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Julian Assange, fundador de WikiLeaks.
Contra la corrupción, la Red

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Aumentan las plataformas cívicas y asociaciones de periodistas que airean delitos a través de las filtraciones. La lucha contra el fraude encuentra nuevos caminos

Marta San Miguel

Martes, 5 de abril 2016, 17:01

Por tragar que no quede: desde mordidas en contratos públicos y paraísos fiscales, a pequeñas obras domésticas pagadas sin IVA, o llevarse a casa los productos que un hospital público pone al alcance del paciente durante su estancia. Si la corrupción fuera solo una boca sería un problema, ¿pero qué sucede cuando son cientos o miles las que insisten en fagocitar el bien común?

A estas alturas no sirve de nada catalogar qué y cómo se puede robar, ni la catadura moral de quien lo practica. Sin embargo, de un tiempo a esta parte no sólo la investigación policial y judicial sino que varios fenómenos sociales han hecho que los de la catadura lo tengan, si acaso, algo más díficil para seguir defraudando a Hacienda o malversando fondos: más compromiso, activismo, y nuevas plataformas periodísticas, como la que ha destapado los papeles de Panamá, se han convertido en los dedos que señalan la infracción desde el ámbito de lo particular, desde la responsabilidad individual.

La sociedad se ha armado con la lanza de San Jorge y está deseando pinchar dragones como se ve en la última encuesta del CIS, del pasado mes de febrero, en la que la corrupción alcanzaba ya el segundo puesto en el ranking de lo que más preocupa al ciudadano, sólo superado por el paro.

Si en las urnas ese cambio social ha tenido su traslación con nuevos partidos cuya prioridad es combatir la corrupción, fuera del hemiciclo también ha surgido esa forma de activismo con páginas web, asociaciones y ONG's que permiten denunciar y filtrar información, o servir de herramienta para hacerlo, como por ejemplo Fíltrala, un servidor para enviar archivos de forma segura para el 'filtrador' y que está gestionado por un equipo de periodistas. 'Fíltrala' forma parte de la red internacional de la Associated Whistleblowing Press y sólo acepta materiales clasificados o censurados de relevancia.

Hasta la fecha, ha sacado a la luz informaciones como listas negras de contratación en el CSIC, los sueldos de RTVE o los gastos en publicidad del Ayuntamiento de Madrid entre 2011 y 2015. "El whistleblowing es uno de los métodos más efectivos de exponer, entender y combatir la corrupción en una sociedad", y consiste, ni más ni menos, que en filtrar información. Según explica Santiago Carrión en la web de Fíltrala, los correos de Blesa, el escándalo de las tarjetas Black, los llamados papeles de Bárcenas son algunos casos que han salido a la luz gracias a esas filtraciones anónimas que como silbidos (de ahí su nombre anglosajón, en alusión al silbato de los policías) han alertado del delito.

Canal de denuncias

Del otro lado, desde las propias instituciones públicas, llega también la necesidad de reivindicar un ejercicio de transparencia como se extrae del informe El camino hacia la transparencia y el buen gobierno en las Administraciones Públicas según el cual ocho de cada diez cargos públicos demandan un canal de denuncias contra la corrupción.

Dicho informe, elaborado por la empresa de consultoría KPMG mediante cuestionario a miembros del Gobierno central y de los ejecutivos autonómicos y locales, revela que los mayores riesgos para los que existen menos mecanismos de detección en los organismos públicos son el uso de información privilegiada, las operaciones realizadas en connivencia, la corrupción, el cohecho, el tráfico de influencias y los conflictos de interés. En ese sentido se enmarca, por ejemplo, la web del Ministerio de Empleo, que ofrece un buzón para luchar contra casos de fraude en el trabajo

Casos hay tantos que su acumulación se parece a un carrusel de los horrores morales, y mientras los 'Taula', 'Púnica', 'Gürtel', 'Pujol', 'Palma Arena' o ERE de Andalucía siguen sacudiendo las alfombras del país, la iniciativa ciudadana se suma a la sensación colectiva de ejercer la responsabilidad de denunciar y atajar un acto que es ya costumbre. Y no solo en España, como se está descubriendo con los papeles de Panamá.

Esta suerte de Wikileaks al cubo ha puesto colorado al país modélico que era Islandia, la Familia Real ha vuelto a verse en el epicentro de la sonroja con la cuenta creada por Pilar de Borbón, pero también el Rey de Arabia Saudí o el presidente ruso Vladimir Putin. Mientras, Hacienda investiga cuántos españoles habrían tenido acceso a una cuenta opaca en la estructura financiera que ha hecho público el Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación, que ha levantado las faldas a la corrupción para enseñarle al mundo sus vergüenzas.

Pero no sólo hay que hablar de periodismo en esta batalla contra los corruptos: la movilización ciudadano de la web Oiga.me es un buen ejemplo de cómo canalizar la presión social valiéndose de las redes sociales, como pueden ser Change.org o Avaaz.

Otro ejemplo de plataforma ciudadana es el que propone el grupo de comunicación Mediaset, que a través de la campaña 'Toma la palabra', ofrece la ciudadano la posiblidad de denunciar situaciones o abusos, así como la asociación Ajura, que persigue casos fraudulentos en la Justicia.

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