Mini Clubman JCW: Regreso a lo grande

En nuestro caso, hemos optado por escoger el más peculiar de los dos, el Clubman JCW. Somos conscientes de que no es el Mini más vendido pero sí creemos que es, probablemente, el más peculiar y llamativo de toda la gama. Cierto es que en su segunda generación, la misma que se actualizó hace año y medio, se perdió uno de sus puntos característicos: la puerta de apertura suicida de la zona trasera pero sí se mantuvo la doble puerta trasera que da acceso al maletero. Una solución que no es del todo práctica, pero sí permite que muchos viandantes se queden mirando el coche.

Hecho que ocurre indistintamente tanto si estamos parados como en movimiento. Quieto llama la atención por su diseño. En sus 4,26 metros de largo se aglutina un cóctel de lo más deportivo. Parte de culpa la tienen, entre otros, las llantas de 18 pulgadas, el techo, retrovisores y molduras decorativas en rojo, la línea roja de la calandra o una doble salida de escape trasera 10 mm más ancha. Mientras que en marcha hace gala de un sonido mecánico delicioso que, eso sí, ha bajado ciertos decibelios respecto al Clubman JCW precedente.

En este sentido, parte de culpa la tiene, de nuevo, el protocolo de emisiones puesto que el montaje de un filtro de partículas en el escape ha provocado que el Clubman JCW pierda algo de punch. No es que desprenda un mal sonido, pero no es tan rotundo como antes. Y eso que por ahí se cuelan 73 CV más que antes, pues el 2.0 Twin Turbo que se esconde bajo su capó ha sido modificado de tal manera que ahora rinde la nada despreciable cifra de 306 CV. Potencia que acompaña de un par máximo de 450 Nm (100 más) y que en combinación con la caja de cambios Steptronic de ocho relaciones y con la tracción total ALL4 le convierten en el Mini más rápido de la actualidad. Con un 0 a 100 km/h de tan solo 4,9 segundos es tres décimas más rápido que el Mini GP, lo cual dice mucho a su favor mientras que la punta de velocidad está limitada a 250 km/h.

En marcha, la contundencia del motor es altísima ya que se le nota muy lleno en cualquier régimen de revoluciones. Obviando quizá ese aspecto sonoro, el empuje es prácticamente constante desde un régimen bajo hasta casi la zona roja del cuentarrevoluciones. Eso sí, solo podremos alcanzar dicho rango si colocamos la palanca de cambios en modo secuencial y hacemos uso de las levas tras el volante. De otro modo, la propia caja Steptronic cambiará antes incluso de que lleguemos a las 6.000 vueltas para proteger el motor. Que el Clubman JCW sea tan rápido como es se debe, en parte, a que dicha transmisión cuenta con unas relaciones bastante cortas, dejando las dos últimas para contenerlo y conseguir los 8,6 l/100 km que hemos medido durante la prueba (en conducción deportiva es fácil superar los 14 l/100 km).

Una de las virtudes, y al mismo tiempo defectos, de este Clubman JCW es su firmeza. Atrás quedan los tiempos en los que hablar de un Mini era hacerlo de un coche seco que fatigaba tus riñones a poco que el terreno fuera irregular. Ahora este Clubman JCW se muestra como un coche dócil para el uso a diario pero con algo menos de emoción que alguno de sus rivales más directos (pensamos en un Golf R o un Audi S3). En opción puede incluirse la suspensión adaptativa. Cuesta 525 € y nos permite variar la dureza de los amortiguadores en función del programa escogido aunque como decimos, la sensación de kart no llega a ser ya tan acusada cuando seleccionamos el modo Sport. Por suerte, sí tenemos una dirección rápida y precisa así como unos frenos que no acusan la fatiga.

Además, gracias al diferencial autoblocante delantero así como al reparto de par variable del sistema de tracción total ALL4 consiguen mitigar por completo cualquier tipo de subviraje, logrando que aumentemos el ritmos sin perder un ápice de seguridad.

Uno de los puntos fuertes del habitáculo de este Clubman JCW son, sin duda, sus asientos. De corte deportivo y con los reposacabezas integrados se ajustan perfectamente al contorno corporal. En opción queda elegir si queremos un tapizado de tela o de cuero (1.500 € de sobrecoste), mientras que el puesto de conducción mantiene ese halo retro. La digitalización está presente gracias a la pantalla central de 8,8 pulgadas, mientras que la personalización hace acto de presencia gracias al programa Mini Yours.

Porque como buen Mini aunque de serie ya incorpore un sinfín de equipamiento, cierto es que también cuesta 48.100 €, si quisieras optar por nuestra unidad deberías desembolsar otros 9.000 €. Son elementos, algunos, prescindibles, pero lo que está claro es que aumentarán la exclusividad del modelo. Eso sí, hay un par de puntos a mejorar en lo relativo a la habitabilidad, el hueco disponible para la cabeza, y los 360 litros de maletero que no solo están por debajo de los rivales alemanes, sino que su acceso, por muy llamativo que sea mediante la comentada doble puerta, necesita de un amplio hueco para cargar los objetos con facilidad.