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Un terrible crimen machista ha vuelto a sacudir a la sociedad español. Fernando González de Castejón y Jordán de Urríes, de 53 años, marqués de Perijá y conde de Atarés desde 2012, mató a su esposa y a una amiga de ella de 70 años ... en el domicilio familiar, en el número 205 de la exclusiva calle Serrano. Tenían una hija de 9 años que estaba de viaje en París y que se encuentra bien, según fuentes de la investigación.
Los agentes encontraron los tres cuerpos después de recibir el aviso del portero, que había visto a través de la ventana un charco de sangre. Los servicios de emergencias llegaron al edificio minutos después, pero solo pudieron confirmar los fallecimientos. La mujer del asesino, Gema, de 44 años, había recibido un disparo en la sien. Su amiga la estaba ayudando a recoger sus enseres para abandonar el domicilio familiar. El arma se hallaba a los pies de González de Castejón, lo que refuerza la teoría de que se suicidó tras cometer los dos asesinatos.
El noble ya había sido denunciado en 2009 por maltratar a su madre y a su hermana y entonces se le impuso una orden de alejamiento. Nueve años más tarde, en 2018, fue arrestado por maltratar a su mujer, aunque ella retiró la denuncia y volvieron a convivir.
Ell marqués tenía una preocupante afición: se había adueñado del patio interior al que daba su vivienda y había montado allí su particular campo de tiro. «Salía por las tardes noches armado con una escopeta de perdigones y disparaba a unos cuatros que había realizado él y que tenían forma de diana», afirma uno de los moradores, al que la Policía despertó para preguntarse si había escuchado o visto algo, y confirman los demás preguntados: «También había discutido con los que le reprochaban su actitud».
Lo hacía poniendo música franquista, como el 'Cara al sol', y disparando incluso a fotos y carteles contra los «rojos», homosexuales y «la zorra». En las paredes que dan a la zona común, habría puesto pósteres en honor a Franco y Hitler. También en la casa.
Nadie quería allí a Fernando. En la última junta de vecinos, realizada solo hace un par de meses, él había sido el tema principal a tratar: qué hacer para que la convivencia mejorase. La reunión terminó sin soluciones y el marqués continuó haciendo de las suyas.
Su actitud preocupaba también a los amigos de la pareja. Cuando ayer vieron la noticia en los medios de comunicación, cuatro allegados se personaron en el bloque. «No sabemos nada. Por la información todo coincide: son vecinos del primero, no contestan a las llamadas, pero la Policía no confirma sus nombres. ¿Y la niña? ¿Dónde está la niña?», decían a los pocos minutos de llegar. Los malos presagios se confirmaron horas después.
«Estaba zumbado»
«Hace tiempo que él estaba zumbado, como loco. Bebía mucho, pero no pensábamos que llegaría a este punto», dijo una de las allegadas. «Gema se tendría que haber separado hace tiempo, pero no lo hizo. ¿Por qué adelantaría el viaje de vuelta?», se preguntaron otros, entre lágrimas. La mujer se había ido la semana pasada con su hija, de 9 años, y una amiga a París, para que la pequeña disfrutase de Disneyland. Este lunes tenían previsto el regreso, pero Gema decidió volver el sábado. Su hija quedó al cuidado de la amiga de Gema en Francia.
Los amigos conocían los problemas de la pareja: ella viajaba frecuentemente para evitar pasar muchos días con Fernando, pero siempre terminaba volviendo. Hacía años que su relación no funcionaba, al menos, desde 2018, cuando fue denunciado por malos tratos, aunque fuentes policiales precisan que ya no pesaba ninguna medida de alejamiento o cautelar de cualquier tipo sobre él.
Fernando González de Castejón y Jordán de Urríes heredó condado de Atarés, con Grandeza de España, de su tío José Miguel López y Díaz de Tuesta en 2012, cuando murió sin tener descendencia. El presunto asesino pasó a convertirse en el XVI conde de Atarés y era, en los círculos de la nobleza española, un «personaje especialmente polémico y muy conflictivo».
El asesino apareció en varios medios de comunicación en 2015 como cliente del Banco Madrid y aseguraba que tenía 700.000 euros que no podía sacar de la entidad. Si la investigación confirma la hipótesis de la violencia machista, se trataría de la vigésima mujer asesinada por su pareja o expareja durante 2022. Además, la hija se convertiría en la decimonovena huérfana menor de 18 años en lo que va de año.
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