Borrar
El Rubencio
La España donde nadie quiere ser alcalde

La España donde nadie quiere ser alcalde

Más de ocho mil vecinos de 44 pueblos se quedaron sin votar en las elecciones locales de mayo al no tener a nadie a quien hacerlo. Este 26 de noviembre vuelven a las urnas salvo en ocho municipios navarros donde, de nuevo, no concurre ninguna lista. Vaya papeleta

Sábado, 11 de noviembre 2023, 13:10

Aquí el CIS de Tezanos se quedó en blanco y Metroscopia no se comió un colín. Son los 44 pueblos que no celebraron ninguna fiesta de la democracia el pasado 28 de mayo. Mientras el resto del país acudía a las urnas, este trocito de la España rural nos dejó sin las clásicas anécdotas del olvido del DNI o las monjas votando porque ni se constituyeron las mesas, ni se colocaron las urnas, ni se pegó un solo cartel electoral. No hubo papeletas porque no concurrió ninguna candidatura. Nadie quiso saber nada de ser alcalde y sus vecinos se quedaron huérfanos de representantes.

El domingo 26 de noviembre, los ocho mil habitantes de esta 'tierra de nadie' encaran una segunda oportunidad para escoger regidor, aunque la reválida sigue sin convencer a todos. En ocho ayuntamientos, al alcalde no se le espera porque, de nuevo, nadie ha querido dar el paso y presentarse a las elecciones. Para evitar el vacío de poder quedarán bajo el control de una comisión gestora nombrada por su Diputación. Esas ocho localidades 'ingobernables' se concentran en Navarra, comunidad foral que aglutina a 38 de los 44 pueblos que no votaron el 28-M (un 86% del total). El resto se reparten entre las provincias de Burgos (4), Segovia (1) y Teruel (1).

Y además en cuatro lugares de esa Navarra vaciada que apenas superan los 300 habitantes sólo se presenta una candidatura, Escaños en Blanco, un movimiento que no toma posesión de sus escaños, lo que a todos los efectos es como si no concurriera nadie. Otros cuatro pueblos más a la lista de 'ingobernables'.

«Es triste, y claro que me da pena, ¡mucha pena!», se lamenta Cruz María Moriones, alcalde en funciones de Navascués, uno de esos regidores que no ha encontrado relevo. Ninguno de sus 118 vecinos se ha decidido a coger las riendas de esta localidad navarra próxima a los Pirineos.

Cruz, de 72 años, los últimos ocho en el cargo, es de los que echa horas moviéndose de un lado a otro buscando euros debajo de las piedras «porque el dinero que no viene aquí se va a otro sitio». Moriones ha renunciado al tiempo libre que se le supone a un jubilado como él para volcarse en Navascués. «A efectos de papeleo, hacer una obra, una subasta, una licencia de actividad cuesta el mismo trabajo en un municipio de cien habitantes que en uno de dos mil». Y pese a todo asegura no estar cansado, pero lo quiere dejar para que se involucren otros. «Es que veo que nadie tiene interés, que la gente se ha acomodado. No hay voluntad, nos estamos acostumbrando a que todo lo hagan otros y la gente tiene que asumir su responsabilidad».

–Igual es que ser alcalde es muy sacrificado…

–Pero si no han estado, ¿cómo van a saber si es sacrificado?

Trabajo, responsabilidad, noches sin dormir y nula recompensa económica es lo que Cruz deja a su sucesor, que ni está ni se le espera. «Aquí no hay sueldo. ¡Cómo va haberlo si no hay capacidad económica!». Pero sólo por la satisfacción de ver avanzar Navascués desde primera línea «ha merecido la pena». Por eso se sube por las paredes cuando se ve gobernado por una comisión gestora «con gente que viene de no sé dónde», advierte.

Desafección política

¿Por qué Navarra concentra a casi el 90% de los pueblos que se quedaron sin elecciones en mayo? En la Federación Navarra de Municipios y Concejos (FNMC) están acostumbrados a que les pregunten por esta insólita situación. A su responsable de Comunicación, Juan Jesús Echaide, lo que le resulta extraño es que no suceda en más territorios pequeños del resto de España. Hay que tener en cuenta que Navarra tiene muchísimos municipios (272) para tan poca población (650.000 habitantes), y un 70% no llega a las mil almas. La gran mayoría de las localidades navarras afectadas se encuentran en entornos rurales, tienen menos de 200 habitantes, «y algunas menos de 50», y con vecinos de edad avanzada sin ganas de meterse en el jaleo de la política. «Formar ahí una candidatura no es fácil. El mundo de la gestión municipal se ha vuelto muy complejo y estos ayuntamientos apenas tienen personal administrativo por lo que muchos asuntos los tiene que resolver el propio alcalde», detalla Echaide, al que le sorprende que este fenómeno no se repita con la misma proporción en Castilla y León, con cientos de pueblos con menos de 50 vecinos.Cruz María Moriones, actual Cruz María Moriones, actual Cruz María Moriones, actual donde no se presenta ninguna candidatura.

Para Jordi Rodríguez Vigil, profesor de Comunicación Política de la Universidad de Navarra, no hay una sola razón que explique que nadie quiera ser alcalde. «Es un conjunto de causas. Hay factores genéricos como la desafección hacia la cosa pública por la mala imagen de la política, el envejecimiento de la población en esa España rural que estamos vaciando, y el sueldo, que si lo hay, es simbólico, lo que tampoco anima». Además, «cuando las poblaciones son tan pequeñas la responsabilidad del alcalde es aún más complicada porque nunca vas a contentar a todos, y tus decisiones afectan a vecinos con los que te cruzas todos los días». Y añade otro elemento propio de Navarra, el de las tensiones nacionalistas que en algunos pueblos tampoco ayudan a dar el paso. «Significarte puede conllevar complicaciones. Al final sopesas las ventajas y los líos que te esperan y acabas pensando que no compensa, que mejor que vengan de fuera y nos digan qué hay que hacer», esgrime.

El hostelero César Lombarte se presenta a la alcaldía de Monroyo (Teruel) Tras su anuncio, se registraron otras dos listas. El pueblo ha pasado de no tener candidatos en mayo a tener una triple oferta para el 26-N

Fuera de Navarra afloran situaciones sorprendentes como la de Monroyo, en la comarca del Matarraña, en Teruel, uno de esos rincones en los que parece haberse detenido el tiempo y donde se respira uno de los aires más limpios de España. Sus 300 y pico vecinos han pasado de no tener a nadie a quien votar en mayo a poder elegir ahora nada menos que entre tres listas. «Se ve que la gente se ha visto con el agua al cuello y ha dado el paso», opina David, el alguacil local.

La actual alcaldesa en funciones, del PSOE, intentó montar una candidatura para el 28-M sin lograr reunir los siete nombres necesarios para registrarla. Por primera vez en democracia, los monroyenses no pudieron acudir a las urnas. Ante el panorama de que una gestora controlara el pueblo, los vecinos se movilizaron, tanto que ahora tienen hasta tres partidos donde elegir, el PP, el PAR y Teruel Existe.

«Yo nunca me he querido significar. Tengo un bar y por aquí viene gente de todas las ideologías, se critica al cura, al alcalde, a fulano y a mengano, y no pasa nada, esto es un espacio de libertad, por eso nunca me he metido en política… pero ¡hostia!, si no se presentaba nadie nos iba a gobernar una gestora y eso iba a ser una catástrofe, así que monté una candidatura», resume César Lombarte, de 62 años, que encabeza la lista Monroyo Existe, apadrinada por Teruel Existe.

Hostelero de tercera generación y propietario de Posada Guadalupe, un hotel familiar con bar y restaurante que lleva abierto en Monroyo desde 1940, Lombarte recuerda que tras el fiasco del 28-M, la alcaldesa convocó a los residentes a una reunión para explicarles lo que se avecinaba. Y viendo que nadie daba un paso al frente, decidió que tenía que echar pa'lante. «Con una gestora esto se nos iba de las manos. En los pueblos pequeños ya estamos jodidos como para que la política local la decidan sin preguntar a los que vivimos aquí. Nadie va a velar por ti si no lo haces tú», reflexiona el empresario.

«No está pagado»

Poco después de anunciar sus intenciones, otros vecinos montaron otras dos candidaturas, alguna sobre la bocina. «Los partidos grandes te manejan como quieren. Necesitan el voto para tener el diputado de turno y luego se olvidan», opina Lombarte, que se medirá con el PP y los regionalistas del PAR en un curioso escenario electoral que ha pasado de la nada al todo, de ninguna oferta a tres, «y bienvenidas sean». «En Monroyo tenemos un problema tremendo de despoblación que hay que frenar. No tengo ideología, pero sí ideas. Me presento por responsabilidad, y soy consciente de que esto no está pagado. El que entra de alcalde sabe que ya se puede ir rascando el bolsillo desde el minuto uno», afirma el hostelero.

Begoña Lavín ya sabe que será la alcaldesa de Trespaderne (Burgos). Encabeza la única lista que concurre a las urnas El día 26 de noviembre, seis meses después de que nadie se presentara en las de mayo.

Begoña Lavín ya sabe que será la próxima alcaldesa de Trespaderne, un pueblo de 700 habitantes en la comarca de Las Merindades, al norte de Burgos. Lavín, de 51 años y cuidadora en una residencia de ancianos, encabeza la única lista que se presenta a las elecciones del 26. Concurre bajo las siglas del PSOE, aunque ni ella ni el resto de su plantel, con cinco mujeres copando los primeros puestos, militan en ese partido. «No somos afiliadas, pero es con el que tenemos más afinidad».

Nadie de los siete miembros de su lista goza de experiencia política ni conoce los entresijos de la administración local. «Para mí es un reto y sé que me voy a tener que emplear a fondo. Te confieso que se pasan nervios, pero es lo que debía hacer». Begoña dio el paso «ante la desidia que había en el pueblo», que ella achaca a la desafección generada por los continuos enfrentamientos entre los dos partidos que han gobernado Trespaderne los últimos años, Iniciativa Merindades y el PSOE. «La gente se cansó de unos y otros, y nadie quiso meterse en este fregado».

Con la sombra de una gestora en el horizonte, ella y otras vecinas decidieron hacer algo. «No queríamos que nos gobernaran de fuera. Las riendas de un pueblo las tiene que llevar alguien que reside aquí y conoce las necesidades». Y admite que en su decisión quizá hay cierta inconsciencia: «Igual si lo piensas bien no te lanzas al lío. Pero eso de 'yo hago lo mío y no me interesa nada lo de los demás' no va conmigo».

No es la primera vez que esta divorciada y madre de un hijo adolescente se arremanga para echar una mano. Ya lo hizo con la Unión Deportiva Trespaderne, el equipo de fútbol local, condenado a la desaparición. Junto a otras madres acudió a su rescate hace tres años, y hoy compiten en varias categorías. Ahora se dispone a jugar en otra liga más compleja. Y aunque se sabe ganadora aspira a salir con el máximo apoyo popular. De momento cuenta con el consejo de la anterior alcaldesa. «Cógete una excedencia y olvida tu trabajo porque la alcaldía es una locura», le dijo. Begoña verá si lo compagina con su labor en el geriátrico «porque con 51 años tengo que seguir cotizando, aunque esto no se hace por el sueldo».

Todos vecinos del pueblo

Al periodista Florentino Descalzo jamás se le pasó por la cabeza saltar al otro lado de la trinchera. Él, que tantas veces ha tenido que escribir de política en 'El Adelantado de Segovia', se ve ahora protagonizándola… y muy a su pesar. Nacido hace 55 años en Cabezuela, una localidad segoviana de 700 habitantes, Tino, como le conocen, lidera una de las dos candidaturas que tratan de enmendar el vacío electoral que dejó al pueblo sin alcalde en mayo. Él lo atribuye al hartazgo por las rivalidades políticas, lo sacrificado de asumir la alcaldía, la escasa recompensa en términos salariales «y los disgustos que te puedes llevar si un vecino no comparte tu decisión».

El periodista Florentino Descalzo temía que su pueblo, Cabezuela, en Segovia, quedara en manos de una gestora. Con otros vecinos montó una agrupación de electores para evitar «que nos gobiernen de fuera». R.C.

Como alternativa a su Agrupación de Electores de Cabezuela, se presenta una lista de 'paracaidistas', un partido nacido en León y con sede en Madrid llamado Progreso de Ciudades Alianza Alternativa. La diferencia es que en la de Tino todos son vecinos del pueblo «y de distintas edades e ideologías porque queremos que represente a todos».

El periodista es consciente de la carga que asumirá. Pero lo tiene claro: «Nací y crecí en Cabezuela, tengo familia y amigos aquí. Me siento muy vinculado y creo que si nadie daba el paso, a Cabezuela lo podían manejar personas ajenas al pueblo, que no conocen la idiosincrasia, ni la historia, ni los sentimientos. Y eso no puede ser». En Cabezuela, igual que en esos 36 pueblos donde, esta vez sí, habrá urnas, al fin alguien quiere ser alcalde... aunque sea a regañadientes.

El peligro de que el vacío de poder se llene con paracaidistas

Navarra, con decenas de núcleos pequeños y envejecidos, es un caldo de cultivo para que candidaturas que no tienen nada que ver con el pueblo aterricen por allí para rellenar el vacío de poder que se produce cuando nadie compite por la alcaldía. Son los llamados paracaidistas. Ocurrió en 2011 en Garínoain, en la comarca de Tafalla, donde a los seis meses de quedar desiertas las elecciones, un partido ultra, Derecha Navarra y Española, se presentó con una lista en la que no había ningún vecino. Todos los habitantes se unieron para votar en blanco y tratar de que esa única candidatura no llegara al 5% de los sufragios, la barrera para conseguir representación municipal. No lo lograron. Con un 5,6% de los votos (18 papeletas), los ultras gobernaron. La experiencia sirvió para que en una especie de Fuenteovejuna, los vecinos se unieran y en todas las elecciones posteriores, se ha presentado una agrupación con gente del pueblo, que hoy gobierna la localidad.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Publicidad

Publicidad

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

eldiariomontanes La España donde nadie quiere ser alcalde