Secciones
Servicios
Destacamos
El Gobierno espera el resultado de las elecciones al Parlamento de Cataluña del 12 de mayo para reivindicarse. En Moncloa dan por sentado que el PSC será, por mucho, la primera fuerza de la Cámara, aunque no tenga garantizado poder superar el debate de investidura. ... Su anhelo es que esa victoria permita por sí sola limar los resquemores que, incluso entre sus propios votantes, despierta la ley de amnistía. Pero hasta entonces, renuncia a dar la batalla frente a los populares en el Senado, que hoy celebró su segundo debate sobre la norma en la Comisión General de Comunidades Autónomas sin su presencia, pero con la del presidente de la Generalitat, Pere Aragonès, y la de varios gobernantes del PP, que coincidieron en una idea: la de que dejar impunes los delitos del procés no será la última cesión de Pedro Sánchez.
El debate de este lunes, ya con la amnistía aprobada en el Congreso, no estuvo tan concurrido como el celebrado el pasado 19 de octubre, cuando Sánchez ni siquiera había sido aún investido ni había sellado sus acuerdos con Junts y ERC. Esta vez, la ofensiva de presidentes populares fue menos rotunda. Ni estuvo el andaluz Juanma Moreno –que casi a la misma hora se encontraba con el jefe del Ejecutivo y varios ministros en la inauguración de las obras de la línea tres del metro de Sevilla–, ni el gallego Alfonso Rueda, ni María José Sáenz de Buruaga, la presindenta cántabra, ni la balear Marga Prohens ni el riojano Gonzalo Capellán. Pero como ocurrió entonces, la ausencia no solo de miembros del Gobierno sino también de presidentes socialistas, permitió que el relato imperante fuera el contrario al que propugna el PSOE, según el cual la amnistía traerá la «concordia y la convivencia» a Cataluña.
Aragonés, decidido a aprovechar cuanta tribuna tenga al alcance para ganar proyección en una precampaña en la que corre el riesgo de quedar difuminado entre Carles Puigdemont y el socialista Salvador Illa, anunció la pasada semana que asistiría a la cita para «trolear» a los populares, que no dudan en servirse de su mayoría absoluta en el Senado para hacer todo el ruido posible con la amnistía. Y, sin embargo, si para algo sirvió s discurso fue para reforzar esa estrategia.
El 'president' no solo definió la amnistía como una «enmienda a la totalidad» de la sentencia «injusta» del 'procés' o como el reconocimiento de que «votar nunca puede ser delito» sino que ironizó, una vez más, con la falta de credibilidad de la palabra del presidente y dio por hecho que, pese a las muchas veces que ha cerrado la puerta a un referéndum de autodeterminación, este acabará llegando. Como ocurrirá, dijo, con la «financiación singular» que demanda para Cataluña. «La amnistía –recordó– dejó de ser inconstitucional de un día para otro».
En sus intervenciones, los presidentes del PP –el murciano, Fernández López Miras; el valenciano, Carlos Mazón, el aragonés, Jorge Azcón; la extremeña, María Guardiola; la madrileña, Isabel Díaz Ayuso y el castellanoleonés, Alfonso Fernández Mañueco– hicieron también hincapié en los cambios de criterio protagonizados por el presidente del Gobierno en su relación con el independentismo y lanzaron una advertencia conjunta contra la tesis socialista de que han sido sus políticas las que han debilitado al independentismo hasta conseguir que no sea una amenaza. «El chantaje –resumió López Miras– es por definición inflacionista. El precio a partir de la aprobación de esta norma no dejará de subir y subir«.
Ninguno de los gobernantes populares, tampoco el republicano catalán, estaban ya en la Cámara cuando sus pronósticos fueron rebatidos por el portavoz del PSOE, el también líder de los socialistas andaluces, Juan Espadas. Antes de él habían hablado otros senadores de su partido para recriminar, entre otras cosas, al PP que forzara un debate artificial en la comisión con el argumento de que la amnistía afecta al conjunto de comunidades autónomas. Pero solo Espadas aseguró que ni su formación apoyará nunca un referéndum de autodeterminación ni tampoco facilitará que Cataluña pueda gozar de una suerte de concierto fiscal a la vasca. «El futuro no es del que alimenta el conflicto con otros territorios de España, sino del que se ocupa de los intereses de los ciudadanos en el día a día», arguyó.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.