Las claves del 'brexit'

Tanto la Unión Europea como Reino Unido están de acuerdo en que logra proteger la paz y la estabilidad en la isla de Irlanda, al evitar que se levante una frontera física entre la provincia británica y la República de Irlanda. Se salvaguardan así los principios de los acuerdos de paz de Viernes Santo. Al mismo tiempo, Bruselas se felicita porque permite «proteger completamente el mercado único».

Alineada con las normas que rigen en la Unión Europea para bienes, producción agrícola y animales (controles veterinarios y normas sanitarias y fitosanitarias). En suma, dentro del Mercado Único. Pero, al mismo tiempo, formará parte del territorio aduanero del Reino Unido.

Para evitar una frontera dura en la isla, la supervisión de entrada y salida de esos productos se realizará en los puntos de entrada de la provincia británica. En aduanas martítimas, como las del puerto de Belfast, que maneja ya hoy el 67% del comercio marítimo de esta provincia y el 25% del conjunto de la isla. Esa es la razón por la que se habla de una 'frontera virtual' y controles de seguridad y supervisión de mercancías en el Mar del Norte. Durante las negociaciones se ha utilizado el ejemplo de Canarias para reforzar la viabilidad técnica de la fórmula. Con la entrada de España en la UE las islas solicitaron en un primer momento quedar excluidas de la unión aduanera. Poco después se dieron cuenta que era un error por el crecimiento del mercado interior, explicaban fuentes diplomáticas.

Al estar Irlanda del Norte en el mercado único comunitario y en el territorio británico al mismo tiempo, la UE ha aceptado de Londres que el Ulster pueda beneficiarse de los futuros acuerdos comerciales que cierre Reino Unido una vez se haga efectiva la retirada. En este sentido, podría aplicar los aranceles británicos a aquellos bienes que entren a Irlanda del Norte, pero no corran el riesgo de acabar en los mercados de los Veintisiete. En definitiva, en las rutas comerciales norte-sur de la isla regirán las normas comunitarias, en las este-oeste, las británicas. En este punto se habría resuelto el problema técnico sobre el IVA. En este sentido ha sido clave para el 10 de Downing Street esta referencia del acuerdo: «Nada en este Protocolo impedirá que el Reino Unido incluya a Irlanda del Norte en el alcance territorial de sus Listas de concesiones». Los productos de la provincia, igual que los del resto de Reino Unido, se beneficiarían de los acuerdos alcanzados con terceros países.

Al haberse cerrado un acuerdo, la retirada del Reino Unido contempla un periodo de transitoriedad de catorce meses (con posibilidad de ampliarse incluso un año más), durante el que Reino Unido mantendrá todas sus obligaciones con la UE, entre ellas su aportación presupuestaria. La idea es cerrar en ese periodo todos los detalles de una relación futura privilegiada que podrían convertir en innecesaria la fórmula. Si no se consigue, el protocolo acordado hoy entraría en vigor en 2021 como mínimo.

En principio, cuatro años desde su entrada en vigor. La UE acepta ese margen como asume que su renovación dependería de la Asamblea de Irlanda del Norte. Es la que tendría que votar vencido el plazo, en 2025, para decidir si lo prorroga durante otros cuatro años más.

Modifica el protocolo específico para la isla de Irlanda, un documento que como el de Gibraltar, que sacó del gran Acuerdo de Retirada de 580 páginas. Este, que regula todos los aspectos de la desconexión (derechos de los ciudadanos, transporte, sanidad, etcétera), se mantiene prácticamente inalterable, salvo algún reajuste de fechas (por los retrasos que lleva acumulados el divorcio).

Los cambios sustanciales se refieren al mencionado protocolo y también se actualiza la declaración política sobre la relación futura «privilegiada» entre la UE y Reino Unido, sobre la que hay que avanzar. El documento aboga por una situación en la que se impongan los criterios del Tratado de Libre Comercio. Esto es, la no existencia de aranceles de ningún tipo entre la Unión Europea y el Reino Unido sobre las bases de una competencia «abierta y justa». Y deberían a abarcar todo tipo de sectores profesionales y comerciales, telecomunicaciones, ambientales, financieros o transporte, entre otros.

Corresponde al Consejo Europeo aprobar el Acuerdo de Retirada revisado en su totalidad, así como la Declaración Política sobre el marco de la relación futura. Antes de que el Acuerdo de Retirada pueda entrar en vigor, debe ser ratificado por la UE y el Reino Unido. El acuerdo debe ser ratificado además por los respectivos parlamentos. En Reino Unido el examen sería este sábado. Westminster ya rechazó en tres ocasiones el Acuerdo de Retirada.