El efecto Leonor: un 12% más de chicas quieren ser soldado

En los últimos ocho meses la presencia en los medios de la dama cadete Borbón Ortiz no ha pasado desapercibida. Tampoco lo ha hecho para muchas jóvenes interesadas en abrazar la vida militar, un paso que quizás antes ni se planteaban. Es el efecto Leonor. Y prueba de ello es que hay más mujeres que quieren ser soldado. Según datos del Ministerio de Defensa, se ha registrado un crecimiento del 12% en el número de opositoras a alguna de las casi cuatro mil plazas de tropa y marinería que las Fuerzas Armadas han sacado a concurso en el proceso selectivo de este 2024. Un total de 1.895 mujeres aspiran a uno de estos 3.976 puestos, 208 candidatas más que en 2023 (1.687). Este aumento contrasta con un descenso de hombres, 300 apuntados menos que en 2023, una bajada del 4%. Aun así ellos siguen siendo mayoría en las oposiciones: 7.291, el 79% del total de 9.186 apuntados, en la línea de lo que sucede en las FFAA, donde el 85% de los militares son hombres, si bien la presencia femenina va cada año a más.

La instrucción de la futura Reina en el Ejército de Tierra concluirá a finales de mayo y dará paso a un nuevo ciclo en la Escuela Naval Militar de Marín, en Pontevedra, donde embarcará en el Juan Sebastián de Elcano, el buque escuela de la Armada, antes de concluir su aprendizaje militar en la Academia General del Aire de San Javier, Murcia, en el curso 2025-2026. Así que a Leonor todavía le queda 'mili' y al Ejército nuevas y variadas oportunidades para que más mujeres piensen en el uniforme militar como una opción laboral.

Desde ATME, la asociación que representa a la tropa y marinería, el grueso de las Fuerzas Armadas, confirman este 'efecto llamada' protagonizado por la princesa, pero advierten a las futuras soldados de lo que les espera: nóminas «ridículas», altas tasas de temporalidad y dificultades para conciliar y promocionar en la carrera militar.

Según su presidente, Marco Antonio Gómez, muchos de esos opositores, tanto mujeres como hombres, entrarán en las Fuerzas Armadas como vía de acceso a la Guardia Civil, la Policía Nacional o la Policía Local, que ofrecen estabilidad laboral y mejores sueldos, «y que en sus oposiciones reservan cupos de hasta un 20% de las plazas para militares con cinco años de experiencia».

Gómez, malagueño de 50 años destinado en una unidad de Tierra en Navarra, cifra en 1.134 euros la retribución neta de un soldado o marinero en su primer año. Es el salario mínimo interprofesional, pero un cabo primero con 30 años de servicio, como él, ronda los 1.400 euros cuando un policía nacional de la escala básica ya supera esa cantidad.

En esa misma línea se pronuncia María Ángeles Roda, vocal de Asfaspro, la Asociación Profesional de Suboficiales de las Fuerzas Armadas, que opina que muchas de estas jóvenes opositoras, una vez dentro, «se van a desencantar» ante la «publicidad engañosa» de que el Ejército les brinda «una independencia económica» que, según dice, «no es así». Y critica otras carencias. «Un militar hace guardias de 24 horas y eso no se paga. Tampoco se nos considera una profesión de riesgo, por no hablar de lo complicado de la conciliación familiar y las dificultades para promocionar», critica.

Roda entró en la Armada hace 28 años y hoy, con 48, es brigada en una base del Arsenal de Cartagena. Su sueldo oficial rondaría los 2.100 euros, pero es madre soltera y ante la imposibilidad de conciliar su vida familiar con las guardias obligatorias, ha solicitado una reducción de jornada, que comporta una rebaja salarial de 200 euros. «Ser militar es una profesión que me gusta; es insuperable defender nuestra nación y a todos los ciudadanos, y si se tiene que dar la vida se da porque es nuestra vocación, pero aún así cada vez más militares buscan alternativas laborales en otros cuerpos», apostilla.