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melchor sáiz pardo
Lunes, 15 de febrero 2016, 08:28
Iñaki Urdangarin, Diego Torres y Jaume Matas, los tres principales implicados el caso Nóos, están, una semana después de iniciado el juicio, exactamente donde los quería tener la Fiscalía Anticorrupción: acorralados por una montaña de facturas falsas y documentos comprometedores y contra la cuerdas por ... la confesión de los arrepentidos que han certificado que el Nóos se saltó todas los procedimientos legales para hacer negocios con las administraciones.
Al borde del precipicio, particularmente están ya los exdirigentes del instituto Nóos, después de las confesiones de ambos montaron una madeja societaria para desviar a sus bolsillos los más de seis millones de euros de las instituciones baleares y valencianas gracias a una inmensa maquinaria de cruces de facturas falsas, empresas tapaderas, trabajadores fantasmas, simulaciones contractuales, servicios hinchados y fraudes a la Agencia Tributaria, al Inem y a la Seguridad Social.
Los seis primeros imputados, todos ellos supuestos arrepentidos, han hecho el trabajo que esperaba Anticorrupción. Al menos cinco de los seis, porque la declaración de Jaume Matas fue mayormente exculpatoria. Pero, aun así, han apuntado sin compasión contra los tres imputados para los que la Fiscalía quiere una condena de cárcel a toda costa.
El carrusel de arrepentidos de la trama balear del caso Nóos es «una condena segura», afirman en Anticorrupción. Gonzalo Bernal García, exgerente de la Fundación Illesport; Miguel Ángel Bonet, exasesor jurídico del Instituto Balear de Turismo (Ibatur), y Juan Carlos Alia Pino, exgerente de Ibatur certificaron lo que buscaba el fiscal Pedro Horrach: que la elección de Nóos en Baleares «fue porque detrás estaba la persona de Iñaki Urdangarin»; que hubo «contrataciones irregulares» fruto de «acuerdo verbales»; que el precio de los trabajos de Nóos «vino impuesto» y «sin posibilidad de discusión»; y que luego se «vistió el santo» con convenios ad hoc.
Matas echó balones fuera y culpó a sus subordinados, pero también se dedicó a hundir a Urdangarin confirmando que todas las adjudicaciones en Baleares a Nóos fueron para congraciarse con la Casa Real.
La situación procesal de Matas ha quedado muy dañada, pero aún peor la de Urdagarin y Torres después de la confesión demoledora los pasados jueves y viernes del excontable de Nóos, Marco Antonio Tejeiro. Además de las revelaciones ante el tribunal sobre el amaño de contratos, los exdirigentes de Nóos tuvieron que escuchar las acusaciones de su exhombre de confianza de que ambos montaron una verdadera trama societaria para malversar el dinero público que recibían. Una y otra vez, Tejeiro aseguró que los dos le daban órdenes taxativas para hacer todo tipo de irregularidades a fin de engrosar sus empresas personales a través del dinero que llegaba al Instituto Nóos.
Ha sido precisamente la confesión de Tejeiro la primera que ha tocado de perfil a la infanta. El nombre de Cristina de Borbón, durante la primera semana de vista oral, apenas ha aparecido, pero sí el de Aizoon, la sociedad instrumental propiedad del matrimonio Urdangarin-Borbón y por cuyos fraudes fiscales se sienta en el banquillo la hermana de Felipe VI.
Empleados ficticios
Según Tejeiro, que se ocupaba de las cuentas de Aizoon, aquella sociedad era una verdadera máquina de pufos. Y no solo fiscales, también defraudó a la Seguridad Social y al Inem simulando más de una decena de empleados ficticios, entre ellos tres sobrinos de Urdangarin y varios empleados del hogar. En realidad, de acuerdo con el imputado arrepentido, Aizoon solo tuvo dos empleados reales. El resto eran trabajadores fantasmas que no desarrollaban trabajo alguno para la firma. Su contratación simulada solo perseguía el objetivo de aumentar los gastos deducibles así como la disminución de la base imponible en el Impuesto de Sociedades.
Manos Limpias sabe que le será imposible llevar a la infanta a la situación de extrema debilidad procesal que la primera semana del juicio ha llevado a Urdangarin, Torres y Matas, pero afirma que guarda varios «as en la manga» para acorralar a Cristina de Borbón, que hasta ahora ha salido bastante bien parada.
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