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Adolfo Lorente
Jueves, 9 de noviembre 2023, 11:46
El PNV trata de recuperar la vitola de imprescindible que históricamente ha tenido en la gobernabilidad de España y que ha ido perdiendo estos últimos cinco años de la mano de Pedro Sánchez. En esta negociación todo el foco se ha colocado sobre Carles Puigdemont ... y los jeltzales han quedado eclipsados por la agenda catalana. Tal es la situación que hoy, tras el acuerdo entre el PSOE y Junts, la pregunta es ¿y el PNV? Porque no podemos olvidarnos de que el acuerdo entre los de Andoni Ortuzar y Pedro Sánchez sigue sin cerrarse.
Son cinco escaños que serán claves para la gobernabilidad de la legislatura pero no, sin embargo, para la investidura. De hecho, ahora, tras el sí de Junts, ERC, EH Bildu y el BNG, a los socialistas les bastaría con que el PNV se abstuviera en la segunda votación de la inminente sesión de investidura, que se celebrará la próxima semana. En la primera es necesario que el candidato tenga mayoría absoluta (más de 176 escaños) pero en la segunda basta con tener más síes que noes, es decir, mayoría simple.
La única forma de que Pedro Sánchez perdiera esta segunda votación es que el PNV se uniera al PP, Vox y UPN votando que 'no', una situación a todas luces irreal. Es decir, que Sánchez, por mucho que Sabin Etxea se enfade si no logra las cesiones que pretende, no tendría más alternativa que abstenerse.
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De hecho, esta siempre ha sido la gran estrategia que Sánchez ha mantenido en su relación con el nacionalismo: 'o yo o el caos, vosotros veréis'. Y, de momento, mejor no le ha podido ir para desesperación de un PNV que se ha visto atrapado en la telaraña tejida por un presidente en funciones que seguirá residiendo en La Moncloa durante varios años más. Además, en 2024, hay elecciones autonómicas en Euskadi y salvo sorpresa mayúscula, tanto el PNV como el PSE intentarán reeditar su coalición gubernamental que ha liderado estos últimos años Euskadi con mayoría absoluta. El margen de los de Ortuzar para romper con Sánchez o al menos tensionar su relación es mínimo.
¿Qué está negociando el PNV? 'Grosso modo', que el secretario general del PSOE se comprometa a cumplir lo que se comprometió a cumplir en su acuerdo de investidura de finales de 2019. La clave de bóveda es que ejecuten, sí o sí, todas las transferencias pendientes del Estatuto de Gernika, incluida la gestión del régimen económico de la Seguridad Social. También el servicio de Cercanías Renfe, una materia que está negociada e incluso pactada hace meses pero que no se ha terminado de materializar. El problema, ahora, es que parece que Euskadi va a rebufo de Cataluña tras el pacto de ERC para transferir Rodalies cuando no es así.
Hace unos días, el lehendakari Iñigo Urkullu recordaba con cierta sorna y enfado que la investidura no sólo giraba en torno a Junts, que todavía quedaba el dosier del PNV. Aunque se esforzó en subrayar que las conversaciones las llevan desde Sabin Etxea, subrayó que en «la legislatura anterior había un compromiso por parte del Gobierno español que no ha cumplido», y que «esa es una base suficiente para saber cuál es el compromiso que un Gobierno español futuro habría de tener para con el autogobierno singular y reconocido vasco: el autogobierno que se basa, hasta el momento, en el Estatuto de Autonomía del año 1979, y que está pendiente de ser cumplido».
A su juicio, cumplir el Estatuto y respetar el autogobierno vasco no solo consiste en transferir las competencias pendientes, sino también en garantizar las que han sido transferidas y el propio autogobierno, porque «se viven tiempos de erosión silenciosa estos últimos años».
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