Francia exige el certificado covid a 1,8 millones de trabajadores

Para trabajar como camarero en Francia es necesario presentar, desde este lunes y hasta nueva orden, a su empleador un certificado sanitario covid. Es decir, disponer de un código QR que acredite que tiene la pauta completa de la vacuna, un test de antígenos o PCR negativo de menos de 72 horas o que ha superado el virus hace menos de seis meses. En caso de no tener este documento, no podrá trabajar. Deberá pedir una baja laboral y podrá ver suspendido su contrato hasta que lo presente, aunque, en teoría, no podrá ser despedido.

Los dueños de cafés y restaurantes deberán controlar que sus empleados tienen el certificado. Si no lo hacen, se exponen a un cierre administrativo de siete días y a una multa de 9.000 euros en caso de que sean reincidentes.

El primer día de la entrada en vigor de esta medida todo el personal de un restaurante y dos brasseries del barrio de La Motte-Picquet Grenelle en el distrito XV de París tenían el certificado sanitario, según confirmaron los dueños de estos locales. «Yo les pedí que se vacunaran. Y todos lo han hecho menos uno, que hará pruebas de antígenos», explica Steve, responsable del café-brasserie 'Le Pierrot'.

«¿Ha sido duro convencerles? Al principio tuvimos largas discusiones, pero terminaron bien», explica Flavian, jefe del café-brasserie 'Le Bouquet de Grenelle'. «Todo ha ido bien porque estamos obligados para seguir trabajando y permanecer abiertos», explica Bruno, responsable de otro restaurante de la zona. Sin embargo, no todos los empresarios están contentos. «Nos piden hacer un trabajo que no es el nuestro, el de vigilar a empleados y clientes», apunta Flavian. En los cafés y restaurantes galos, se exige desde el 9 de agosto a los clientes un código QR para consumir.

Los camareros no son los únicos trabajadores afectados por las nuevas medidas. El Gobierno francés ha impuesto el certificado sanitario a unos 1,8 millones de empleados que tratan con el público en locales donde es obligatorio para los clientes presentar este documento. La medida afecta a quienes trabajan de cara al público en las salas de concierto, cines, teatros, museos, festivales, gimnasios, discotecas, centros comerciales de más 20.000 metros cuadrados de superficie y en los transportes de largo recorrido.

«Estamos en contra del certificado porque generará discriminaciones para los empleados y riesgos de despidos», explicó ayer Philippe Martínez, secretario general del sindidato CGT a France Inter. Recordó que, a partir de octubre, los test en Francia serán de pago y explicó que hay trabajadores «a los que ya les han dicho: 'si no te vacunas, estás fuera'».

El Gobierno quiere incitar a la vacunación. El 63,9% de los franceses tiene la pauta completa y el 71,6% ha recibido una inyección. El país, además, inicia mañana la campaña de la tercera dosis para los mayores de 65 años y personas con comorbilidades que aumenten el riesgo de sufrir una forma grave de covid-19. Esta inyección, que será complementaria pero no obligatoria, deberá administrarse tras pasar al menos seis meses de la segunda dosis.

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