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Iñigo Gurruchaga
Londres
Martes, 26 de noviembre 2019, 19:42
El rabino mayor de Reino Unido, Ephraim Mirvis, arruinó el lanzamiento del programa del Partido Laborista para promover la igualdad y los derechos humanos de las diferentes comunidades de 'raza y fe', alertando en un artículo en 'The Times' de que «el alma de ... la nación está en juego», por la posibilidad de que las elecciones del 12 de diciembre lleven a Jeremy Corbyn al 10 de Downing Street.
«¿Hasta dónde se puede llegar?», se preguntaba Mirvis. «¿Qué grado de complicidad con el prejuicio puede tener un líder de la oposición al Gobierno de Su Majestad para que se considere que no es apto para sus responsabilidades? ¿Serían suficientes sus asociaciones con los que incitan al odio contra los judíos? ¿O describir como 'amigos' a quienes respaldan el asesinato de judíos? Parece que no».
El rabino aludía a la participación de Corbyn en programas de la televisión iraní o en actos en los que estaban presentes políticos o imanes musulmanes que han expresado ideas antisemitas, o a referirse con la palabra 'amigos' a Hamás y Hezbolá. Y criticaba en el artículo su gestión de las denuncias de antisemitismo en el partido desde su elección como líder, con renuncias de varios diputados.
La mayoría de refugiados de pogromos contra judios en el este de Europa, en el principio del XX, y como consecuencia del nazismo se asociaron políticamente al laborismo. 'Poale Zion', red marxista y sionista, terminó convirtiéndose en el Movimiento Judío Laborista (MJL) en suelo británico. Sus miembros se expresaron el 31 de octubre en términos similares a los del rabino mayor, aunque permanecen por el momento en el partido.
Aunque en la historia laborista hubo ambigüedad y divergencias sobre la autodeterminación de los judíos en Palestina, la promesa comunal del 'kibutz' creó una afinidad igualitaria. La izquierda laborista es ahora muy crítica con la política del estado de Israel, pero el MJL le ha acusado además de permitir un 'antisemitismo institucional' ante la Comisión de Igualdades y Derechos Humanos.
La denuncia del rabino Mirvis llegó horas antes de que Corbyn y otros líderes laboristas se subieran al podio de un salón de actos en el distrito postal N15, el de mayor diversidad en Londres, con más de cien lenguajes hablados en sus calles, para presentar su Programa de 'Raza y Fe', un documento único entre los partidos que participan en la campaña electoral.
Promete la promoción de más maestros 'bame'(negros, asiáticos y de minorías étnicas), el apoyo a pequeñas y medianas empresas que sostienen las economías locales de barrios como este de Tottenham, la inclusión en el currículo educativo de la enseñanza de la historia del esclavismo junto a la del Holocausto, y de la historia de esas minorías que suman el 14% de la población.
Los laboristas se proponen hacer «una auditoria del impacto del legado colonial para entender nuestra contribución a las dinámicas de violencia e inseguridad en regiones que estuvieron bajo el Gobierno colonial británico». Ese espíritu era coherente con que Corbyn afirmase desde el podio que «el antisemitismo es vil». Pero el líder laborista no ha logrado despegar de su liderazgo esa etiqueta.
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