![«Dar un premio es la recompensa a todo el trabajo»](https://s1.ppllstatics.com/eldiariomontanes/www/multimedia/202112/22/media/cortadas/Santander-calvo-sotelo-kwGI-U160339543259UVE-1248x770@Diario%20Montanes.jpg)
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Desde la administración número uno de Santander, Marcos Arrabal intenta cada día «llevar la ilusión» a toda Cantabria, contaba esta mañana. Por eso dar un cuarto premio en el sorteo de la Loteria de Navidadpara él es «el fruto del trabajo que hacemos desde ... verano». La recompensa tras estos meses. Así que ayer por la mañana desbordaba felicidad:«Estamos muy contentos», resumió desde su establecimiento ubicado en Calvo Sotelo. Feliz de haber repartido 400.000 euros con dos series del número 42833. Sabe que los veinte décimos que ha vendido «están muy repartidos». Son lo que él define como «lotería viajera», números que cada año intercambia con un conocido suyo de Asturias. Es decir, los boletos han llegado a la capital directamente desde un pueblo de la comunidad vecina que él mismo se encarga de vender en ventanilla o de repartir por diferentes zonas de la región.
El lotero acerca los décimos como «el panadero lleva el pan», comparó ayer feliz. Muy feliz y acompañado de un par de botellas de champán para celebrar la jornada. Una sensación que ya experimentó en 2017, durante su primer año en el sector. En aquel sorteo repartió más de 160 millones gracias a un segundo premio. Y hay algo que no cambia: la primera reacción que siempre es «no creértelo», admitía Arrabal. Hasta que llega la primera llamada de algún premiado. «Ya me ha telefoneado un afortunado. Me ha dicho que le servirá para tapar algún agujero». Si repartir dinero ya es de por sí una alegría, que le toque a alguien que «realmente lo necesita» multiplica esa felicidad.
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Se enteró de todo desde casa, donde dio esos primeros saltos de alegría. Estaba allí y no en la administración porque ayer estaban de huelga. ¿El motivo del parón? «Las comisiones», explicó tras celebrar el premio. Porque llevan congeladas desde hace 17 años. Este punto, sumado al resto de gastos aparejados al negocio –que «no dejan de subir», subrayó– hacen inviable mantener la persiana subida de las administraciones y muchas «ya han cerrado», señaló. Por hacer números, el beneficio que sacan de un décimo gira entorno a los 0,80 céntimos. Esta cifra se quedaría en unos 0,50 céntimos si descuentan los gastos. La otra administración que repartió 200.000 euros está ubicada en Lope de Vega, pero su dueña secundó la huelga y no subió la persiana durante la mañana.
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