El refugio de lujo de Vladímir Putin en Altea

Las vistas al mar Mediterráneo y a las montañas de la Marina Baixa dibujan un paisaje paradisíaco en torno a Altea Hills, el complejo de lujo donde el máximo mandatario ruso ha disfrutado de sus vacaciones años atrás, antes de convertirse en uno de los personajes políticos más controvertidos tras iniciar la guerra para hacerse con Ucrania. Empresarios, políticos y otros personajes influyentes de la sociedad rusa han escogido este espectacular resort en la localidad de Altea, para el que es necesario una invitación de algunos de sus vecinos para acceder a sus imponentes instalaciones al alcance de un reducido grupo de personas en todo el mundo.

Algunas de sus mejores viviendas pueden llegar a costar hasta 7,5 millones de euros, siendo una de las zonas más cotizadas y deseadas de toda el arco mediterráneo. Según confirmó la agente inmobiliaria de villas de lujo Alex Soviet en Altea y han corroborado distintos trabajadores de la urbanización, el presidente ruso Vladimir Putin visita este municipio alicantino dos veces al año durante la época estival, con el fin de desconectar de sus quehaceres al frente del Kremlin.

Dentro de esta urbanización, nadie sabe lo que ocurre. Hay vigilancia las veinticuatro horas del día y su seña de identidad es la discreción conjugada con toda clase de lujos inimaginables. No obstante, no existe confirmación oficial por parte del gobierno ruso ni de su embajada, ni tampoco de la propia empresa inmobiliaria, sobre la presencia del presidente ruso en tierras alicantinas en pro de mantener la máxima privacidad posible.

El encanto que provoca esta provincia de la Comunidad Valenciana entre la ciudadanía rusa ha elevado el número de residentes venidos de este país hasta las 25.000 personas empadronadas, según cuantifica la Casa Rusia en Alicante. La gran mayoría de ellos, exhiben un elevado poder adquisitivo con el que pueden hacer frente a los insultantes y elevados precios que tienen las villas de lujo que rodean la Costa Blanca. Hace más de siete años, cuando se desencadenó la crisis de Crimea, Vladimir Putin no dudó en pausar su agenda política a pesar de la contienda para tomarse unas vacaciones en Altea.

Altea es para los rusos lo que para los ingleses representa Benidorm. Un lugar de ensueño para la cultura soviética desde que Raphael cruzara el Telón de Acero para convertirse en una estrella musical por delante de los Rolling Stones o los Beatles. Desde los años 60 hasta la actualidad, Alicante representa una ubicación idílica para que los turistas del este del Viejo Continente desconecten durante los meses de junio, julio y agosto.

Tanto es así que Altea cuenta con la primera iglesia ortodoxa rusa construida en España. El Templo del Arcángel Miguel se ubica dentro de la propia urbanización donde veranea Putin y tanto los materiales como la mano de obra son de origen ruso. La primera piedra fue puesta en 2002 por el obispo Miguel Storogenko y la consagración del templo se llevó a cabo en 2007 por el metropolita Cirilo Gundiáyev.