Sánchez: «Buscamos cerrar las heridas del franquismo, no abrirlas»

Pedro Sánchez quiso presidir un acto en el que se entregaron 20 «diplomas de reparación», la mayoría de ellos a personas asesinadas durante lo Guerra Civil o durante la dictadura. Entre los homenajeados, figuran dos sacerdotes ajusticiados por las tropas golpistas durante la contienda, Anita –una de las Trece Rosas, nueve de ellas menores de edad, fusiladas en agosto de 1939 en el cementerio madrileño de La Almudena– un maestro de logia masón, una profesora de escuela infantil, sindicalistas y feministas o un dirigente del PNV. También se reconoció al primer presidente del Congreso tras la recuperación de la democracia, Fernando Álvarez de Miranda, quien sufrió el destierro y la persecución por su defensa de las ideas democráticas.

Cuando el presidente del Gobierno tomó la palabra, lo primero que hizo fue recordar al padre de Benita, Facundo Navacerrada, quien fue fusilado en el cementerio madrileño de Colmenar Viejo y cuyos restos aún busca su hija, de 90 años y quien acudió al acto con una foto de su progenitor a la altura del pecho. «¿En nombre de qué se puede negar el deber de todo un Estado a ayudarles en esa búsqueda? No se busca reabrir heridas, sino cerrarlas», pronunció Sánchez con la mirada puesta en Benita y en clara alusión a un PP que se ha comprometido a derogar la Ley de Memoría Democrática en cuanto alcance la Moncloa. «Ninguna democracia –añadió el líder socialista– puede construirse sobre los pactos de silencio. Hay que desprenderse de viejas hipotecas».

Desde Moncloa se censuró la ausencia en este acto de dirigentes del PP. La primera la de Alberto Núñez Feijóo. Pero también la de otros populares que ostentan cargos institucionales, como la presidenta madrileña Isabel Díaz Ayuso o el alcalde de la capital, José Luis Martínez Almeida. Todos ellos estaban invitados al homenaje, aseguran fuentes del Gobierno, que añaden que estas ausencias vienen a sumarse a otras como la de la cumbre bilateral con Alemania celebrada en A Coruña el pasad 5 de octubre. Se trata, sentencian en Moncloa, de una estrategia deliberada del PP para boicotear la agenda del presidente del Gobierno.