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Unai Mezcua
Martes, 27 de julio 2021, 11:31
«Esta forma de viajar no te obliga a nada. Te da libertad de poder decidir sobre la marcha y no estás sujeto a horarios». José Manuel Jurado, autocaravanista con más de cuarenta años de experiencia, resume así por qué las ventas de autocaravanas ... y otros vehículos de ocio no han parado de crecer a lo largo de la última década. Una libertad que, según subraya, hace esta forma de viajar «diferente a cualquier otra».
Si en 2013 apenas se vendieron 1.293 autocaravanas, caravanas y campers, en 2019 la cifra ascendía a 9.014. En 2020, con los concesionarios cerrados durante tres meses, sus matriculaciones se redujeron apenas un 3,6%, cuando las ventas de turismos se hundieron un 32%. Y este año han repuntado con tanta fuerza que el sector prevé un nuevo récord histórico: hasta junio se han vendido más de 5.600 vehículos de ocio, etiqueta que engloba a autocaravanas, caravanas y furgonetas «camper».
Las primeras son las reinas absolutas de la categoría, con más del 65% de las ventas. «La autocaravana es más móvil, permite desplazarse mejor de un lugar a otro, mientras que la caravana es más estática, más para plantarla en un camping», cuenta Antonio Fuster. Procedente del mundo de la náutica, estrenó su primera autocaravana, una Mobilvetta integral, a principios del verano año pasado. Desde entonces ha recorrido más de 12.000 kilómetros junto a su mujer, Isabel, por Francia, Portugal y España. Unos viajes que narra en su canal de YouTube, con más de 2.300 suscriptores.
La experiencia, dice, «ha superado las expectativas». Las autocaravanas permiten llevar a cuestas todo lo necesario para vivir. «No necesitas casi servicios externos, salvo poder desaguar y cambiar el agua, y si acaso recargar electricidad», explica Fuster. Aún estando estacionado en un área, junto a decenas de otros vehículos, «no te enteras casi de la gente que hay alrededor».
El perfil del autocaravanista es heterogéneo, aunque los consultados coinciden en señalar un estilo de vida activo, un cierto gusto por la aventura y un nivel de ingresos medio-alto. Los vehículos conjugan confort, aislamiento e independencia para permitir llevar «una vida nómada», que para muchos es adictiva.
«En el año 98 hice mi primer viaje a Francia. El cambio con Barcelona era del cien por cien. Desde entonces llevo seis autocaravanas», dice José Martínez, administrador del foro AC Pasión, con más de 70.000 usuarios. Actualmente viaja, junto a su mujer, Mariona, en una Frankia de más de cinco toneladas, y resalta también «la libertad que te permite salir antes o volver después en las vacaciones». Más aún durante la pandemia: «La gente tiró por aquí porque era una manera de estar libre, en casa, con la familia».
«Nuestros países vecinos nos llevaban, y nos siguen llevando, años de ventaja», coincide Jurado, que además de autocaravanista experimentado regenta una empresa de alquiler y venta de este tipo de vehículos, y preside la patronal sectorial Aseicar. «Nos ha ayudado la pandemia, porque la gente busca formas de viajar con más seguridad, al aire libre, y está descubriendo una nueva forma de viajar muy atractiva, con muchas posibilidades». El boom de estos meses, cree, «va a dejar un poso» que hará que el sector siga creciendo en los próximos años.
Para conducirlas basta con estar en posesión del carnet de conducir B, salvo que el vehículo sobre pase las 3,5 toneladas. Y dentro de España, uno de los destinos más frecuentes es Cataluña, según destaca Cris Ventosa, responsable para España de la plataforma de alquiler entre particulares Yescapa y propietaria de una camper, con la que acaba de recorrer más de 2.600 kilómetros por Italia y el sur de Francia. El caravaning, dice, ha llegado aquí un poco más tarde «pero lo ha hecho para quedarse».
Históricamente, el gran reto del sector ha sido la ausencia de una normativa clara, que regulara las condiciones para parar y para estacionar. El panorama poco a poco se va aclarando, gracias en gran medida a la instrucción 08/V-74 de la Dirección General de Tráfico. Establece que se puede estacionar en cualquier sitio donde podría parar un vehículo de iguales características «siempre que lo que suceda en el interior no trascienda al exterior», como explica Jurado. Bajo dicha normativa, si no se tiran fluidos, se sacan sillas o mesas al exterior o se extienden toldos, no debería haber obstáculos. «El problema es que cada comunidad marca sus normas con respecto a los alojamientos turísticos, y alguna comunidad puede establecer todavía que estacionar es acampar, lo que está prohibido en toda Europa. Afortunadamente esto sucede cada vez menos», dice. «Aún así hay algún pueblo que contempla en su ordenanza municipal que las autocaravanas no pueden estacionar», protesta Martínez, que pide regular el sector «escuchando a todo el mundo».
Un primer paso se dio el pasado noviembre, cuando el Congreso dio luz verde a una proposición no de ley para reglamentar los espacios de aparcamiento y pernocta. Aunque también han crecido en los últimos años, desde 183 en 2010 a 1.100 en 2020, su número es, según Aseicar, insuficiente para atender a las cerca de 200.000 autocaravanas que durante las próximas semanas se moverán por España.
Según sus datos, en Francia hay más de 7.000 áreas, y en Alemania, cerca de 5.000. En nuestro país «faltan unas 2.000 áreas para evitar problemas y aglomeraciones en las zonas más turísticas, como en el Norte y en el Levante», dice Jurado. «Algún Ayuntamiento y algún vecino se quejarán de las aglomeraciones, pero es que en algunas zonas no hay sitios para parar».
El riesgo es que suceda una involución como la que afronta Portugal. A principios de año el país vecino, antaño paraíso europeo para los autocaravanistas, aprobó una reforma del código de circulación que pone coto a la libre pernoctación, bajo la amenaza de sanciones de 600 euros. «Ahora mismo está recurrido en Bruselas y esperamos que se pueda corregir. No tiene sentido que no te dejen aparcar si tu pagas tus impuestos, porque supone una discriminación», dice el presidente de Aseicar.
«Todavía estoy por llegar a un área donde no encuentre sitio para meterme, pero sí es cierto que hay municipios donde no hay espacios regulados», según Antonio Fuster, que cree que no entiende por qué a este tipo de turismo se le presta tan poca atención. «Gente que ha gastado en una autocaravana 100.000 euros va a hacer un gasto importante, va a comprar, visitar tiendas... probablemente va a gastar más que el que va a un hotel», asegura. «Se tendría que facilitar la creación de áreas (...) Ya va siendo hora de que abramos la visión y veamos que hay un paquete por explotar. El poder visitar un pueblo todos podemos tener riqueza», según Martínez.
Empieza a haber, no obstante, un cambio de tendencia. «Es un tipo de turismo que no es estacional, sino que se produce durante todo el año. Y para la España interior es fantástico», según Jurado. «Es una forma de que llegue turismo a zonas que lo necesitan. Viene muy bien para la España vaciada. De hecho es donde menos problemas hay».
No solo las ventas de autocaravanas se han disparado: también su alquiler. «Volvemos a estar en datos récord, con un crecimiento del 50%», explica Cris Ventosa, responsable en España de la plataforma de alquiler entre particulares Yescapa. Un alza, dice, muy superior a las expectativas. «Es un tipo de viaje que responde mucho a las nuevas necesidades y expectativas de los usuarios, y se nota que este año la gente tiene interés por escaparse y disfrutar». Mientras que comprar una autocaravana supone más de 60.000 euros, se pueden alquilar por entre 50 y 120 euros al día. Los propietarios pueden ingresar unos 580 euros por semana.
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