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JOSÉ AHUMADA
Domingo, 23 de abril 2017, 07:57
Si hubiese que hacer un retrato robot del peregrino que recorre el Camino del Norte, este sería un español de 43 años, clase social media-alta y que viaja solo. Es lo que se desprende de las encuestas realizadas a los viajeros 15.828 ... en 2015 que, aunque no fueron exhaustivas, permiten hacerse una idea aproximada de quién es el caminante que se lanza a la ruta. Se saben más cosas de él: el mayor porcentaje, un tercio del total, inició el viaje movido por un impulso espiritual (los demás, en menor número, lo hicieron por turismo, estar en contacto con la naturaleza, tomarse un respiro o, sencillamente, por andar), y, durante el trayecto, su gasto medio diario asciende a 33,50 euros.
Se habla de un viajero español, pero también los hay extranjeros. El año de referencia, 2015, 9.100 personas pernoctaron en el albergue de Güemes. Una tercera parte fueron españoles; 1.762, alemanes; 1.064, franceses; 509, italianos, y 362, estadounidenses.
También se han hecho entrevistas a los peregrinos de Santo Toribio (10.650 durante el Año Jubilar de 2006). Las más recientes, correspondientes a 2015 y 2016, muestran que la mayoría de los viajeros (las tres cuartas partes) son españoles. El 60%, aproximadamente, son hombres, y el 40%, mujeres. Alemania, Francia y Gran Bretaña son los países que aportan más extranjeros. Un dato relevante: la mayor parte de los extranjeros que llegan a Santo Toribio lo hacen de paso hacia Santiago de Compostela, mientras que los de procedencia nacional concluyen su recorrido en el monasterio.
LA CURIOSIDAD
Jesús Chimeno, caminante experimentado, da unas pautas para la alimentación «Hay que empezar con un buen desayuno y salir temprano, se anda mejor. Durante el camino hay que beber agua, aun sin tener sed. Yo siempre tomo mucha fruta y frutos secos como pasas o ciruelas pasas, pero no avellanas ni almendras
Quienes, aprovechando la celebración de este nuevo Año Jubilar, vayan a animarse a engrosar la estadísticas de peregrinos, pueden necesitar algunos consejos de quienes ya recorrieron ese camino para que logren completarlo lo más fácilmente posible.
En cualquier guía pueden encontrarse indicaciones sobre el equipaje a llevar; la época del año en que se realice la caminata lo determinará en buena medida. Lo fundamental es no estrenar calzado, que este tenga agarre y sea flexible y transpirable. No está de más contar con otro par, más cómodo, para que los pies descansen al final de la jornada.
El sentido común también ayudará a hacer la mochila, con lo mínimo imprescindible para no cargar con kilos de más. Un chubasquero y un paraguas y un forro polar ligero por si el tiempo se pone feo; gorro y crema solar si hace bueno. Un par de camisetas y mudas que eviten rozaduras y calcetines de sobra andar con los pies mojados acaba con cualquiera forman parte de un equipaje razonable.
Jesús Chimeno y Francisco Chamorro forman una pareja de ultracaminantes: han completado del tirón, sin detenerse a dormir, rutas de más de cien kilómetros (Santander-Bilbao, Santander-Burgos, Potes-León, Colindres-Logroño, etc.), así que conviene atender sus consejos y trucos.
Chimeno recomienda cuidar los pies. "Es conveniente que las plantillas sean de piel; con las acrílicas las ampollas aparecen primero. A la mínima hay que usar Compeed para ampollas, después de desinfectarlas, para que no vayan a más. Y no hay que lavar los pies hasta la llegada: el polvo protege de las ampollas".
Chamorro aconseja empezar el camino entrenado "no es lo mismo hacerlo disfrutándolo que padeciéndolo", para poder sacarle todo el partido. "Ponerse en marcha es ya un éxito: empezar una cosa es tener la mitad del camino hecho: la ilusión de prepararlo, estar abierto a todo lo que ofrece el paisaje, al contacto con la gente... La visión del caminante es distinta de la del que va en coche, y ofrece más experiencias y sensaciones".
Opina que ir solo o acompañado es opcional. "Yo he recorrido el Camino de Santiago en bloques: como me llevo bien conmigo mismo, cuando he ido solo, he disfrutado; conectas más con la gente, te adaptas más. Cuando he ido con mi mujer ha sido otra experiencia: contactas, pero de otra manera. Hacer el camino llena el espíritu, porque siempre encuentras algo. Solo hace falta tener la mente abierta para encontrarlo, solo o acompañado".
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