La policía reconstruye las últimas horas del menor muerto en Santurtzi

Según adelantó El Correo, al examinar el cuerpo, los forenses certificaron que el chico había sufrido una muerte violenta «de etiología homicida». Los resultados de las pruebas toxicológicas y otras muestras analizadas en el laboratorio podrían aportar nuevas claves al caso.

Los agentes del Servicio de Investigación Criminal Territorial de Bizkaia (SICTB) de la Ertzaintza, encargados del caso, han tomado declaración durante el fin de semana a algunos de los amigos del chaval para conocer sus últimos movimientos durante la madrugada del pasado jueves. El joven, como muchos otros de su edad, salió el miércoles por la noche por las fiestas del barrio de Kabiezes, en Santurtzi, según coincide todo su entorno.

Al parecer, sobre las dos de la madrugada se retiró a dormir a casa de unos familiares, donde llevaba ya varios días tras un desencuentro con sus padres. Debió de llegar aturdido y malherido y se echó en la cama sin dar más explicaciones. ¿Pero qué hizo en esas últimas horas que marcó su destino de manera fatal? ¿Con quién se encontró y quién le causó las graves lesiones que le provocaron la muerte? Esas incógnitas son las que trata ahora de resolver la Policía.

Alguno de sus conocidos no descarta que pudiera haberse desplazado hasta la cercana localidad de Sestao, donde esos días también se celebraban las fiestas de San Pedro. Este extremo está aún por confirmarse. Entre otras diligencias, los investigadores intentarán localizar cámaras de videovigilancia en su posible recorrido para ubicar sus pasos e indagar también en el contenido de su teléfono móvil por si pudieran encontrar pistas sobre lo que le pudo ocurrir.

Pateado en el suelo

Por los hematomas que presentaba, especialmente en la cara y en el costado, además de otras marcas en las manos, el joven pudo verse implicado en una pelea. Se sospecha que fue pateado en las costillas cuando se encontraba tendido en el suelo. Los golpes le causarían también lesiones internas. La posible ingesta de alcohol o alguna otra sustancia estupefaciente pudo alterar su nivel de conciencia.

En lugar de buscar asistencia médica o pedir ayuda, el chico se acostó a ver si así se recuperaba. Sin embargo, durante la noche, sufriría un shock que acabó con su vida. Su tía le había dejado comida al irse a trabajar. Cuando fueron a despertarle, el chico no reaccionó. Extrañada porque no se despertaba, se acercó y le apreció los labios amoratados. Estaba frío y tenía marcas en la cara. Entonces, alarmada, llamó al teléfono de emergencias 112 y explicó lo sucedido. El médico que le examinó apreció en el chico señales de violencia y avisó a la Ertzaintza.

El caso ha generado gran conmoción tanto en Santurtzi, donde el joven y su familia residían, como en Portugalete, donde estudiaba. Acababa de repetir segundo curso de Educación Secundaria Obligatoria (ESO), aunque en las últimas semanas no había asistido a clase. Quince días antes de su muerte, había sido identificado por la Policía en el barrio El Minero de Abanto por su presunta implicación en la agresión a otro menor, por la que fueron detenidos otros dos chicos.