

Secciones
Servicios
Destacamos
Chelo Tuya
Lunes, 8 de febrero 2021, 09:04
Un «fallo multiorgánico» que, según los primeros indicios, está vinculado a las secuelas de la covid que sufrió en noviembre pasado está tras la muerte ayer de Pablo Riesgo Rivero, de 26 años, técnico en cuidados auxiliares de enfermería en el gijonés Hospital de Jove. Su fallecimiento, en la mañana de ayer en el Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA), se ha convertido en el primero de un profesional sanitario en Asturias vinculado a la covid. También, en el asturiano más joven fallecido por covid. Hasta ahora, el Observatorio de la Salud fijaba en 46 años el caso mortal más joven.
El joven gijonés, con raíces en la localidad gozoniega de San Jorge, llevaba un año en la plantilla del centro hospitalario de referencia de la zona oeste de Gijón, que cuenta con una planta covid. Su labor la desempeñó, fundamentalmente, en el área de Urgencias. En noviembre pasado, se contagió de la covid, lo que le llevó a ser hospitalizado en su propio centro de trabajo.
Tras doce días ingresado con diagnóstico de neumonía bilateral, que obligó a intubarle para suministrarle oxígeno, el técnico en cuidados auxiliares de enfermería recibió el alta. Como él mismo explicaba en una entrevista realizada a finales de noviembre en la TPA, seguía con las secuelas: cansancio, fatiga y tos persistente. Unas secuelas muy comunes en la mayoría de los enfermos que se contagian de coronavirus.
En enero se reincorporó a su puesto en el Hospital de Jove. Sus compañeros confirman que «seguía con su buen ánimo de siempre, pero se sentía cansando al final del día», dijo el presidente del comité de empresa, Marcos Bernardo.
Un cansancio que fue a más esta semana, cuando ingresó en las mismas Urgencias en las que trabajaba, desde donde fue derivado al HUCA. «Nos hemos quedado todos en shock», afirmó Bernardo.
Sus ojos eran el mejor reflejo de lo que decían sus palabras. Poco quedaba del joven deportista, de mirada clara y faz siempre risueña que aparece en las redes sociales en aquel hombre de ojos cansados, rostro embozado con mascarilla y voz claramente afectada por la coronavirus que hablaba ante las cámaras. A finales de noviembre, diez días después de haber salido de la Unidad de Cuidados Intensivos del Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA), Pablo Riesgo Rivero volvió a demostrar lo que su familia, sus amigos y sus compañeros de trabajo ya sabían: que lo suyo con la sanidad era vocacional.
«Lo tuve y vi que esta enfermedad, aunque seas joven, puede desarrollar síntomas graves y acabar, incluso en una UCI», explicaba el técnico en cuidados auxiliares de enfermería de Urgencias del Hospital de Jove a la TPA. Lo hacía este gijonés, con raíces de la localidad gozoniega de San Jorge, para concienciar a todos, pero sobre todo a los de su generación, de la severidad de una pandemia que se ha llevado a miles de personas. Que se ha llevado, incluso, a Pablo.
Sus 26 años, su fortaleza, su profesionalidad y su ánimo «siempre estaba risueño, incluso cuando estuvo ingresado solo quería animar y ayudar», recordaban ayer sus compañeros del hospital por antonomasia para la zona oeste gijonesa, no han servido como escudo para un virus que le ha convertido a él en la víctima más joven de Asturias y en la primera del sector sanitario.
Decía él en noviembre que «nadie está libre de tenerlo», porque, como comprobó durante su año de trabajo en el Hospital de Jove «cualquiera puede coger el virus y quedar grave».
Por ese motivo, hacía un llamamiento a la población que, pese a estar en plena segunda ola de la pandemia abogaba por 'salvar las navidades', un eslogan que ha traído consigo una tercera ola de contagios y muertes. «Este año no es el año de juntarse en masificaciones y aglomeraciones», pedía Pablo Riesgo Rivero. Y daba argumentos: «Hay un riesgo muy grande, lo viví, sé lo que es», incluso, reconoció, el paso «por una UCI». Por eso, el gijonés sentenciaba: «no es el momento de celebraciones ni de fiestas. Es muy grave».
Una gravedad que su caso demuestra. Tras recibir el alta, Pablo Riesgo Rivero seguía con secuelas que él mismo confirmaba. Cansancio, fatiga y una tos persistente. Algo de lo que dan fe sus compañeros. Porque, pese al cansancio, en cuanto tuvo la PCR negativa el joven pidió el alta para volver a su puesto en Urgencias del Hospital de Jove.
«Estaba muy cansando, pero no quería ir al médico, porque decía que estaba bien. Siempre tenía mucho ánimo», insisten sus compañeros que hoy recordarán a este profesional sanitario por vocación, sportinguista por afición, con un homenaje ante las puertas de Jove. Recordarán que esto es grave. Mucho.
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.