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El presidente del Gobierno y el líder de la oposición se han reunido este jueves en La Moncloa para tratar el aumento del gasto en defensa ... . Se produce casi 15 meses después de su última reunión , la celebrada el día de la lotería de 2023 ya con la relación entre ambos muy enconada, pero de la que salió el pacto para dignificar a las personas con discapacidad con la reforma del artículo 49 de la Constitución y el renovado compromiso de actualizar el Consejo General del Poder Judicial que cristalizaría, al fin, seis meses después. En esta ocasión, el encuentro ha transcurrido en un tono de «buen talante y constructivo», según fuentes del Gobierno.
De la cita no ha salido ningún acuerdo. En el Ejecutivo insisten en que es pronto para plantear propuestas concretas y para definir cuánto y a qué ritmo se elevará ya este año el gasto en defensa. Remarca que será preciso esperar a que la UE defina qué partidas cabe incluir bajo ese concepto y bajo el más amplio de «seguridad», por el que abogsb España y otros países de la UE: con qué instrumentos cabe contar (si habrá si no transferencias directas y no solo préstamos), y cómo se articularán. El Partido Popular coincide en señala la falta de acuerdo. «Salimos igual que entramos», han afirmado desde el PP.
Ha tenido que mediar un endiablado contexto internacional, sacudido por el disruptivo segundo mandato de Donald Trump al frente de Estados Unidos y bajo las exigencias de un rearme de la UE que va a forzar a España a acelerar el cumplimiento del compromiso de gastar en defensa el 2% del PIB adquirido con la OTAN, para que Pedro Sánchez y Alberto Núñez Feijóo se sienten de nuevo frente a frente a fin de encarar un reto de país.
La paradoja es que estando ambos de acuerdo en el posicionamiento de fondo, resumido en que el trumpismo ha de tener límites, que la paz en Ucrania no puede acabar en victoria del «agresor» -la Rusia de Vladímir Putin- y que Europa ha de recobrar prestancia en el escenario global, Sánchez no ha dado muestra de querer procurarse de forma proactiva el apoyo de los populares, a los que sigue vinculando con «la internacional ultraderechista» por sus pactos con Vox, y pese al desmarque de sus socios de izquierdas del incremento en el presupuesto militar; y Feijóo presiona para que su rival tenga que someter su fragilidad parlamentaria también en este asunto a examen en el Congreso.
La de hace 15 meses, aquel 22 de diciembre de 2023 en el que el presidente concedió al jefe de la oposición «la perra gorda» de reunirse en el terreno neutral del Congreso en vez de en La Moncloa, fue esa la última vez no solo en la que se encontraron en persona, sino en la que conversaron. En medio, apenas un mensaje de condolencia de Feijóo a Sánchez por la muerte de su suegro. Y ni palabra a cuenta de la dana, la peor catástrofe natural sufrida por el país en un siglo. Todo ello en medio de la paulatina depauperación de una legislatura encrespada desde el inicio al conseguir el líder socialista reeditar su mandato, tras haber perdido las generales, gracias a sus pactos con el conjunto del soberanismo catalán, vasco y gallego.
Sánchez y Feijóo se saludaron por primera vez en La Moncloa el 7 de abril de 2022, un puñado de días después de que el dirigente gallego fuera entronizado como nuevo líder del PP en el congreso extraordinario celebrado en Sevilla a raíz de la defenestración de Pablo Casado. Quién lo diría bajo la luz de este tiempo, pero ambos interlocutores concluyeron que aquel estreno había sido cordial aunque resultara infructuoso en lo que a acuerdos se refiere. Nada que ver, pese a todo, con el tono despectivo que se cruzan ahora, miércoles sí y miércoles también, desde sus respectivos escaños en las sesiones de control al Gobierno.
Ese mismo año, en octubre, los dos repitieron cita, forzada, eso sí, por la repentina dimisión del entonces presidente del CGPJ, Carlos Lesmes, tan harto de la interinidad en el gobierno de los jueces -la cual se prolongaría un lustro- que ejecutó la amenaza que iba ido telegrafiando de que renunciaría para intentar empujar a entenderse a Sánchez y Feijóo. Los dos terminaría por consensuar los nuevos 20 vocales del Poder Judicial en junio de 2024, pero lo hicieron por colaboradores interpuestos -el ministro Félix Bolaños y Esteban González Pons- y bajo la cobertura de una inaudita mediación de la Comisión Europea.
Pero fueron las elecciones generales del 23 de julio de 2023, culminadas con la reelección de Sánchez ese noviembre para su tercer mandato, las que dinamitaron los puentes. Antes, en septiembre, Feijóo citó a su rival como candidato a una investidura que sabía que iba a perder. Un mes después, Sánchez hizo lo propio con su oponente, sin tener amarrado aún el decisivo espaldarazo de Junts a cambio de la ley de amnistía pero con más cartas para continuar en el poder. Como así acabó siendo.
La ronda de contactos que comienza a las diez de la mañana con Feijóo ofrecerá una imagen sin precedentes en democracia. Por primera vez, la izquierda abertzale connivente en el pasado con ETA y hoy homologada políticamente a través de la sigla de EH Bildu será recibida en el Palacio de la Moncloa por un presidente español. Sánchez, que ha convertido a la coalición de Arnaldo Otegi en socio de confianza en las dos últimas legislaturas, ya cruzó el Rubicón de citarse con los portavoces del independentismo vasco en el Congreso y en el Senado, Mertxe Aizpurua y Gorka Elejabarrieta, dentro de otra ronda, la ya mencionada para su última investidura.
Pero la fotografía de este jueves permitirá a Aizpurua, periodista de Egin condenada en su día por enaltecimiento del terrorismo, retratarse en nombre de los suyos en el complejo que encarna el Poder Ejecutivo en España. El PP ha acerado sus críticas por el modo en que Sánchez ha diluido el perfil de Feijóo, líder del primer partido del país como ganador de las generales de 2023, entre los de los portavoces de sus socios haciendo hincapié, entre otras cosas, en la presencia de Bildu en el palacio monclovita. El presidente excluyó a Vox de su ronda, como ha hecho con otras precedentes, y no despachará con las fuerzas de Sumar porque ha lo hizo de tú a tú con Yolanda Díaz el martes tras constatar sus diferencias en cuanto al gasto militar.
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