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ÁLVARO G. POLAVIEJA
Barcelona
Lunes, 9 de octubre 2017, 07:32
Todo comenzó con un anuncio en la contraportada de este periódico el pasado viernes. En él, Ferretería Santander invitaba a sus amigos, clientes y a todos aquellos quisieran a viajar en un autobús, cortesía de este comercio santanderino, hasta Barcelona para participar en la manifestación convocada por la Sociedad Civil Catalana en rechazo de la secesión de Cataluña y a la ruptura promovida por el Gobierno de la Generalitat y Carles Puigdemont a la cabeza.
La convocatoria superó desde el principio las expectativas de sus promotores, que recibieron cientos de solicitudes para apuntarse al viaje. Fernando Moreno, gerente de Ferretería Santander y promotor de la iniciativa, motivada por las noticias de tensión en Cataluña y la falta de respeto a la Constitución, confirmó que de haberlo preparado con más tiempo «se podrían haber llenado diez autobuses, porque la respuesta de la gente ha sido impresionante».
Ese éxito también provocó algunos inconvenientes durante el viernes, como las llamadas recibidas a lo largo del día por parte de partidarios de la independencia para criticar la iniciativa. Esa tensión provocó que los participantes no pudieran conocer el lugar de recogida hasta escasas dos horas antes de partir. Al final, la cita se concretó a las 0.30 horas del sábado en el entorno de las estaciones de Santander, donde un dispositivo de la Policía veló porque no se produjeran incidentes. Todo transcurrió en calma y a la 1 de la mañana la expedición cántabra partió para Barcelona con la incertidumbre que causaban entre sus miembros los rumores de bloqueos en las autovías de entrada a la capital catalana.
El viaje transcurrió en medio de un gran ambiente. Personas de todo tipo y edad pasaron las horas comentando la situación de Cataluña, los últimos movimientos de ambos bloques -el independentista y el constitucionalista- y elucubrando qué pasará en los próximos días tras el anuncio de Puigdemont de la declaración unilateral de independencia. Así, entre charlas y cabezadas, el grupo llegó sin problemas a Barcelona sobre las diez de la mañana.
Las casi 60 personas que conformaron la expedición cántabra se sumaron al principio a la convocatoria planteada por la asociación 'Movimiento Cívico D'Espanya i Catalans', cuyo destino inicial fue el cuartel de la Guardia Civil en la calle Travesera de Gracia. Algunos de los integrantes de la comitiva cántabra, una de las primeras en llegar, vieron con cierta intranquilidad el reducido número de asistentes en ese primer momento.
El consejero de Presidencia y Justicia, Rafael de la Sierra, destacó ayer que Cantabria y Cataluña son dos realidades «perfectamente compatibles dentro de la unidad de España» porque, en su opinión, «hay que defender lo propio y, al mismo tiempo, lo común».
Estas son parte de las reflexiones que el consejero trasladó ayer en su papel como pregonero de la fiesta de La Bien Aparecida, celebrada en la Casa de Cantabria en Barcelona.
Ante más de 200 personas, De la Sierra transmitió su apoyo a la labor que ejercen los cántabros residentes en Cataluña como ‘embajadores’ de la Comunidad. También ha elogiado a las Casas Regionales a la hora de «integrar y reunir a los cántabros que se encuentran lejos de la región».
De la Sierra ensalzó las «grandes relaciones» que siempre han mantenido dos comunidades autónomas como Cantabria y Cataluña e hizo un llamamiento para que ambos territorios defiendan sus tradiciones y su cultura «siempre dentro de la defensa de la patria grande, que es España».
«Hoy en día es perfectamente compatible defender lo propio de cada autonomía con la participación en la empresa grande, que es España», recalcó.
Álvaro Pascual, sevillano afincado en Cantabria desde hace veinte años, reconoció que «al principio tuvimos algo de miedo, porque ya viajábamos con la duda de si los independentistas tratarían de amedrentarnos, pero poco a poco empezó a llegar y al poco tiempo había muchísima gente, y ahí ya cambió todo».
Y vaya si cambió. Porque tras dejar atrás el cuartel en la parte alta de la ciudad, la manifestación, compuesta ya por cientos de personas portando banderas de Cataluña, de España y de la Unión Europea, discurrió hacia el encuentro con la convocatoria principal de la jornada, promovida por la asociación Sociedad Civil Catalana.
En ese momento, sobre las 11.30 de la mañana, ambas manifestaciones confluyeron en la plaza Urquinaona, donde la gran bandera de España portada por el grupo cántabro, una de las mayores de toda la manifestación, se convirtió en la referencia para todos los miembros del grupo que, en medio de las miles de personas de Cataluña y de toda España, se perdieron y reencontraron varias veces. Allí compartieron con la enorme masa social -un millón de personas, según los organizadores- la multitud de cánticos y reivindicaciones que se escucharon en las hermosas y señoriales calles de Barcelona: 'Puigdemont, a prisión', 'No nos engañan, Cataluña es España', 'No estáis solos', 'España no nos roba, el dinero está en Andorra', 'Yo no voté' o 'Entre hermanos no nos peleamos' fueron algunos de los más repetidos por los participantes, cántabros incluidos.
Cántabros, sí, pero también extremeños, asturianos, aragoneses, vascos y, sobre todo, catalanes. Catalanes que agradecieron en todo momento y a todos los participantes su apoyo en medio de un clima de concordia y amistad, y que se empeñaron en dejar bien claro que aquello de la mayoría silenciosa quedaba enterrado tras la que muchos definieron como una jornada histórica: «Hemos enterrado este mito, ya no se podrá volver a decir en Barcelona».
Tras quedar estancada la manifestación por lo multitudinario de la misma en el acceso a Vía Layetana durante más de media hora -con los cántabros en medio-, el itinerario continuó hasta la Jefatura Superior de la Policía Nacional, donde se volvieron a corear consignas a favor de este cuerpo y de la Guardia Civil.
En ese punto, el fragor social era multitudinario a favor de la unidad de España y de la normalización de la situación en Cataluña. Allí una cántabra residente en Barcelona se acercó al grupo tras reconocer la bandera regional que algunos portaban, agradeció la presencia de sus compatriotas y explicó que formaba parte de las Fuerzas de Seguridad del Estado, describiendo la situación que habían vivido en los últimos meses: «Han llegado a escupirnos y a acosar a nuestros hijos en el colegio. Lo estamos pasando muy mal y hemos llegado a tener miedo».
La manifestación continuó hasta alcanzar el frente marítimo de la ciudad condal camino de la sede del Parlament de Cataluña, donde se desarrollaba un acto en el que participaban el socialista Josep Borell y el Premio Nobel de Literatura Mario Vargas L losa.
Corrían las tres de la tarde cuando la comitiva cántabra llegó a la altura de la Estación de Francia, donde tomaron el metro para dirigirse hacia el autobús que los traería de vuelta. Cansados, mucho, pero tremendamente contentos y orgullosos de haber formado parte de un momento histórico.
Fernando Moreno Gómez
Cántabro de 1965 y gerente de la Ferretería Santander, organizó el viaje de modo improvisado tras días de zozobra por lo que estaba viendo y oyendo en los medios de comunicación. «Llevaba ya varios días nervioso viendo todo lo que salía y enfadado con todo lo que está pasando. Tras escuchar al hijo de Adolfo Suárez una noche diciendo grandes verdades me decidí. Se lo dije a algunos amigos y como vimos que mucha gente quería apuntarse lo anunciamos en el periódico y contratamos el autobús. A partir de ahí, locura absoluta hasta ahora. Es lo mejor que he hecho en mi vida.
Ana Moreno Gómez
Nacida en México en 1969 pero «residente siempre» en Santander, Ana Moreno hizo el viaje por un empeño solidario. «Estamos hartos de ver que la gente de Cataluña que no se quiere independizar no tenía apoyo ni se sentían seguros, y hemos decidido apoyarles para que vean que toda España está con ellos. Se lo merecen y lo necesitan. La respuesta ha sido increíble, podíamos haber llenado diez autobuses. Estamos muy contentos por la acogida que ha tenido nuestra idea, pero aún más por ver lo que nos hemos encontrado aquí. No pensamos que fuera a haber tanta gente».
Alvaro Pascual Velasco
Nacido en Sevilla en 1974 pero vecino de Santander desde hace 20 años, Álvaro Pascual asegura que se ha sumado a la manifestación «tras observar las protestas de la semana pasada y tras ver cómo los políticos de aquí y algunos a nivel nacional trazaron un plan cuyo fin era acabar con la democracia española y con la monarquía. Ahora que España crece al 3% y han visto que pierden votos su respuesta ha sido un caos que les favorece. Llegar aquí y encontrarse esto ha sido fantástico: hemos visto que estábamos muy unidos y ha sido impresionante la gente que ha participado».
Esteban Martínez
Residente en Torrelavega, pero nacido en Barcelona en 1961, Esteban Martínez decidió regresar a su ciudad animado tras ver en ElDiario el anuncio de Ferretería Santander. «Vengo a ayudar en esta situación tan dramática en la que se está rompiendo la sociedad y por compromiso, por solidaridad, por la democracia y por la legalidad. Hemos venido aquí para, de forma pacífica, apoyar a todas las personas que sufren esta situación. Somos cientos de miles y la respuesta y la acogida de los catalanes ha sido extraordinaria, encantados de que los cántabros y gente de toda España les apoye».
'Catalonia is Spain': Protests snub call for Catalan independence https://t.co/MTQJ8RYBXq pic.twitter.com/phABJnk9VJ
— CNN (@CNN) 8 de octubre de 2017
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