Borrar
Reproducción de un cuadro antiguo que muestra al papa Julio II, autor de la bula, a hombros de la Guardia Suiza
El privilegio del ‘Papa guerrero’

El privilegio del ‘Papa guerrero’

Una bula papal sellada por Julio II autoriza la celebración desde el día 23 de septiembre de 1512

nacho gonzález ucelay

Domingo, 23 de abril 2017, 07:55

El día 23 de septiembre de 1512, Julio II, el Papa guerrero, otorgó al Monasterio de Santo Toribio de Liébana el privilegio de celebrar un Año Jubilar convirtiendo al cenobio cántabro en uno de los cinco lugares santos de la Cristiandad junto a Roma, Jerusalén, Santiago de Compostela y Caravaca de la Cruz. Transcurridos cinco siglos de aquella concesión histórica sellada a plomo por el pontífice los curas franciscanos que hoy guardan ese templo y su reliquia más preciada se aprestan a abrir por septuagésimo segunda vez la Puerta del Perdón.

Aunque la decisión papal data del siglo XVI, la razón que condujo a ella se remonta en el tiempo hasta el VIII, en pleno avance musulmán, cuando el monasterio, construido a una edad temprana de la Reconquista española, recibió para su protección los restos de Toribio de Astorga y, con ellos, parte de las trazas que el religioso español había traído de Tierra Santa en agradecimiento se dice a los servicios prestados como sacristán mayor de la iglesia del Santo Sepulcro. Entre aquellas reliquias, una de enorme significado: el Lignum Crucis, esto es, el trozo más grande que se conserva actualmente de la cruz de Cristo.

La curiosidad

  • La Puerta del Perdón del monasterio no siempre se ha abierto el día 16 de abril. Influenciada por la agenda eclesiástica, la celebración se ha visto obligada a retrasar los actos en al menos dos oportunidades para no hacerla coincidir en Domingo de Resurrección (1995) o Domingo de Ramos (2000). Ésta será, curiosamente, la tercera vez que ocurra.

Bajo custodia benedictina durante los ocho siglos posteriores, los que llevan al XVI, la tenencia del santo leño y, más aún, su autentificación como el mayor fragmento preservado de la Vera Crux, acabaría elevando al monasterio lebaniego a los altares del cristianismo.

Impulsor de la reedificación de la Basílica constantiniana, donde estaban sepultados los restos mortales del apóstol Pedro, y fundador de la Guardia Suiza Pontificia, el papa Giuliano della Rovere, rebautizado como Julio II, decidió otorgar a los guardianes del madero el privilegio de celebrar en su monasterio un Año Jubilar.

La concesión fue autorizada el 23 de septiembre de 1512 mediante bula pontificia, un documento eclesiástico en el que, amén del sello papal, quedó plasmado el requisito que da sentido a este evento: El acontecimiento sólo tendría lugar en aquellos años en los que el día 16 de abril cayera en domingo.

Recibido ese documento, los monjes benedictinos solo tuvieron que esperar a que se diera la primera coincidencia, que apenas tardó cuatro años en producirse.

Así, el 16 de abril de 1516 (domingo) se celebró en el monasterio de Santo Toribio el primer Año Jubilar Lebaniego, que volvió a festejarse de nuevo seis años después en 1522, y no se conmemoró más hasta 1549 porque en ese largo intervalo de tiempo ningún día 16 de abril coincidió en domingo.

No fue, este, más que un antojo del calendario juliano, que era el sistema de división del tiempo en aquella época y en cuyo periodo se celebraron cinco años santos más (1554, 1561, 1567, 1572 y 1578) hasta completar una serie definitiva de ocho.

El resto, hasta los 71 conmemorados hasta la fecha, los han propiciado las 63 ocasiones en que el día 16 de abril ha sido domingo de acuerdo con el calendario gregoriano, que entró en vigor en 1582 impulsado por Gregorio XIII y ya al año siguiente permitió una nueva apertura de la Puerta del Perdón.

Desde entonces, 1583, la celebración del Año Jubilar quedó encadenada a una serie de conjunciones que hacen realmente difícil determinar cuándo se va a conmemorar el evento.

Cadencia

El Año Jubilar Lebaniego se celebra cada 16 de abril siempre que ese día coincida en domingo, lo cual sucede con una determinada cadencia temporal: 6, 5, 6 y 11 años. Este último salto en el tiempo, el de los 6 a los 11 años, obedece al paso de los bisiestos por un calendario que solo ha roto la cadencia dos años: en 1803 y en 1899.

Los tres momentos principales

  • fechas clave

  • 23 de septiembre de 1512

  • Privilegio El papa Julio II otorga al Monasterio de Santo Toribio el privilegio de celebrar en el cenobio el Año Jubilar

  • 16 de abril de 1516

  • Estreno El monasterio celebra su primer Año Santo cuatro años después de serle otorgado el privilegio mediante bula papal.

  • 14 de mayo de 1967

  • Ampliación El papa Pablo VI acepta la petición del Monasterio de Santo Toribio de ampliar la celebración de una semana a un año.

No es esta la única alteración sufrida por el Año Jubilar, que al paso de los siglos también ha visto transformarse el tiempo dedicado a las celebraciones. Antiguamente tenía lugar durante muy breves espacios entre 15 y 20 días, un mes, a lo sumo que no llegaron a abarcar el año completo hasta su cita con 1961.

Entonces, y coincidiendo con las obras de remodelación que se realizaron en el monasterio de Santo Toribio de Liébana, los padres Franciscanos solicitaron al Vaticano que, de forma excepcional, les concediera su autorización para celebrar el Año Santo durante los 365 días siguientes, petición que los guardianes del venerado Lignum Crucis volvieron a realizar en 1967 y que el papa Pablo VI no solo concedió sino que, además, ordenó perpetuar para mayor gloria del cenobio.

Mecido por su cadencia, el monasterio lebaniego ha ido abriendo la Puerta del Perdón en los años posteriores en los que el día 16 de abril ha coincidido en domingo (1972, 1878, 1989, 1995, 2000 y 2006) con la vista puesta en un futuro que le ha traído hasta 2017 y que le llevará directo hacia 2023. Aunque la Puerta del Perdón no siempre se ha abierto el 16 de abril.

Coincidencias

Influenciada por el calendario y la agenda eclesiástica, la celebración se ha visto obligada a desplazarse por el espacio temporal en varias ocasiones y a modificar, por ello, su fecha original.

En 1995, el Año Jubilar arrancó con una semana de retraso dio comienzo el 23 al coincidir el 16 con el Domingo de Resurrección, una jornada de absoluta preferencia en la agenda eclesiástica. "Es como si el mismo día coincidieran la final del Mundial y la final de la Champions", comparó en su día el obispado, que para no solapar los actos decidió atrasar una semana el comienzo de los actos del Año Jubilar.

No ha sido esta la única vez. Un lustro después, en 2000, la Semana Santa volvió a irrumpir en la celebración, que en aquella ocasión se retrasó no una sino dos semanas porque el 16 de abril era Domino de Ramos y el 23 Domingo de Resurrección, una celebración, esta última, que se hace coincidir por norma con la primera luna llena de la primavera.

Esto, precisamente, es lo que ha sucedido en este 2017: que el día 16 de abril ha caído en domingo y que el evento se ha retrasado porque coincide con el reflejo de la primera luna llena de primavera, que es, ya se ha dicho, el fenómeno con el que la Iglesia hace encajar la celebración del Domingo de Resurrección. La puerta se abre, pues, este 23 de abril.

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

eldiariomontanes El privilegio del ‘Papa guerrero’