar está colapsada por el gran flujo de vehículos que sufre tras el derrumbe del viaducto. Lo que, para Lucas, conforma un problema «muy importante» para la región.
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