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Las reuniones mensuales que vienen celebrando Carles Puigdemont y Santos Cerdán en Suiza, fruto de los compromisos adquiridos por el PSOE con Junts para la investidura de Pedro Sánchez hace un años, se han convertido en el espacio en el que los socialistas tratan de ... aplacar las sucesivas amenazas de los independentistas. Su último órdago lo lanzó el lunes pasado el expresidente catalán al anunciar una iniciativa en el Congreso para que el jefe del Gobierno español se someta a una cuestión de confianza.
Los posconvergentes, que han intensificado sus exigencias con el nuevo curso una vez que Salvador Illa fue aupado por ERC a la presidencia de la Generalitat, quieren seguir haciendo valer el peso de sus decisivos siete escaños en el Congreso. Por ello han situado esa exigencia a Sánchez, pues constitucionalmente solo puede convocar la moción él mismo, como peaje para los nuevos Presupuestos del Estado ya aplazados y pendientes de negociar.
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En ese contexto, socialistas y junteros mantuvieron este viernes un nuevo encuentro en suelo helvético, con el objetivo de los primeros de tratar encauzar el nuevo pulso de Puigdemont. La cita, desvelada por El Periódico, se registraba precisamente el mismo día en que Sánchez se reunía con los presidentes autonómicos, en su mayoría del PP, en Santander con el desencuentro como resultado.
La negativa de Sánchez a someterse al parecer de la Cámara baja aboca, en principio, a que la Mesa del Congreso, con mayoría del PSOE y Sumar, tumbe la proposición de ley por la que Junts pretende que la Cámara baja inste al jefe del Gobierno a activa el mecanismo de debate de la cuestión de confianza. Los de Puigdemont creen, según fuentes del partido, que dejar paso a su iniciativa permitiría ganar un par de meses para tratar de reencaminar su entente con los socialistas y de paso otorgaría una pieza a los secesionistas de la que éstos pudieran ufanarse.
Por esa misma razón, desde Junts han advertido de que habrá «consecuencias» si su reclamación encalla nada más entrar en la Cámara baja. Unos efectos que apuntan, de acuerdo a los mismos medios citados, a la imposibilidad de que los posconvergentes avalen las futuras Cuentas del Ejecutivo de Sánchez.
Aunque lo habitual es que la Mesa dé trámite a las proposiciones no de ley, dado su carácter no vinculante, existe un precedente similar por el que se vetó el intento del PSOE -entonces capitaneado por Alfredo Pérez Rubalcaba- para que el presidente de aquel Gobierno, Mariano Rajoy, diera explicaciones por el 'caso Bárcenas'. En esa ocasión entendieron los letrados que se trataba, en realidad, de una moción de censura encubierta, algo sin cabida -planteada de ese modo- en el orden constitucional.
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