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El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y el jefe del Ejecutivo catalán, Pere Aragonès, se reunieron este jueves en Barcelona, en el Palau de la Generalitat. Fue el cuarto encuentro formal y cara a cara entre ambos desde comandan sus respectivos ejecutivos. Sánchez y Aragonès ... mostraron una buena relación institucional. Escenificaron que tienen puntos en los que discrepan, sobre todo el referéndum sobre la autodeterminación, si bien tienen intereses comunes y son capaces de llegar a acuerdos, empezando por los indultos o la amnistía. ERC es socio del Gobierno en el Congreso desde hace años y el PSC se ofrece para aprobar los presupuestos del Govern. Pueden hacer intercambio de cromos.
Los dos presidentes se reunieron por espacio de una hora y cuarto y pactaron cinco puntos: reactivar la mesa de diálogo en el primer trimestre de 2024 encabezada por los dos presidentes, aprobar una ley orgánica de garantía del plurilingüismo que garantice el derecho de la ciudadanía a dirigirse a la administración general del Estado en lenguas cooficiales, el traspaso del ingreso mínimo vital (IMV) al Govern, el impulso y financiación de un proyecto para instalar en Cataluña un centro de producción de chips y establecer a partir de enero un calendario para el traspaso de Cercanías. Fuentes del Govern admitieron su satisfacción, pues no esperaban tantos acuerdos.
Los dos dirigentes coinciden en su voluntad de buscar una solución para el conflicto catalán. Donde discrepan es en cómo resolver este sudoku. El presidente del Gobierno volvió a cerrar la puerta a la celebración de un referéndum. Dijo que es inconstitucional, que no hay ninguna Carta Magna en el mundo que acepte la segregación de una parte del territorio, que una consulta sobre la independencia «resultaría contraproducente para la superación de la fractura» del 'procés' y no resolvería el conflicto.
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El Gobierno apuesta por una agenda del reencuentro y la convivencia para dejar atrás los años del 'procés'. Sánchez propone un acuerdo para reforzar el autogobierno de Cataluña, en materia de financiación y defensa de la lengua. Aragonès, en cambio, insiste en el referéndum, desde el argumento de que el catalán es un conflicto de «soberanía» entre dos naciones.
Salvo que el Gobierno dé un volantazo de 180 grados, como ya hizo con la ley de amnistía, que también consideraba inconstitucional hasta el 23-J, la mesa de diálogo entre gobiernos sobre el pleito catalán que se reactivará a partir del año que viene no tendrá mucho recorrido en la cuestión que los secesionistas consideran central. Donde sí puede haber terreno a explorar es en la reforma del sistema de financiación de Cataluña. Los independentistas llevan años reivindicando un concierto como el del País Vasco y Navarra. Artur Mas, de hecho, activó la vía unilateral cuando Mariano Rajoy cerró la puerta a un pacto fiscal. Sánchez, en cambio, abrió este jueves esta posibilidad. «En ese marco (en el del pacto fiscal), podemos hablar de muchas cosas», afirmó. «El Estatuto recoge la opción del desarrollo de la Agencia Tributaria (que ya existe pero con muy pocas competencias). Estamos dispuestos a trabajar en ello», señaló.
El líder socialista, eso sí, exige a los independentistas que hagan un «ejercicio de pragmatismo» y aparquen las reivindicaciones de «maximos». Aragonès, de momento, no está dispuesto a ello. Ambos presidentes comparecieron después de la reunión. Primero lo hizo el presidente del Gobierno y, a continuación, el dirigente republicano. Atendieron a la prensa desde el mismo escenario, la galería gótica del Palau de la Generalitat. Con una diferencia: Sánchez tenía la española y la 'senyera' detrás, mientras que a Aragonès solo le acompañaba la bandera catalana. Los gestos son importantes y visualizan las intenciones.
El presidente de la Generalitat avanzó que en la mesa de diálogo defenderá la celebración de una consulta sobre la independencia. Su objetivo es pactar en los próximos cuatro años las bases para poder convocar un referéndum. El problema que tiene Aragonès es que dentro de un año, tras la celebración de las elecciones catalanas, podría no repetir como president, incluso podría no ser el candidato de ERC si Junqueras es amnistiado. Por lo que tiene prisa para obtener resultados de la negociación con el Gobierno.
El tiempo apremia y compite además con Carles Puigdemont, cuyos 7 escaños son igual de decisivos o más que los de ERC para la estabilidad del Gobierno. Junts negocia en paralelo con los socialistas en otra mesa de diálogo, en el extranjero y con mediador. Sánchez hizo este jueves gestos al president, al ser el primero con el que se reúne desde su investidura, y además en el Palau de la Generalitat. La reunión, según la Moncloa, fue un ejemplo de normalidad política e institucional. «Diálogo y negociación para avanzar en la resolución del conflicto», aseveró el presidente del Gobierno. La cita consolida la relación bilateral entre ambos ejecutivos.
Sánchez, en su visita a Cataluña, también hizo guiños hacia Puigdemont. Celebró, en una entrevista en Rac1, que «se reconozca y rehabilite» al expresidente de la Generalitat con quien se reunirá, como es «lógico» y «razonable», tras la aprobación de la ley de amnistía. Sobre la causa de Tsunami Democrático, afirmó que «no es comparable» con ETA o el yihadismo.
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