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Juan Antonio Marrahí y Joaquín Batista
Valencia
Sábado, 1 de febrero 2025, 22:26
Las calles del centro de Valencia han vuelto a ser este sábado escenario público de la indignación contra la gestión política de la dana que el pasado 29 de octubre causó 224 muertos y tres desaparecidos y sumió en la devastación numerosos pueblos de la ... provincia. La protesta, convocada por más de medio centenar entidades como Ca Revolta, Acció Cultural del País Valencià o Acció Ecologista-Agró, pone su foco, una vez más, en el el presidente de la Generalitat Valenciana, Carlos Mazón, diana de muchos mensajes de rechazo, proclamas y pancartas dirigidas a exigir su dimisión.
Según las estimaciones de la Delegación del Gobierno, en esta ocasión han sido 25.000 las personas que han apoyado la protesta con su presencia en las calles de la ciudad, una cifra muy inferior a las precedentes (por ejemplo, poco más de una cuarta parte que a finales de diciembre). Incluso la Policía Local contabilizó una cantidad mucho más baja de 7.000 asistentes. La primera manifestación en la ciudad tras la catástrofe logró reunir a 130.000 personas el 9 de noviembre. A finales de mes, el día 30, fueron 100.000 los asistentes congregados en la segunda protesta. La tercera, convocada el pasado 29 de diciembre, tuvo una asistencia estimada de 80.000 personas.
La marcha ha partido pasadas las seis de la tarde desde la plaza del Ayuntamiento, con una llovizna que ha obligado a desplegar paraguas. Si en la anterior manifestación el protagonismo fue para los tractores y el campo, en esta ocasión los organizadores han tenido un gesto de apoyo al sector cultural. Por eso ha abierto paso la Nova Muixeranga de Algemesí y ha habido presencia de los alumnos y padres de los centros educativos afectados por los desbordamientos. Hasta veinte furgones de la Policía Nacional y un nutrido dispositivo de agentes han vigilado el avance para prevenir que se pudiera dar algún tipo de incidentes como en la primera protesta.
Una de las consignas más repetidas, como en la tres manifestaciones previas, es la que pide prisión para el presidente de la Generalitat: «El president, a Picassent». En la pancarta principal de la marcha, sostenida por representantes de las entidades convocantes se podía leer el habitual «Mazón, dimisión», con la imagen del jefe del Consell boca abajo con un chaleco de Emergencias.
Entre los asistentes, se ha vuelto a ver a algunas familias de víctimas que portaban imágenes de sus seres queridos. También han exhibido los asistentes algunos listados de las víctimas repartidas por los municipios. En algunos tramos, se han enarbolado banderas independentistas y representantes de CNT han desplegado una pancarta contra los empresarios. El síndico del PSPV José Muñoz y el portavoz municipal socialista Borja Sanjuán, entre los asistentes a la marcha. «A pesar de la lluvia, la gente ha salido a la calle para pedir la dimisión de Mazón y seguiremos haciéndolo», ha manifestado Muñoz.
Raquel y Rafa, vecinos de Catarroja sumados a la protesta, han expresado su malestar con un cartel y exigen responsabilidades. «De los errores se aprende, pero de las negligencias se dimite», rezaba su pancarta. Cuando la marcha llegaba ya a la plaza de la Virgen ha sonado 'l'Estaca', canción de Lluís Llach. Y los asistentes han vuelto a lanzar el repetido grito: «El president, a Picassent». Tras la cabecera, los carteles también han castigado al conseller de Educación, José Antonio Rovira.
Pasadas las siete de la tarde, la multitud ha desembocado en la plaza de la Virgen, donde ha comenzado la lectura del manifiesto. En su arranque, se ha subrayado que desde el 29 de enero «estamos de luto porque más de doscientas personas perdieron la vida ya cientos de miles se la transformó para siempre». La causa de la tragedia la sitúan, una vez más, en «la negligencia del Gobierno de la Generalitat» y han resumido su reivindicación en diez puntos.
Se ha expuesto, en primer lugar, «la falta de alternativa habitacional para afectados mientras existen miles de pisos turísticos o huecos de banca rescatada, fondo buitre...». Además, «trabajadores y trabajadoras incluidas en ERTE a causa de la dana no están cobrando el 100% del sueldo, se han destruido muchos puestos y la pérdida de poder adquisitivo complica la recuperación».
También han cargado contra «la negligencia de todas las empresas que pusieron en peligro la vida» de trabajadores «anteponiendo los intereses económicos a su seguridad». En concreto, se han referido a la reciente muerte de dos trabajadores en Massanassa y en Benetússer, casos que «ponen de manifiesto la precarización y los riesgos».
Quejas también porque «no está garantizado el acceso a las prestaciones públicas para la reconstrucción a personas con rentas bajas o aquellas sin situación administrativa regularizada», en referencia a la población inmigrante. Han hablado de «caos en los servicios públicos, como el transporte y la sanidad».
Otro motivo del enfado es «la falta de transparencia en las instituciones». «Ya basta de propaganda y de intercambio de acusaciones sin asumir responsabilidades», han clamado. Las críticas también van dirigidas al hecho de que se haya permitido «durante muchos años» construir en zonas inundables «sin tener en cuenta los informes científicos que alertaban de estas posibles inundaciones y poniendo en peligro la vida».
Para los convocantes de la manifestación, los 96 centros educativos afectados por la catástrofe «han sido completamente desatendidos por la Conselleria de Educación». Esto, lamentan, «ha obligado a comunidades educativas a limpiar los centros, poniendo en peligro su salud y la del alumnado». Hasta refieren «negligencia del conseller Rovira» en la muerte del trabajador que falleció en un colegio afectado de Massanassa.
También lamentan «retraso» y «escasez» en las ayudas a la cultura, con «el abandono de instituciones clave como el Instituto Valenciano de Cultura». O la «carencia» de un plan estratégico para el sector cultural afectado. Denuncian, por último, que el Consell «está asignando fondos públicos a empresas condenadas por corrupción para trabajar en las labores de reconstrucción». Describen una «Generalitat militarizada» que despliega «un modelo de reconstrucción basado en el negocio de unos pocos y que da la espalda a los afectados y a los consejos científicos».
El presidente de la Generalitat valenciana, Carlos Mazón, ha expresado «todo el respeto, apoyo y cercanía para toda la gente que siente dolor». Sin embargo, ha añadido un matiz: «No tengo el mismo respeto ni cercanía para los que intentan aprovechar el dolor para hacer política y sacar unos cuantos votos».
En referencia a esa posible instrumentalización política interesada, Mazón ha expresado su rechazo. «Eso no me genera ningún respeto y no creo que se lo genere a nadie. Mucho menos a los que sienten ese dolor», ha remarcado el jefe del Consell.
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