El reto de legislar en situación de emergencia y proteger a los diputados

La 'democracia a distancia', el uso de medios telemáticos para celebrar sesiones, el voto digital, ha sido un debate recurrente y sin resultados. Ahora se ha convertido en una obligación que deberá contar, cuanto antes, con una adecuada regulación.

 

El trabajo en el Parlamento Federal de Bélgica se ha tenido que reorganizar para mantener el control al Gobierno de emergencia, presidido por Sophie Wilmès. La Cámara le otorgó poderes especiales hace un mes (84 votos a favor, 44 en contra y ninguna abstención) para combatir la propagación de la pandemia. Una solución de último recurso para un país que estaba lastrado por un Ejecutivo en funciones desde el 18 de diciembre de 2018.

Las sesiones se celebran en condiciones restrictivas y siguiendo un formato telemático. La actividad esencial se circunscribe a las comparecencias de los ministros para exponer sus decretos y la misma fórmula se plantea para los debates. Se trabaja incluso en extender la videoconferencia para limitar la presencia física en las salas de reuniones y organizar audiencias de expertos.

La Asamblea Nacional francesa funciona estos días a medio gas, aunque no ha suprimido su actividad a pesar de haberse convertido en un foco de la epidemia, con al menos 26 casos entre ellos 18 diputados. Cerrada durante varios días al principio del brote, los diputados regresaron el pasado 19 de marzo, aunque en sesiones muy reducidas con solo tres parlamentarios por grupo. Se han examinado por el momento los textos de urgencia para hacer frente a la crisis, pero se han aparcado reformas como la del sistema de pensiones o la reforma del audiovisual. Siguen funcionando las cuestiones al Ejecutivo.

El Bundestag, el Parlamento federal, continúa en activo pese a la crisis del coronavirus y sigue celebrando sesiones ordinarias aunque con un número reducido de diputados presentes. El pasado 25 de marzo el pleno de la Cámara baja acordó reducir de la mitad a tan solo un cuarto el número mínimo de parlamentarios presentes para tomar decisiones en firme. Bastará con la presencia de 178 diputados de los 709 con que cuenta el Bundestag en su 19 legislatura para la aprobación de leyes. Esta normativa excepcional estará vigente de manera limitada hasta el 30 de septiembre próximo y tiene como objeto mantener el funcionamiento de la cámara aunque muchos de sus miembros se encuentren enfermos o en cuarentena.

El Parlamento británico cerró sus puertas el 26 de marzo tras aprobar la ley de emergencia que da poderes extraordinarios al Gobierno para enfrentarse a la crisis. El cierre se adelantaba a la fecha prevista del receso vacacional. La reapertura está fechada para el 21 de abril. La Cámara de los Comunes está mejorando sus sistemas para que los comités puedan tener reuniones por videoconferencia. El de Salud y Asistencia Social ya tuvo una reunión con testigos compareciendo mediante vídeo. Los parlamentarios, mientras tanto, resuelven problemas de sus votantes en sus circunscripciones electorales y envían preguntas a los ministerios, obligados a responderles.

La pandemia del coronavirus no ha detenido la actividad parlamentaria en Italia. Aunque ha habido sesiones en el Senado y en la Cámara de los Diputados con una presencia de legisladores más baja de lo habitual, los plenos han seguido celebrándose. Los senadores y diputados guardan la distancia de seguridad dejando asientos vacíos entre sus escaños y también llevan mascarillas y guantes para evitar los contagios.

Pese a que la ciudad de Moscú, sede de las dos cámaras del Parlamento ruso (la Duma y el Consejo de la Federación), se encuentra en confinamiento total y a que hay varios diputados infectados por el coronavirus, los legisladores continúan su trabajo. Las medidas de autoaislamiento decretadas en la capital rusa excluyen a los cargos públicos «imprescindibles» y sus señorías de las dos Cámara rusas se consideran altamente necesarios ante la actual emergencia sanitaria. Bien es cierto que muchos parlamentarios procuran no acudir estos días a sus despachos si no es absolutamente indispensable.

Sin embargo, lo que no pueden eludir es su presencia en los plenos. No se ha arbitrado por el momento ningún sistema de votación a distancia. La última sesión plenaria de la Duma (Cámara baja) tuvo lugar el pasado 1 de abril, tres días después de declarado el confinamiento general de la población, mientras que el Consejo de la Federación (Cámara alta) se reunió en pleno al día siguiente.

En China, epicentro de la pandemia, el Ejecutivo no se ha visto afectado por el coronavirus en ningún momento. Facilitado por el sistema autoritario que rige el gigante asiático, el Gobierno central tomó el control sobre la gestión de la crisis a finales de enero tras las críticas iniciales a las autoridades provinciales, y ninguno de sus órganos ha dejado de funcionar o ha modificado sustancialmente sus rutinas. Sí que se decidió posponer la reunión anual de la Asamblea Nacional Popular, tradicionalmente celebrada a principios de marzo, y aún no tiene fecha para su celebración.

El Congreso de EE UU está de vacaciones hasta el 19 de abril y se plantea la posibilidad de extender el tradicional receso de primavera. En total, un senador (Rand Paul) y cinco diputados han sido víctimas del virus, uno de ellos (Mario Díaz-Balart) tras cenar en la residencia vacacional de Donald Trump en Palm Beach, donde habían sido invitado el asesor del presidente brasileño Jair Bolsonaro diagnosticado después con Covid-19. Con la mitad de los diputados en grupo de riesgo, al tener 65 años o más, el debate sobre la votación remota se renueva. Los principales retos siguen siendo la seguridad tecnológica y cómo debatir las leyes desde cada esquina del país.

Israel ha celebrado tres elecciones en menos de un año y la formación de su último Parlamento se produjo a mediados de marzo, cuando ya estaban en vigor las restricciones para combatir el coronavirus. En grupos de tres y separados entre ellos para prevenir contagios, los 120 diputados juraron sus cargos. Desde ese día, la Cámara está presidida por Benny Gantz, oponente del primer ministro Benyamin Netanyahu. Fue la última sesión del Parlamento, que se encuentra en periodo de vacaciones con motivo de la Pascua judía.