El PSOE aguanta el pulso y tumbará en el Congreso la reforma fiscal de Podemos

Los socialistas tratan de quitar hierro a este nuevo choque con sus coaligados. En las últimas semanas Unidas Podemos ha recuperado la estrategia de escenificación del conflicto en la que siempre creyó Pablo Iglesias y en la que nunca se sintió cómoda su sucesora, Yolanda Díaz. El cambio coincide con un cierto distanciamiento entre el partido y la vicepresidenta segunda, a la que el exsecretario general ha ido marcando el camino en sus intervenciones mediáticas más recientes. Pero en el Ejecutivo vinculan el cambio de actitud, más que a una cuestión de fondo, a las inminentes elecciones en Castilla y León y a un intento de los morados de llegar a su «nicho» de votantes.

«Si es algo que va más allá lo veremos», dicen desde la Moncloa, evitando, no obstante, mostrar cualquier signo de preocupación. La dinámica no les es desconocida. Algunos en el PSOE reconocen que resulta incómoda y que genera una imagen de inestabilidad negativa, pero tras ese malestar subyace también la convicción de que Unidas Podemos nunca tensará tanto la cuerda como para romper el Gobierno. «Ni ellos se van a ir ni forzarán que los echemos», afirman fuentes de la dirección socialista.

Lo cierto es que por episodios de similar enjundia se ha convocado otras veces la comisión de seguimiento del pacto de coalición. El protocolo interno señala, entre otras cosas, que los ministros deben «respetar su marco competencial propio» y evitar «opinar o dar publicidad a proyectos de otros ministerios» antes de que sean refrendados por el Consejo de Ministros. María Jesús Montero, la competente en la materia, no ha hecho pública aún su propuesta de reforma fiscal y no tiene intención de hacerlo hasta después del día 28, la fecha prevista para que el comité de expertos al que en abril de 2021 se encargó un análisis del sistema presente su informe.

La titular de Hacienda echó en cara hace dos días a sus socios que se le adelantaran. La ministra de Derechos Sociales y líder de Podemos, Ione Belarra, replicó que en un Gobierno de coalición las dos partes deben participar en los «debates centrales».

El portavoz parlamentario de los morados, Pablo Echenique, concedió este jueves en TVE que es a Montero a quien corresponde marcar la posición del Gobierno pero insistió en que todo partido tiene que tener un «proyecto de país integral» y reclamó al PSOE que no haga un «drama» por quién presenta antes una iniciativa. «Esto afecta gravemente a la sanidad, a la educación o a la ley de dependencia; preferimos hablar de contenidos que de tiempos», esgrimió.

Efectivamente, en público los socialistas se han ceñido a una cuestión de ritmos sin entrar en las propuestas concretas de sus socios para, supuestamente, aumentar la recaudación en 30.000 millones de euros (un endurecimiento del IRPF para las rentas a partir de 120.000 euros, una tasa para las grandes fortunas no bonificable por las comunidades autónomas o un impuesto a las grandes eléctricas, entre otras). En privado, sin embargo, la desdeñan y aseguran: «No vamos a subir más los impuestos».

En el Gobierno esgrimen que los fondos europeos aportarán una liquidez que hace innecesario dar ese paso y añaden que ya se ha cumplido el 90% del pacto de la coalición sobre fiscalidad. Es cierto que se ha fijado un 15% para el impuesto de Sociedades y se ha endurecido el régimen para las Sicav o las Socimi, pero la subida del IRPF para grandes rentas ha quedado muy por debajo de lo firmado. Se hablaba de subir dos puntos a partir de los 130.000 euros y se subió a partir de los 300.000.