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Para Podemos, este 8M debía ser «el del 'No a la guerra'», una paso más para marcar distancias respecto al PSOE que acabó diluido en un «especial recuerdo aquellas mujeres que sufren la guerra de Putin». La formación morada recogió cable en su ofensiva contra ... la Moncloa por el envío de armas a Ucrania, un hecho que había desatado fuertes tensiones dentro de la coalición y del propio espacio morado. Fue necesaria la mediación de la vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz, que optó por tomar las riendas antes de que la situación llegara a un «punto de no retorno».
La ministra de Trabajo, que no asistió este martes a ningua de las manifestaciones convocadas en Madrid para poder celebrar el cumpleaños de su hija Carmela, al igual que en años anteriores, había reunido el domingo a las ministras Ione Belarra e Irene Montero -números uno y dos de Podemos, respectivamente- para pactar un cese de hostilidades con el PSOE, formación al que la secretaria general de los morados había encasillado ese mismo día entre los «partidos de la guerra», una postura no compartida por otras fuerzas de la coalición como IU, los comunes o la propia Díaz.
El toque de atención se dejó notar el lunes por la mañana, cuando la coportavoz del partido, Isa Serra, ya rebajó el suflé y reiteró el compromiso de Podemos con el Gobierno de Pedro Sánchez. «Sabe que puede contar con nosotros», afirmó, antes de descartar una «ruptura» de la coalición. Las declaraciones se dieron minutos después de que la vicepresidenta segunda hubiera vuelto a reunir a los ministros y los secretarios de Estado de Unidas Podemos con el objetivo de cerrar las heridas. «Es evidente que hay diferencias», reconoció Serra.
En la rueda de prensa tras el Consejo de Ministros de este martes, a pocas horas del inicio de las manifestaciones del 8M, Montero ya no mostraba fisuras con el resto del Gobierno e incluso la ministra portavoz, Isabel Rodríguez, le echaba un capote para que evitara responder si consideraba al PSOE «un partido de la guerra».
Pero la divergencias dentro del espacio morado, pese a los intentos de Díaz, habían seguido llegando desde fuera. El exvicepresidente Pablo Iglesias recordó el lunes a la ministra de Trabajo que si está en el Ejecutivo fue «porque Podemos mantuvo esa posición». El otrora líder morado se refería a las negociaciones que tuvieron lugar con el PSOE después de las generales del 28-A y del 10-N de 2019. Díaz y el ministro de Consumo, Alberto Garzón, según Iglesias, «no entendieron» las negociaciones con el PSOE para formar una coalición.
Iglesias volvió a señalar a sy teórica sucesora como «la mejor candidata que puede tener la izquierda», y lo argumentó porque es capaz de «penetrar» de forma «muy eficaz» en el espacio electoral del PSOE. Sin embargo, la vicepresidenta sigue descartando encabezar cualquier candidatura y rehuye de la presión y los intentos de control que lanzan desde Podemos.
En el PP, el 8-M se vivió de forma menos intensa tras de la batalla interna que ha acabado propiciando la convocatoria de un congreso extraordinario para elegir nuevo presidente. Su coordinadora general, Cuca Gamarra, erigió en símbolo del día a la mujeres ucranianas y rusas «que se levantan para exigir el cese de la guerra y defender la libertad». Finalmente, algunos de sus miembros acudieron a las manifestaciones, aunque como el resto de partidos -excepto Vox, que evitó ir- participaron por separado y sin mostrar unidad política.
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