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Cristian reino
Barcelona
Viernes, 15 de enero 2021, 13:06
Hace meses que la legislatura catalana está agotada pero las urnas no acaban de llegar. El vicepresidente en funciones de presidente, Pere Aragonès, firmó este viernes el decreto que deja «sin efecto» la convocatoria de los comicios para el 14 de febrero y los «traslada» ... al 30 de mayo, una fecha que, como la anterior, penderá de un hilo en función de la evolución de la pandemia.
Son las paradojas de la política catalana: la legislatura que estaba muerta desde su inicio, pues Quim Torra afirmó que sería muy corta, se va a prolongar casi hasta completar sus cuatro años. Torra quería elecciones hace un año, pero Puigdemont no le dejó; luego ERC y JxCat apostaron por convocarlas el 14 de febrero y al final se han echado para atrás hasta casi el verano. Cataluña sigue, por tanto, el camino que ya transitaron Galicia y el País Vasco, que aplazaron sus elecciones de abril, en plena primera ola, a julio.
El retraso tiene consecuencias en el ámbito nacional. Empezando porque Pedro Sánchez no podrá realizar cambios en el Gobierno, hasta que Salvador Illa cese como ministro al inicio de la campaña, y porque Cataluña seguirá cuatro meses más en parálisis política con lo que ello conlleva.
Urnas. Puigdemont no permitió a Torra convocar hace un año, y JxCat y ERC alargan de nuevo la legislatura
El Govern firmó el decreto horas después de una reunión con los partidos catalanes, en la que hubo acuerdo sobre la idea de posponer los comicios, pero no unanimidad en la fecha elegida. Solo se opuso el PSC, que hasta el jueves rechazaba también cualquier tipo de retraso. Los socialistas llevaron a la reunión una propuesta alternativa de votar el 14 o el 21 de marzo.
La situación de la pandemia y las perspectivas sanitarias para las próximas semanas son las razones que el Govern puso sobre la mesa para justificar el aplazamiento. En una comparecencia tras firmar el decreto, Aragonès habló de un «riesgo inasumible» el 14 de febrero y para que nadie tenga que renunciar a su derecho a voto por miedo.
Los argumentos que aduce el Ejecutivo son que el proceso de vacunación estará más avanzado en mayo y que el clima más caluroso ha favorecido una menor incidencia de la pandemia. El plan que presentó meses atrás para garantizar las elecciones el 14-F tenía unos datos epidemiológicos similares a los que ahora le sirven para suspender. Fuentes independentistas admitieron que si llegado el plazo del 30 de mayo Cataluña se encontrara en las mismas cifras sanitarias que hoy, con riesgo de colapso hospitalario y con cerca de 500 pacientes en la UCI, el Govern podría volver a aplazar los comicios.
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Todos hablan de razones de salud, pero los partidos se intercambiaron acusaciones de electoralismo. Y es que a nadie escapa que los intereses de unos y otros han acabado por inclinar la balanza. JxCat y ERC llevan meses de dura pugna pero tenían dudas sobre unas elecciones en pleno pico de la pandemia, temían la abstención y han llegado a la conclusión de que ambos pueden salir ganando con el aplazamiento.
En Esquerra había nervios, a pesar de que lidera las encuestas, porque JxCat le pisa cada vez más de cerca los talones. Los republicanos lo negaron este viernes pero buscan que el supuesto 'efecto Illa' se diluya y que Laura Borràs se caiga de la carrera electoral si es inhabilitada. Junts, en cambio, necesitaba tiempo para consolidar una candidatura improvisada y confía en que su aspirante siga escalando posiciones.
En el PSC se disparó la euforia hace una semana cuando por primera vez una encuesta reflejó que el llamado 'efecto Illa' podía dar la victoria a los socialistas. El PP también estaba obteniendo rédito a su apuesta por fichajes externos, como Lorena Roldán o Eva Parera, mientras que comunes y Ciudadanos han abrazado el retraso como agua de mayo pues salen muy mal parados en los sondeos actuales.
El ministro de Justicia ya advirtió el jueves al Govern que tuviera «cuidado» ante las dudas legales de la suspensión. El decreto firmado este viernes incluye un informe de los servicios jurídicos del Govern que asegura que hay encaje legal, y que en un contexto como el actual y para garantizar la salud y el derecho al voto, se puede proceder a un aplazamiento o a una suspensión.
El PSC dijo este viernes que no ponía objeción al cambio de fecha, pero avisó de que no admitirá una modificación de las reglas de juego con el partido empezado. Los socialistas entienden que ya no puede haber cambios en las candidaturas ni en las coaliciones ni se pueden abrir los plazos para que las formaciones que se quedaron fuera por no conseguir los avales lo puedan volver a intentar. Los socialistas temen maniobras de última hora de los independentistas y no descartan un recurso.
«Tenemos más tiempo para ganar las elecciones», apuntaron fuentes secesionistas. Las alarmas habían saltado en el independentismo ante la posibilidad de que Illa reedite la victoria de Ciudadanos con Inés Arrimadas en 2017. No es descartable que el retraso propicie nuevos fichajes para dar lustre a las listas, como ha hecho el PP, o incluso alguna nueva coalición entre partidos.
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